Ariel Basteiro: “Acá la oposición es normal a diferencia de Argentina”

En el marco de una serie de entrevistas a distintos embajadores argentinos en Sudamérica, Ariel Basteiro, funcionario presente en Bolivia, contó la actualidad del país que conduce Luis Arce Catacora respecto al Covid-19.

Por Gonzalo Zanotti y Leandro Compton Hall

Ariel Basteiro volvió a Bolivia tras su paso como embajador durante los años 2012-2015 en medio de una pandemia que sacudió al mundo entero. Sin embargo, no entró en pánico y en diálogo con este medio contó desde su vivencia cuáles fueron las estrategias del gobierno y el pueblo boliviano para combatir el covid-19. “Entre junio y julio se va a lograr la vacunación masiva”, contó el diplomático.

Desde el inicio de la pandemia, Bolivia se vio envuelta en una crisis no solo sanitaria sino también política y económica. El golpe de Estado implementado contra Evo Morales en 2019 puso fin a un proceso democrático y puso en el poder a Jeanine Áñez, quien durante un año estuvo a cargo de las decisiones más importantes en la lucha contra el coronavirus. .

Luego de las elecciones del 2020, Áñez abandonó el poder para que el Movimiento al Socialismo retornase al gobierno de la mano de Luis Arce Catacora, quien encabeza el Ejecutivo desde noviembre y tiene en sus manos la capacidad de implementar las medidas para avanzar en la vacunación y contener el aumento de casos. 

Al igual que Argentina, Bolivia registró su primer caso en marzo del año pasado. Hoy, más de 15 meses después y habiendo transitado una dictadura,  acumula un total de 16.009 muertes  lo que genera una cifra de 1.312 fallecidos por cada millón de habitantes. Con una población de 11.6 millones de personas, el país del Altiplano está atravesando lo que ellos llaman “la tercera ola” (la primera fue en julio 2020 y la segunda en enero 2021). 

Al día de hoy, hay más de 2.211.481 de vacunados con primera y segunda dosis sobre 7.500.000 de gente en edad de vacunación, y cerca de 570.000 con segunda dosis.

A pesar de los más de 3.000 contagios diarios y un promedio de 70 muertes por día, Basteiro hace un paréntesis porque “no se llevan adelante la misma cantidad de hisopados o controles por lo cual hay casos que no están siendo evaluados y el número es de una realidad bastante limitada centrada en las grandes ciudades como Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, Tarija y quizá hasta Oruro y Potosí”.

El embajador argentino fue nombrado en marzo pero llegó el 19 de abril a la nación vecina, un lugar al que conoce tanto geográficamente como en la idiosincrasia de su pueblo. Por eso, aclara que los datos que se manejan son mayoritariamente de las grandes urbes en un país que en su mayoría está conformado por zonas rurales. Basteiro deja bien en claro ese tema: “Ese número (el de contagios y muertes) está atado a las grandes ciudades y quizá es más laxo o difícil de determinar en los sectores rurales (que representan un 30% de la población)”.

La principal arma, y la más efectiva, para frenar la letalidad y peligrosidad del covid-19 es la vacuna y Bolivia cuenta con cuatro: la principal es la de Sinopharm - proveniente de China - ya que la británica AstraZeneca, la rusa Sputnik V y la de Pfizer comenzaron a llegar recientemente. 

A la fecha, el país acumula más de 2.200.000 personas vacunadas pero Basteiro explicó que: “Hay compradas vacunas para los 7-8 millones que se necesitan cubrir en el rango de 18 a 90 años”.

El embajador contó que el pueblo boliviano es mucho más obediente que el argentino en cuanto al cumplimiento de los protocolos. “El uso del barbijo está muy instalado”, aclaró pero también remarcó que “no se ve una desesperación por la vacuna, el Estado está saliendo a buscar personas para vacunar”. 

El número sobre letalidad entre el comienzo de la pandemia y el post primera dosis es rotundo. “En la primera ola (junio 2020) fue del 6% y ahora es del 2%”, resumió Basteiro para dar cuenta de la importancia e influencia de vacunarse. En Bolivia aspiran a que “entre junio y julio se va a lograr la vacunación masiva. La segunda dosis recién la aplicarían para noviembre”.

Sistema sanitario y protocolos

El sistema sanitario boliviano está colapsado, no tanto por el número de camas disponibles sino por la falta de personal para atender las unidades de terapia intensiva que se podrían agregar en los hospitales. 

“El sistema de salud boliviano es mucho más endeble que el argentino y es uno de los más endebles de la región. En las últimas semanas se empezó a colapsar. Las UTI están completas, sin respiradores, con una doble crisis que es el faltante de oxígeno”, aclaró Basteiro y remarcó: “La cantidad de camas a utilizarse son las mismas que en el inicio de la pandemia. El problema que tienen de no poder usar las camas existentes es porque no tienen personal y reclamaban contratar enfermeros y médicos para poder atender esas terapias”.

Otro de los faltantes que preocupa al gobierno boliviano es el de oxígeno, por eso “a través de Cancillería nos pidieron permitir la exportación de oxígeno argentino hacia Cochabamba y Tarija y el trámite está en proceso de entrega”.

Basteiro hizo un pausa y se tomó un tiempo para contar algo que le llama la atención. “El ciudadano medio, como empleados de la embajada, con nivel educativo elevado, clase media o clase alta, le dan un lugar prioritario a la medicina casera, a tomar té de diferentes yuyos que se compran en negocios. Jengibre en cantidades industriales y lo mismo con el limón. Te lo plantean como el método para no enfermarse, para levantar defensas. Creo que todos los bolivianos tienen en su catálogo, más allá de la vacuna, el barbijo y el alcohol, el uso de medicina casera. Vez también a mucha gente con pastilla de cloro. Hay vendedores que ofrecen estuches colgantes donde se puede llevar la pastilla, la cual usan masivamente. La primera etapa de la pandemia se caracterizó por la venta en farmacias del hidróxido de cloro, algo que ahora no se ve tanto”.

Bolivia tiene las fronteras terrestres cerradas con Argentina (por decisión del gobierno de Alberto Fernández) y con Brasil, una medida que definió el presidente Luis Arce cuando la escalada de casos positivos y las casi nulas medidas de precaución invadieron la nación que preside Jair Bolsonaro.

Sin embargo vía aérea, Bolivia y Argentina siguen conectados y hay protocolos que cumplir para entrar y salir del país: “Acá lo que piden es PCR pero el ingreso es libre. Además, por aeropuertos no podes ingresar sin justificar por qué motivo es. Después los aviones van y vienen llenos”.

Sin escuelas, menos circulación y contagios

Al igual que en Argentina, Bolivia atraviesa una educación de forma virtual para reducir la circulación y disminuir los contagios, que está en el orden de las 420 mil personas. “Es una cifra prudente en comparación con otros países”, explica Basteiro y señala que la decisión de sacar a los niños de las aulas no fue difícil porque “el pueblo boliviano es muy respetuoso de las normas”.

“Por el momento hasta las 22 horas hay libre circulación. Después de esa hora no ves a nadie. No ves un auto. Es una determinación y una actitud del ciudadano que respeta. Hasta las 22, los restaurantes y bares tienen una vía casi normal, aunque se está hablando que se va a recortar el horario”, cuenta el embajador y remarca que durante el día en cualquier lado donde se ingresa se exige ponerse alcohol y “están en todos lados con mochilas de fumigación para sanitizar”. 

“Acá la oposición es normal a diferencia de Argentina”

La pandemia llegó a Bolivia en medio de una crisis originada por el golpe de Estado efectuado contra Morales en octubre de 2019 por parte de la policía, los militares, civiles y parte de la oposición. Basteiro contextualiza para comprender la situación política del país: “Acá se mataron, literalmente. Hubo gente presa por el solo hecho de ser masista (NdR: miembro del Movimiento al Socialismo) o amigo de Evo (Morales), como alguna vez hicieron nuestras oposiciones en 1955”.

Sin embargo hoy, más de un año y medio después de aquel episodio y con el MAS nuevamente en la Casa de Gobierno tras ganar las elecciones, aquella situación parece haber quedado transitoriamente en segundo plano. “Hoy hay un discurso imperante de miembros del Gobierno y de la oposición de mirar para adelante, aunque se está haciendo procesos a miembros del gobierno de (Jeanine) Áñez”, explicó el embajador.

Una de las posibles explicaciones que encuentra el diplomático argentino para ello puede hallarse en la corresponsabilidad de gobierno por parte de la oposición. Apenas tres meses después de que Arce asumiera la presidencia, el MAS perdió en los comicios regionales.  

Esa derrota distribuyó el poder, ya que en la mayoría de los casos ganó la oposición. “Los alcaldes opositores tienen responsabilidad y están comprometidos en que la pandemia no les genere conflictos. Por lo tanto juegan en la misma sintonía que el gobierno nacional”, manifestó Basteiro.

Pese a lo ocurrido en 2019, la relación oficialismo – oposición en Bolivia transita por caminos menos tensos respecto a lo que se vive en Argentina. En ese sentido, el embajador aprovechó para disparar contra los políticos opositores de nuestro país: “Acá la oposición es normal a diferencia de Argentina. No hay disputas o discusiones inentendibles como las que tenemos allá. Hoy por primera vez hubo una declaración de Carlos Mesa diciendo que había que tener más recursos e invertir en más camas, sin negar la pandemia. Es una oposición lógica y no la locura que hay en Argentina”.

La asistencia estatal

De acuerdo a un relevamiento realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el estímulo fiscal del gobierno boliviano para enfrentar la crisis generada por la pandemia fue de aproximadamente un 5% del PBI durante el 2020. Se reforzaron planes existentes, se prorrogaron impuestos, se otorgaron créditos y se promovieron descuentos en servicios.

En total se implementaron 29 medidas económicas, principalmente a partir de la suscripción de créditos con organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Banco de Desarrollo de América Latina y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

 Basteiro señaló que durante el año pasado – principalmente en el período de la dictadura de Janine Áñez - se implementaron políticas de asistencia “pero no con recursos propios del Estado”.

Con la llegada de Arce a la presidencia en noviembre del 2020, el Gobierno creó un Bono contra el Hambre por u$s140 y sancionó un impuesto a las grandes fortunas para fortalecer las arcas del Estado y así poder sostener los programas de asistencia. Sin embargo, a diferencia de Argentina, no hubo transferencia de fondos para pagos de salarios de empleos privados. 

“Las ayudas sociales son las que existían siempre, como los bonos a la niñez, a los estudiantes, a las mujeres en estado de gravidez (embarazo)”, contó Basteiro y agregó: “Hubo algunas normativas como rebaja del 50% en los contratos de alquileres, pero eso fue en la primera ola. Como la segunda en enero no fue tan fuerte, hubo actividad casi normalmente en los comercios”.

Actividad comercial

A propósito del comercio el embajador hizo hincapié en que, a más de un año y medio de iniciada la pandemia, no se ven cambios sustanciales. Las nuevas formas de consumo que irradiaron en Argentina de la mano del comercio electrónico aún no tienen la masividad para reemplazar el mercado tradicional boliviano.

“En las ciudades no se ve demasiada modificación. Son urbes con mucho comercio. El Mercado del Alto es el más grande del mundo y siguió funcionando sin mayor inconveniente. Hoy está lleno de gente. También son muy característicos los puestos callejeros de comida y siguen funcionando”, dijo.

Otro aspecto de la vida económica y comercial de Bolivia está vinculado a la actividad diaria de los pasadores de productos que en la prepandemia iban y venía desde y hacia Argentina. El cierre de fronteras afectó directamente su trabajo y por lo tanto su forma de vida.

“Acá hay un gran nivel de demanda de quienes trabajan como pasadores de productos. Al estar cerrada no pueden ejercer su actividad y a cada rato cortan el puente, hacen reclamos, elevan quejas a la Cancillería boliviana para que la reenvié a la embajada argentina”, sostuvo el diplomático argentino.

En las zonas limítrofes en general, pero en el caso de Bolivia en particular, hay una gran concentración de comercio minorista. Los pasadores suelen tener permisos para poder mover cierta cantidad de productos. Pero la pandemia cambió todo. “Eso hoy no se está llevando adelante y afecta a la realidad de esa gente”, puntualizó Basteiro.

A nivel macroeconómico la balanza comercial también mostró cambios, pero no por el coronavirus, explicó el embajador. “Hoy está en los u$s2.200 millones anuales, con saldo positiva para Bolivia porque gran parte lo representa el gas. En 2014 se ubicaba en u$s4.000 millones, pero no es producto de la pandemia sino de las modificaciones de contratos del gas”, dijo.

“Bolivia está muy entusiasmada y satisfecha con la propuesta argentina”

En las últimas semanas, autoridades bolivianas y argentinas mantuvieron encuentros de carácter técnicos para avanzar en un acuerdo con el Estado de Bolivia para que puedan volver a hacer uso de una zona franca en suelo argentino. Durante años, el país vecino utilizó un espacio en Rosario, Santa Fe, pero en el Gobierno de Mauricio Macri se puso fin al vínculo vigente de forma unilateral y se les impidió el acceso.

Actualmente, el Gobierno de Alberto Fernández busca hallar una solución a lo que podría haber sido un conflicto judicial internacional. El nuevo espacio estaría ubicado en el puerto de La Plata, en la provincia de Buenos Aires. “Bolivia está muy entusiasmada y satisfecha con la propuesta”, adelantó el embajador.

Respecto a una posible firma, dijo que en caso de realizarse debería ser entre ambas cancillerías y “similar al anterior” pero enfatizó en el deseo boliviano de que esto se realice. “El gobierno boliviano está muy apurado en lograrlo porque lo necesita. Luis Arce está por viajar a una visita oficial y lo que se busca es iniciar el cierre del acuerdo. Falta la autorización para que al puerto de La Plata lleguen barcazas como ocurre en el puerto de Buenos Aires”, añadió el diplomático.

Bolivia atraviesa con dignidad una pandemia que golpeó al mundo entero. En ese contexto, utiliza al máximo los recursos que tiene para poder atender las dificultades que el coronavirus genera. Basteiro sabe que llegó al país más pobre de Sudamérica en un momento crucial para el planeta pero no se amilana y admite los desafíos con coraje y determinación. 

“Yo tengo la suerte de no llegar por primera vez como embajador, por lo cual creo conocer desde una visión de extranjero las características de este pueblo. El objetivo principal es colaborar solidariamente con el Gobierno boliviano para mejorar las relaciones existentes, tanto culturales, comerciales y sociales”, relató el embajador argentino.

Sobre el final, hizo hincapié en la necesidad de universalizar la distribución de vacunas para poner fin a la pandemia y enfatizó en el compromiso del país del Altiplano para lograrlo. Basteiro remarcó que “Bolivia fue uno de los primeros países en reclamar la liberación de las patentes. Es el país que más hizo en ese sentido” y añadió que el Gobierno de Árce “está muy entusiasmado con que el Instituto Gamaleya le autorice a producir la vacuna”.

Sin embargo, señaló que si esto no ocurre, será prioridad generar lazos “para que Argentina colabore en la capacitación y desarrollo de esa posibilidad” a futuro. “En esas gestiones estamos trabajando y ayudando para que la pandemia pase de la mejor manera posible”, añadió.

Precisamente, para el embajador el objetivo más importante de su gestión es ese: ampliar la colaboración entre países para salir de la pandemia, teniendo en cuenta la compleja realidad de ambos países y en particular del que conduce Luis Arce. “Tenemos que entender que Bolivia era el país más pobre de Latinoamérica durante décadas y hoy lo sigue siendo. Si bien mejoró ostensiblemente a lo que era hace 15 años atrás cuando Evo (Morales) llegó al Gobierno, sigue siendo un país con muchas necesidades. En la medida que Argentina pueda colaborar, creo que tenemos que trabajar por el bien y la hermandad de ambos pueblos”, concluyó.  


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