Inflación, recesión y endeudamiento récord: ¿cuáles son los riesgos?

Hasta fines de octubre, el Tesoro nacional colocó títulos en dólares por U$S24.700 millones, emitió bonos en pesos por U$S15.300 millones y Letras por U$S5.800 millones. En total, la Argentina recibió préstamos por U$S45.800 millones y se estima que terminará el 2016 en torno a los U$S50.000 millones.




Con el 2016 llegando a su fin, la lluvia de dólares prometida por la administración de Mauricio Macri no se concreta y la actividad económica no termina de arrancar. En este contexto, cada vez son más los economistas y expertos que muestran preocupación por los inéditos niveles de endeudamiento que registra la Argentina, a casi un año de mandato del gobierno de Cambiemos. La cadena de noticias británica BBC sugiere en un reciente informe que la toma de deuda desmedida puede convertirse “en su talón de Aquiles”.

Ante un panorama recesivo e inflacionario y un déficit fiscal que no se reduce, el oficialismo decidió recostarse fuertemente en la emisión de deuda. Apostó a la confianza que generaría en el sector privado la llegada de Macri a la presidencia de la Nación. Así las cosas, tras el acuerdo con los holdouts, la Argentina volvió a los mercados internacionales después de 15 años. Y lo hizo con un nivel de emisión récord.


Hasta fines de octubre de este año, el Tesoro nacional colocó títulos en dólares por alrededor de U$S24.700 millones, emitió bonos en moneda local por un equivalente a U$S15.300 millones y Letras por U$S5.800 millones. En total, la Argentina recibió préstamos por U$S45.800 millones. Se estima que terminará el 2016 con emisiones en torno a los U$S50.000 millones.







La última información oficial, provista por el secretario de Finanzas Luis Caputo, arroja una factura de U$S258.892 millones. La cifra corresponde al primer semestre de 2016. Todo indica que el año terminará con una deuda mayor.
De acuerdo con un informe de la Universidad de Belgrano, estos niveles de endeudamiento suponen un incremento del 68% respecto del nivel de fines de 2005 y del 7,6% con relación a fines de 2015. El total de la deuda pública (interna más externa) representa un 55% del PBI, menos de la mitad del 120% que totalizaba antes de la reestructuración de 2005, pero mucho más que el 39% alcanzado en 2011. Antes de la devaluación de diciembre de 2015, la deuda era equivalente al 43,7% del PBI.




Respecto al perfil de los acreedores, aproximadamente la mitad del stock de deuda está en manos de entidades públicas (ANSES y Banco Central, entre otros). En 2005, la deuda intra sector público representaba apenas el 8% del total, según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF). Por otro lado, la deuda con el sector privado alcanza al 19% del PBI, mientras que en 2004 ascendía al 91%.

En términos absolutos, el gobierno de Macri tomó en menos de un año más deuda que la que contrajo la última dictadura militar en su conjunto. Según señala un estudio del Centro CIFRA de la CTA, entre 1975 (último año democrático) y 1983, la deuda externa total ascendió de U$S7.900 millones a US$45.900 millones, un aumento de U$S38.000 millones. Si se coteja la deuda como porcentaje sobre el PBI, la herencia del gobierno de facto fue mucho peor: pasó de 34% a 72% en 1983.


Comparado con los países de Latinoamérica, la administración macrista se endeudó durante 2016 a un ritmo muy veloz. Hacia agosto, las emisiones de deuda de la Argentina en lo que iba del año superaban a las efectuadas por Brasil, México, Colombia y Perú en su conjunto. Y si bien desde el gobierno de Cambiemos celebraron la buena aceptación en los mercados internacionales, la Argentina sigue siendo mirada con recelo. Mientras los títulos soberanos de nuestro país pagan un interés de entre el 6,5% y el 8%, en Brasil los bonos similares tienen un rendimiento menor a 5,5%, y en México, alrededor de 4,25%. Es cierto, antes del arreglo con los holdouts Argentina conseguía dólares a tasas del 15%. Ahora le prestan mucho, aunque todavía es caro el dinero que consigue.





Las provincias miran a la Nación y replican el esquema financiero: cubrir el déficit fiscal con endeudamiento. Según publicó Reuters, se estima que durante 2016 las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires terminen solicitando bonos por U$S7.900 millones de dólares.

La provincia de Buenos Aires es la que más deuda tomó en los mercados financieros: alrededor de U$S3.000 millones. Una parte significativa de ese total está siendo destinado a cubrir el déficit provincial, estimado en U$S1.600 millones. El Presupuesto 2017 prevé un endeudamiento en pesos de 84.300 millones  y 672 millones de dólares, cifras que representan un incremento de más del 40% con respecto a lo contraído durante 2016.




La defensa del Gobierno respecto de la política financiera plantea que el endeudamiento es una solución transitoria a un problema fiscal. El ministro de Hacienda Alfonso Prat-Gay manifestó en reiteradas oportunidades que la emisión de deuda evitaba incurrir en un ajuste ortodoxo en la economía.

Sin embargo, la historia argentina demuestra que la deuda externa ha sido un instrumento para condicionar la soberanía política y económica del país. Más que un resorte para el desarrollo, el excesivo endeudamiento fue una guillotina para las capacidades nacionales, que se terminó pagando con el sufrimiento y el sacrificio social del pueblo. Para que esa trágica historia no se repita, conviene volver a poner el foco en los riesgos y amenazas que traer el endeudamiento.