Agustina Caride: “Me gusta trabajar la Argentina”

ENTREVISTA. EPD dialogó con la ganadora del Premio Clarín Novela, Agustina Caride, para conocer acerca de su proceso de escritura, de sus sensaciones y de lo que nos espera en marzo, cuando podamos tener un ejemplar en las manos.


Agustina Caride ganó esta semana el Premio Clarín Novela 2021. La suya fue elegida entre 976 manuscritos y lleva por título Donde retumba el silencio.

En su discurso, Clara Obligado la comparó con la escritora británica Virginia Woolf, por su estilo intimista, la misma Virginia que escribía en una carta a Lytton Strachey el 16 de noviembre de 1912: “Es un triunfo conseguir que un extraño crea en los productos de la propia imaginación”. En este caso, “el extraño” es un prestigioso jurado, compuesto por Martín Kohan, Clara Obligado y Martín Caparrós, que la eligieron ganadora.

Agustina Caride nació el 28 de agosto de 1970, estudió Letras y hoy trabaja en talleres literarios y organiza encuentros junto con la escritora Agustina Bazterrica. Lleva escritos más de diez libros y ha sido premiada en diversas ocasiones.

La novela ganadora narra la amistad de dos mujeres, atravesada por los contextos de la época, que en el presente narrativo podríamos denominar “grieta”. El 19 de julio de 1922, Virginia Woolf escribió en su diario: “Son las mujeres las que tienen que establecer la conexión entre la vida y la literatura”; Agustina Caride lo logra.

El País Digital dialogó con la escritora para conocer acerca de su proceso de escritura, de sus sensaciones y de lo que nos espera en marzo, cuando podamos tener un ejemplar en las manos.


Ph: Mora Mattio


¿Cuáles son tus sensaciones al resultar ganadora?

Me siento que voy cayendo de a poco en la realidad. Todavía lo estoy procesando.


¿Te lo esperabas?

No, porque desearlo no es esperarlo. Le tenía fe, pero es una novela que no sabía si era para el Premio Clarín, eso me sorprendió. Una vez que estuve entre las finalistas, pensé que sí, que había una apuesta distinta.


¿Qué podés adelantar de la novela?

Es un “canto” a la amistad entre mujeres. Es la historia de ellas, y la política o la historia argentina está de fondo. No sé si reduciría la novela a la política.

En realidad, ellas se conocen en los 70, y en esa época está esto de “qué cuento” y “qué no cuento”, porque es un momento de silencios, en el que las cosas no se terminaron de poner sobre la mesa, no se terminaron de decir; entonces hay muchos silencios alrededor. Esos silencios vienen con una cuestión de contexto, no de ellas, que no paran de hablar.


Es un "canto" a la amistad entre mujeres.


Hay flashbacks, porque la novela no es lineal. El presente narrativo es el 2020, antes de estar encerrados. Está dividida en dos, la primera parte ocurre toda en un mismo día, a partir de algo clave que es que una de ellas ve un cartel de “VENTA”, de los de arriba del PH en el que vive, y a partir de ahí se disparan un montón de cuestiones, y va el pasado viniendo cada vez más y va contando la historia de ellas, porque la que vende es la amiga.

Son dos íntimas amigas peleadas a muerte, que en este presente narrativo no se hablan y que no se sabe por qué.


¿Cómo aparece la grieta?

Está la grieta porque ellas se conocen en los 70 y van atravesando el contexto. Y la grieta es el último eslabón.


Ya escribiste un libro que está relacionado con la Dictadura, No habrá sino ausencias, y ahora este, Donde retumba el silencio, que comienza en los 70. Ambos títulos me dan la sensación de “vacío”. ¿Estás de acuerdo? ¿Establecés alguna conexión entre las dos novelas?

La conexión, no sé si por el título, es que en ambas hay dos mujeres, en lugares totalmente distintos, porque en la primera es una mujer tratando de escribir la historia de otra mujer, y tiene que ver con el proceso de escritura y con el duelo. En esta también hay un duelo, si se quiere, porque hay distintos tipos de muertes, si bien simbólicas. Y ellas están atravesando el duelo de estar peleadas, y eso les duele y las enoja. Está la cuestión de orgullo y otras por las que pasamos en una pelea. Tienen casi 80 y se conocen a los 20, entonces les duele.

En ese sentido, la palabra “vacío” sí está, porque en ellas hay un vacío, que es la otra. Además, vive una arriba de la otra, y se escuchan y se sienten, y se hacen escuchar. Pero, en el fondo, es “muero por que me escuches, por seguir conectada”. No habrá sino ausencias tiene que ver con una muerte concreta. Clara, la protagonista, está tratando de escribir la muerte de Inés, y está atravesando la muerte de la madre y no puede escribir a Inés hasta que descubre que pensarla y no escribirla la ayuda porque entiende que la historia es más dolorosa que haber perdido a una madre a los 30 años. Es un diálogo en ausencia, en vacío. Hay una conexión ahí también. Una escritora con su personaje que no existe, hay un vacío, está teniendo un diálogo totalmente mental porque no existe una respuesta concreta del personaje. En Donde retumba el silencio también hay un diálogo entre ellas sin estar la otra, cuando están peleadas, en el presente narrativo. Las dos se están hablando y hay muchos momentos en los que se hablan a sí mismas, pero le hablan a la amiga.


En ellas hay un vacío, que es la otra.


Es de los primeros libros en Argentina que tocan la grieta, en términos literarios. ¿Cómo vivís esa situación?

Siento que es algo que está bueno que se hable. Desde el lugar de la construcción, en un primer momento iba a ser más “grietoso”, me iba a meter mucho más en la pelea de ellas, en ese irse alejando, y después me di cuenta de que la amistad tomaba mucha más fuerza, y me fue gustando, me fue ganando. Se empezaron a fortalecer como personajes y las dejé ser. Ahí cobró más espacio la amistad y en un punto me sentí relajada.

La grieta está, más como telón de fondo, así como la historia del país. Pasan por la vuelta a la democracia, por el Corralito, por la AMIA, son cuestiones contextuales. No nos damos cuenta de que algo que parece ajeno nos va generando efectos que terminan teniendo consecuencias.


¿Cómo relacionás la literatura con la política? 

Me parece que la política es un tema para tratar. Cuando escribo, voy generando preguntas y tratando de encontrar respuestas. Eso no significa que las tenga. Pero sí creo importante preguntarlas y que el lector se las cuestione, que retumben palabras, que retumben ideas.

La grieta tiene mucho de silencio, porque no hablamos, estamos de un lado y del otro, y no hay diálogo. Uno tantea cuál es la postura del otro y se fija si va a decir algo o no, para evitar confrontamientos. Esa es la sensación que yo tengo de lo que sucede y ahí es donde está el silencio retumbando.


La grieta tiene mucho de silencio.


¿Te encariñaste más con alguno de los dos personajes?

No, las quiero a las dos. Ahí también me cuidé mucho. Yo quería ser neutral. No quería darle más protagonismo a ninguna para que no empiecen las elucubraciones.


Te saliste de la grieta.

Donde yo me meto, que es lo que quería, es en las humanidades. Yo no suelo describir los personajes físicamente, pero te vas a meter en la cabeza y en el corazón de ellos con detalles. Soy muy intimista.

A mí me interesaba mucho más la parte humana de las dos, para mostrar que ambas son iguales, humanamente increíbles personas. Esta cuestión de decir que están peleadas por ideologías, si en el fondo, ideológica y moralmente (que me interesa mucho más cuando voy a lo íntimo cuál es tu moral), las dos quieren lo mismo para el mundo, las dos piensan igual en macro, pero vienen de lugares distintos, con educaciones distintas.


Ph: Mora Mattio


Cuando escribís, ¿lo hacés para alguien?

Soy muy de seguir la teoría de Umberto Eco, que dice que existe un lector modelo y que cuando uno escribe lo hace para él. Cuando escribo, podría decir que escribo para mí, que soy mi lectora modelo. Tengo ese lector y sé cómo quiero que sea ese lector.


¿Cómo es ese lector modelo?

Es un lector sensible, que no está esperando detalles que para mí son intrascendentes, pero sí muy minucioso en detalles de lo que sienten los personajes. Me gusta mucho trabajar la palabra, tratar de ser poética, no ser lineal, porque no creo en la linealidad de la vida.

Me gusta exigirle al lector y que reescriba conmigo, a través de las imágenes digo mucho, pero el lector tiene que reponer a partir de eso.


Me gusta mucho trabajar la palabra.


¿Cómo llevás la relación entre los talleres y la escritura? 

El año pasado no pude escribir ni una palabra. Trabajamos un montón con Agustina Bazterrica, lo cual nos mantuvo muy activas a las dos, pero yo no podía escribir. No tenía nada concreto cuando empezó la pandemia. Tenía una novela que la dejé porque no me estaba gustando.


¿Y cómo fue la escritura de esta novela?

La fui amasando y amasando, en el medio de la pandemia. Fue una escritura oral, que se compara con No habrá sino ausencias en términos de que Clara no se sienta nunca a escribir la novela, son todas elucubraciones mentales, y a mí me pasaba lo mismo. Iban apareciendo ellas, les iba haciendo preguntas, imaginando escenas, y cuando empecé a escribir fluyó porque ya tenía bastante.


La escribí en un mes y medio y la terminé en febrero de este año.


En mis tres novelas para adultos está la historia de fondo, y eso me doy cuenta ahora de que evidentemente me gusta trabajar la Argentina. Pensarla. Ir de lo micro a lo macro, ellas con sus conflictos y sus amores, el barrio y el país, para contar cómo somos como humanos y cómo la política y la historia nos atraviesan y nos van construyendo.

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