¿Las elecciones de medio término en la provincia anticipan el resultado de las presidenciales?

Un repaso por los resultados de las elecciones legislativas en territorio bonaerense desde 1987 muestra que en más del 80% de los casos anticipan el resultado de las elecciones presidenciales a nivel nacional.

En marzo, tanto la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, como varios funcionarios de segunda y tercera línea del Gobierno habían esgrimido una crítica a las elecciones legislativas de medio término, basándose en un supuesto “efecto destructivo” sobre las presidencias de turno. 

Tras las declaraciones de Michetti, El País Digital realizó un análisis sobre el impacto de las elecciones de medio término en la gobernabilidad de los presidentes (ver aquí). En aquel caso se observaba que salir victorioso de la primera elección intermedia era clave para la gobernabilidad presidencial en la democracia post 1983. 

Además de ese dato, existe otro sustancial: en el 85% de los casos, el resultado que en los comicios de medio término obtiene el oficialismo nacional de turno en la provincia de Buenos Aires anticipa el de las presidenciales inmediatamente posteriores.



En 1987, las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires se realizaron en simultáneo con los comicios para elegir gobernador, el oficialismo de Raúl Alfonsín llegaba a las legislativas golpeado por el fracaso del Plan Primavera y la creciente inflación. Resultó electo Antonio Cafiero del Frente Justicialista Renovador por sobre el radical Juan Manuel Casella y arrastró la lista legislativa a del justicialismo a la victoria por casi 8 puntos sobre la UCR.

Fueron electos en dicha ocasión dirigentes de la talla de Ítalo Luder, Eduardo Duhalde, José María Díaz Bancalari y Guido Di Tella, entre otros. Esta elección fue un presagio de la derrota del candidato oficialista Eduardo Angeloz y la victoria del justicialismo en las elecciones presidenciales de 1989, de la mano de Carlos Menem.

Ya en 1993, durante el primer periodo presidencial de Menem, el Partido Justicialista afianzó y amplió los resultados legislativos de la elección de 1991 en la provincia de Buenos Aires. De cara a la última elección intermedia previa a la reelección del riojano en 1995, el Frente Justicialista Federal encabezado por Alberto Pierri logró una aplastante victoria con 48 puntos frente a los 26 del radicalismo liderado por Federico Storani, obteniendo así el 57% de las 35 bancas en juego por la provincia.



Sin dudas, ganar el distrito más poblado del país facilitó la victoria legislativa del justicialismo a nivel nacional por más de 12 puntos y le abrió las puertas a la reelección del presidente en las ejecutivas de 1995.

Finalizando el segundo mandato de Menem, se celebraron las elecciones legislativas del 26 de octubre de 1997, donde el oficialismo sufrió su primera derrota en territorio bonaerense desde 1985. La incipiente Alianza entre la UCR, el Frente Grande y el FREPASO, con Graciela Fernández Meijide y Federico Storani encabezando las listas, le arrebataron 48,2% a 41,4% las elecciones en territorio de la provincia a la lista del justicialismo encabezada por Hilda “Chiche” Duhalde, y dieron paso a la victoria de Fernando De la Rúa en las presidenciales de 1999.

El 14 de octubre 2001 marcó el primer test electoral importante de la presidencia de De la Rúa, en dichas elecciones el oficialismo hizo agua en la provincia donde solo cosechó un 15% de los votos y fue aplastado por más de 20 puntos por el justicialismo. La boleta de la Alianza encabezada por el expresidente radical Raúl Alfonsín no pudo hacerle sombra a la lista del Partido Justicialista liderada por Eduardo Duhalde.



La estrepitosa derrota dio paso a la renuncia anticipada del presidente Fernando De la Rúa en medio de una tormenta económica y tras una profunda crisis política que había implosionado su coalición de gobierno y había llevado a la renuncia del vicepresidente Carlos "Chacho" Álvarez en octubre del 2000.

Las elecciones legislativas de 2005 y 2013 mantienen las similitudes entre sí: los resultados en el territorio bonaerense anticiparon los de las elecciones presidenciales de 2007 y 2015. En 2005, el amplio triunfo por 25 puntos del Frente para la Victoria en la provincia, encabezado por Cristina Fernández de Kirchner, le permitió proyectarse hacia la presidencia solo dos años después.

Algo similar sucedió en el año 2013: el Frente Renovador de Sergio Massa derrotó por poco más de 1 millón de votos a la lista del Frente para la Victoria encabezada por Martín Insaurralde. Este resultado le abrió paso a la derrota del oficialismo dos años después en las elecciones presidenciales de octubre de 2015 y que permitieron a Mauricio Macri acceder al sillón de Rivadavia.

De todos los casos analizados, el único desviado de la regla es el de las legislativas del año 2009. Dichas elecciones fueron las únicas desde el retorno de la democracia en 1983 en la que los resultados de medio término en la provincia no anticiparon a los de las presidenciales.



Por entonces, el espacio Unión PRO, encabezado por Francisco De Narváez y en alianza con el PRO de Mauricio Macri, dio un zarpazo inesperado y le arrebató por poco más de dos puntos la provincia de Buenos Aires a la lista encabezada por el exmandatario Néstor Kirchner. Esta elección -bastante reñida, por cierto- no pudo sentar las bases de la derrota del Frente para la Victoria en las presidenciales de 2011.

Cabe destacar que las legislativas de 2009 se celebraron en un contexto atípico en donde estaba muy presente en la agenda provincial el conflicto con el campo que había desatado la resolución 125 del por entonces ministro de Economía Martín Lousteau, lo que junto con la caída transitoria en la marcha económica pudo haber dado paso a un voto castigo.

A la luz de los resultados históricos es de esperar que todo el arco político nacional esté prestando atención a las elecciones legislativas de octubre de este año, y en especial al territorio de la provincia de Buenos Aires.

Se percibe en el oficialismo un lógico nerviosismo ya que una derrota bonaerense podría significar un ciclo de poder trunco. Sin embargo, la estrategia de división del peronismo parece un buen augurio para las aspiraciones del oficialismo en octubre. Asi como la derrota en territorio bonaerense puede marcar un fin prematuro para Cambiemos, una victoria podría dar el puntapié inicial para un verdadero proyecto de poder a mediano plazo.

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