Argentina: la necesidad de pensar estratégicamente
OPINIÓN. Argentina y el mundo que viene en la post pandemia.
Por Adolfo Koutoudjian y Malena Lucía Reyes
La Argentina de hoy
La tremenda pandemia que está sufriendo gran parte de la humanidad, nos lleva a los argentinos a tener sentimientos apocalípticos, dado que tiene los efectos de una verdadera plaga bíblica. Producto del COVID-19, se paraliza o ralentiza la economía tanto mundial como doméstica y al coincidir eso con una de las peores crisis económicas y sociales del país, trae consecuencias devastadoras.
Tan grave como los factores mencionados es la enorme chatura cultural que se ha apoderado de los dirigentes y gran parte de los habitantes. El “vuelo corto” es lo habitual en casi todos los sectores, la cultura campea en la superficialidad, el lenguaje soez se adueñó de los medios de comunicación, los partidos políticos tienen escasa representatividad y son meros mecanismos electorales. La Universidad, tradicional usina del pensamiento político argentino, se tornó totalmente facciosa, extendiendo aún más la anomia en la sociedad, como lo dijera el tango, “la decencia la tiraron a la basura” y la ejemplaridad republicana solo se refleja en algunas revistas infantiles.
No siempre fuimos así: Las élites dirigentes argentinas han dado sobradas muestras en distintas épocas de tener no sólo orgullo ciudadano sino pensamiento estratégico y épico. Los hombres de mayo de 1810, tan solo unos pocos miles, construyeron y batallaron por la Independencia enfrentando al Gran Imperio Español y relacionándose con Gran Bretaña, la revolución francesa y otras potencias europeas. Años después, cuando fue necesario, en 1845 nos enfrentamos, por la soberanía en la Cuenca del Plata, a la flota Combinada Franco-Británica.
La Generación del 80 le dio Constitución y definió las regiones de la Argentina continental. La ocupación efectiva del territorio continental creció en 30 años, de 1 millón de km2 a 2,8 millones de km2 y, en las primeras décadas del Siglo XX, situó a la Argentina entre los diez países más promisorios de entonces. Ya en el Siglo XX, con Yrigoyen en 1916, la Unión Cívica Radical (UCR) incorpora y nacionaliza a la enorme inmigración europea. Desde mediados de la década del 40, luego de la Revolución de Junio de 1943, el Coronel Perón, incorpora a las clases trabajadoras a la comunidad, fijando la identidad nacional argentina, y consolida la gran aventura del Atlántico Sur y la Antártida en el año 1946, poniéndose a la par de las grandes potencias como Estados Unidos, Inglaterra y Rusia.
Durante el gobierno de Frondizi, hacia 1958, se moderniza la industria automotriz y metalmecánica del país, consolidando el proceso industrial que comenzara a principios de los años 50, y nuevamente, en el breve interregno de Perón, se coloca al país, con el Plan Trienal (1974-77), en los máximos niveles mundiales de entonces (en 1974 la población con Necesidades Básicas Insatisfechas alcanzaba sólo un 4%).
En un siglo (1870-1970) el país construye 50.000 km de ferrocarriles, puertos, las primeras centrales hidroeléctricas latinoamericanas, el gasoducto más largo del mundo hasta ese entonces (en 1949 se concluye el gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires), se construyen buques, aviones y locomotoras. También se desarrollan las mejores universidades de América, merced a la reforma de 1918 y la gratuidad universitaria que instala Perón en 1949.
Esa Argentina, prescindiendo de toda consideración ideológica, se permitió enfrentar a la segunda potencia militar de la NATO en 1982. Ya con la recuperación democrática de 1983 –fruto de la derrota militar en Malvinas- se consolidó el sistema democrático, que, entre otras cosas, incorpora los Derechos Humanos y Ambientales al plexo normativo nacional con la reforma constitucional de 1994. Desde ese entonces, en un cuarto de siglo, la política argentina fue cayendo, salvo contados periodos, en el barro de la intrascendencia ética y humana que llega a nuestros días.
El mundo que viene post pandemia
No podríamos decir con certeza cuánto va a cambiar el mundo que viene, pero, seguramente, habrá mutaciones duraderas en los planos sociales y económicos, a título ilustrativo podemos señalar:
- Sociedad: habrá cambios significativos en la sociedad mundial en los planos políticos y sociales. La pandemia evidencia crudamente las desigualdades socio-territoriales y reposiciona el debate de la redistribución.
- Capitalismo: deberá observarse más atentamente el sistema capitalista, y sus acelerados cambios, para entender los efectos en nuestro país.
- Se deberá prestar especial atención a los sistemas financieros, los paraísos fiscales, las monedas alternativas y sus regulaciones.
- Necesariamente el cuidado del Ambiente debe posicionarse en el centro de la escena, el Cambio Climática tendrá repercusiones estructurales en la Geografía.
- Una población que alcanzará los 9.500 millones de habitantes en el 2050, con el 75% en zonas urbanas cambiará necesariamente las relaciones sociales y culturales.
- El futuro de la energía, en todas sus formas, estará en la agenda global y nacional.
- Los nuevos sistemas de transporte y los puntos de ruptura de cargas (puertos, hubs, centros logísticos) serán decisivos.
- Las nuevas enfermedades: los microorganismos y la industria farmacológica concomitante implicarán importantes desafíos: nuevos virus, bacterias y sistemas de prevención, etc.
- La cibernética y las telecomunicaciones serán más que estratégicos para el mundo que viene.
- Las redes sociales acotarán el rol de los grandes medios de comunicación.
- La nueva sociedad deberá contemplar y empoderar el rol de la mujer, la juventud, la discutida representación política y los actores ocultos de la política mundial.
- Cobrarán importancia los Estados con territorios organizados que ordenen sus recursos y que no posean vacíos demográficos.
- Los Océanos cobrarán mayor valor geopolítico en sus tres dimensiones y definitivamente se ocuparán los polos Norte y Sur.
- La Defensa y la seguridad: implicarán un decisivo desarrollo de: a) nuevos sistemas de armas y b) sistemas de comando, control y comunicaciones.
- La Inteligencia Estratégica deberá poner más atención en: la inteligencia humana, la inteligencia instrumental y la inteligencia artificial y robótica
- La inteligencia estratégica es instrumento fundamental del Estado moderno por lo que las cuestiones políticas partidarias deberían estar prohibidas legalmente.
Como síntesis, habrá que avanzar de la geopolítica tradicional a la Nueva Geopolítica. Se deberán analizar especialmente las grandes potencias, los países emergentes, los estados fallidos, el marco regional y los organismos no gubernamentales (ONG´s)
Reflexiones para la Argentina
Surge como necesario el estudio y comparación de la Nación en cortes temporales, analizando el país del 1900, el del 2020, y proyectando el del 2050 y el 2100. A modo de cierre proponemos una serie de aspectos que entendemos serán relevantes para dicho análisis.
A fin de mitigar la anomia imperante, surge la necesidad de nuevos liderazgos políticos y la promoción de valores morales comunes a la Nación. En relación con la cuestión demográfica, resulta imperioso mitigar la hiper-concentración del Área Metropolitana de Buenos Aires con políticas de reorganización y planificación regional, alentando el desarrollo de las ciudades intermedias y la densificación de los espacios semivacíos.
En definitiva, se trata del territorio y su organización, tenemos un país que debe ocuparse del Mar argentino y de la Antártida, que debe propiciar la integración regional mediante el transporte de carga y de pasajeros, que necesita potenciar y ordenar su sector productivo, revisar su sistema de coparticipación federal e impulsar la ciencia y tecnología necesaria para estos propósitos.
Se hace imperioso un análisis de fortalezas y debilidades, de los desafíos en este mundo que cambia vertiginosamente, pero al que hay que saber adaptarse; esta apretada agenda es pensar la Argentina del futuro.
Sobre los Autores
Adolfo Koutoudjian es Profesor en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad de la Defensa Nacional y en La Universidad Nacional de Lanús. (akoutoudjian@fibertel.com)
Malena Lucía Reyes es becaria en el CONICET, Investigadora en la Universidad de la Defensa Nacional y Doctoranda en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible en la Universidad Nacional de Cuyo. (malenaluciareyes@gmail.com)
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