Inundaciones en Buenos Aires ponen a la producción rural al borde del colapso

El temporal del fin de semana volvió a poner en foco el problema hídrico en la provincia. Carbap advirtió sobre las pérdidas millonarias y las consecuencias a largo plazo en la producción agropecuaria si no se toman medidas urgentes.

La fuerte tormenta del fin de semana, que afectó seriamente a algunas zonas del conurbano, volvió a poner en foco el problema hídrico de la provincia de Buenos Aires, en coincidencia con un informe de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa  (Carbap), que advierte sobre las pérdidas millonarias y las consecuencias a largo plazo en la producción agropecuaria de todo el territorio bonaerense si no se toman medidas urgentes.

Según  la gobernadora María Eugenia Vidal, en junio ya se había terminado la mitad de las obras del plan de emergencia de la zona noroeste de la provincia, lo que debería mitigar la situación en una de las regiones con mayor capacidad productiva del país, sin embargo, los reportes de los productores  van en sentido contrario y mas allá de las inclemencias climáticas que no dan descanso, advierten que la situación va empeorando y corre riesgo no solo la producción sojera, sino también la cría de ganado.

Las estimaciones indican que, por el momento, están afectadas más de un millón de hectáreas, y desde Carbap calificaron la situación como "desesperante" y remarcaron que parte de esas zonas, "como el partido de General Villegas, vienen en problemas desde hace más de 15 meses". Y en ese sentido puntualizaron que "la diversidad de problemas que generan estas inundaciones va desde la pérdida de miles de hectáreas de soja y maíz que no se pudieron cosechar, cientos de miles de litros de leche que se tuvieron que tirar, hasta la pérdida de terneros y vacunos en general".

Para la entidad ruralistas, "las pérdidas no solo son productivas, sino también la infraestructura, sobre todo la parte vial, que está colapsada, poniendo en juego la vida rural". La proyección para finales de agosto era de una pérdida de casi 700 mil hectáreas de soja, unas 276 mil de maíz, 80 mil de  trigo y más de 65 mil de girasol, que, en términos económicos, representa una volumen superior a los mil millones de dólares que dejarán de producirse en esta temporada.

Pero además, se alerta sobre una caída sensible en la producción ganadera, que podría representar una baja de más del 5 por ciento en el total de cabezas de ganado para los años 2018/19, lo que podría hacer colapsar el sistema de producción bonaerense y dispararía los precios de la carne por la baja en la oferta.

Esto es así porque del total de hacienda de la provincia, estimado en 18 millones de cabezas, por lo menos el 65 por ciento, es decir, unas 12 millones, se encuentran en zonas anegadas o directamente inundadas, lo que necesariamente aumentará el número de muertes en la etapa de parición, que está comenzando en este momento, y dificultará seriamente el proceso de preñez que garantice el crecimiento futuro del ganado bonaerense. Según la Sociedad Rural, se perderán 300 mil cabezas de manera directa por las inundaciones, lo que podría tener impacto en los precios en los próximos meses, además de avizorar un futuro oscuro para el mediano plazo de los productores.

La actividad lechera también se ve seriamente afectada “no solo por el impacto directo de las precipitaciones sobre la oferta de forraje y bienestar animal, que ocasionó una merma en la producción, sino también por el colapso de la red vial, que impidió el normal envío de la leche de los tambos a las usinas lácteas, y se tuvo que tirar  la leche en muchos casos por la imposibilidad de sacarla de los campos”.

Lo que se combinó con “cambios en la estructura de costos y un precio pagado al productor por debajo de esos costos, sumados a los problemas climáticos y de infraestructura, conformó un combo mortal para muchos tambos, que derivó en el cierre de los mismos”, según concluye el  informe de Carbap.

Desde el Gobierno de Vidal y, llamativamente, también desde la oposición, hacen silencio de radio sobre esta situación, que en algunos distritos, como General Alvear, Tapalqué y Las Flores, representa una afectación directa de más del 60 por ciento de su superficie productiva, por lo que los productores todavía deben esperar que bajen las aguas para evaluar las pérdidas y proyectar las acciones que se deberán seguir.

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