¿Cómo?

Por: Carlos Leyba

Un joven periodista francés quiere escribir un ensayo sobre el enigmático proceso de la Argentina que la convirtió en uno el país del Cono Sur con peor imagen.

Enigmático para él porque sus padres – que andan en sus 70 años de edad – le relataban que este país, en los 60, había generado artistas, escritores, muy reconocidos en Francia. Personalidades descollantes hablaban de una sociedad vigorosa.

Claro, decía él, mis padres recuerdan la inexplicable barbarie de los 70. Guerrillas, represión genocida y finalmente Guerra de Malvinas.

Dijo, “mis padres entienden que la economía de “ese país” no pudo superar las consecuencias de la barbarie, a pesar de haber logrado la democracia”

Llegado allí me preguntó “¿la corrupción, el robo del dinero público fue siempre así?”  

Sin esperar respuesta afirmó: “un país en el que aún, los asesinos de uno y otro bando, los Caínes, no han pedido perdón, es decir para los que matar por decisión propia no es un pecado aberrante, ¿cómo van a sentir que robar es un pecado? Robaron la vida de otros y no hay robo más terrible que ese.”

Después me preguntó “¿no crees que esta que llaman “grieta” no es parte de la herida sangrante de tanto odio y tanta muerte sin pedir perdón?”. Hizo silencio y me sometió a un cuestionario. Aquí van algunas de sus preguntas y mis respuestas. Hoy envío sólo dos.    

PREGUNTA Los principales periodistas, muchos empresarios y políticos, comparten la afirmación del Presidente que “hace 70 años que la Argentina es un país decadente”. Dicen ellos que comenzó con el peronismo.

Bien sabés que ese tiempo de posguerra fue, en Occidente, el del Estado de Bienestar y el de los “gloriosos 30” de las democracias enfrentadas al socialismo soviètico.

Para los periodistas y para vuestro Presidente este período de decadencia incluye los años 60 que parecían,según mis padres, muy ricos en la cultura, y no reflejaban, al menos mirado desde Francia, un pais en decadencia.

Días pasados escuché a un empresario extranjero, que representa a una multinacional instalada en los 60, que la decadencia comenzó en 1930. Digamos un siglo de decadencia. ¿Extraño, no?

¿Qué tienes para decirme? Tu has vivido muchos de esos años. Te escucho.

RESPUESTA Verás. ¿Cómo debemos medir la decadencia en términos económicos? En mi opinión, y creo que para la mayor parte de la academia, hay que medirla por el PBI por habitante y por la cantidad de personas debajo de la línea de pobreza.

Si el nivel de vida crece y si los excluídos de ese nivel de vida son cada vez menos, desde el punto de vista de la economía y de la sociedad, no se puede hablar de decadencia. Pero si durante muchos años, el nivel de vida se estanca o declina y los socialmente excluidos aumentan, entonces estamos en decadencia.

Además la idea de decadencia contiene en sí misma la idea que es un tiempo histórico que sucede a un período de progreso.

Sin progreso previo no es posible hablar de decadencia. Hablamos de períodos mas o menos largos. Observar las estadísticas nacionales de nivel de actividad y pobreza es esclarecedor.

El PBI habla, inevitablemente, de inversión. No se puede crecer si no se ha invertido previamente; y no se invierte si no hay un panorama favorable. El panorma favorable se diseña en períodos de progreso. No hay panorama favorable en decadencia. La decadencia genera decadencia.

Aquí y ahora todos coincidimos en que estamos en un panorama desfavorable, alejados de la sensación de progreso y coincidimos que estamos en decadencia. No es de ahora. Cierto.

Pero la gran división de los argentinos se conforma a partir de establecer en qué momento se interrumpió el progreso y comenzó la decadencia.

Tu pregunta por si la decadencia tiene 70 años responde a la afirmación compartida por todo el espectro de los que se ubican en el oficialismo polìtico, en el establishment económico – básicamente los “concesionarios” del Estado (banqueros, constructores de obra pública, servicios públicos) una nueva oligarquía – y en la corriente más liberal del pensamiento económico. Todos ellos postulan que las inversiones se concentren en las ventajas naturales (agro, minería, sol, viento, energía fósil) y que la protección y los incentivos, se concentren en la “nueva economía” cuyo paradigma es las empresas del tipo “mercado libre”.

Es el pensamiento de los principales medios de comunicación y el que comparte una elite de jóvenes capacitados y “globalizados” que, por ejemplo, con su computadora, instalados en una isla de Tailandia, pueden vender software en la Argentina o en el mundo. Viven una realidad. Independientemente no es una realidad es para millones sino para unos pocos locales.

La otra medida de progreso y decadencia es la pobreza. La dimensión de la pobreza  mide la fortaleza o incapacidad de una sociedad para incluir. La sociedad que no incluye es una que se cierrra; y todo sistema que se cierra acusa su decadencia.

Claramente los jóvenes de la pobreza, la mitad de los jóvenes de la Argentina, no están capacitados y están condenados a no serlo. Y en lugar de estar “globalizados” están cercados y viviendo extra muros. Ellos habitan el espacio que dejo de ser “ciudad” que es el espacio de la modernidad.

El progreso es la reducción sistemática del número de personas pobres, la inclusión ciudadana y la reducción de los ámbitos que no son “ciudad”. Cuando crece el número de pobres, cuando la exclusión es evidente y cuando los ámbitos de la no ciudad se expanden, entonces, la decadencia está marcando el ritmo vital de la sociedad.

Dicho esto a vamos a los números. Hay en nuestra historia inmediata dos períodos y en cada uno de ellos diferentes modelos de desarrollo. El crecimiento del PBI per cápita, precios constantes de 1993, fue  entre 1945 y 1974 (29 años) 80 %. Pero entre 1975 y 2018 (44 años) el PBI pc creció solamente el 32 %. Dos velocidades.

En 1945 rige – si  bien había comenzado años antes – el modelo de Industrialización Sustitutiva de Importaciones y carencia de deuda externa, con la construcción de un modelo de Estado de Bienestar y todas sus consignas básicas, pleno empleo y distribución progresiva del ingreso.

En 1975 comienza el modelo de apertura con ancla cambiaria, desplazamiento de la industria local por importaciones y utilización de la deuda externa para financiar el proceso.

Este último modelo, que es el actualmente vigente, ha durado 45 años hasta la fecha. El modelo anterior (1945/75) duró 30 años.

Es decir, “la apertura con deuda”, ha durado 50% más tiempo que el modelo “ISI sin deuda”. Lo más notable es que en el modelo vigente el PBI creció sólo 40% de lo que creció el período anterior.

Conclusión, entre 1945 y 1974 el PBI por habitante creció 2,06 % y entre 1975 y 2018 apenas 0,58%. Una lágrima.

En términos económicos el segundo modelo, en el que estamos, es de estancamiento; y el anterior es técnicamente de progreso.

Entonces la decadencia, medida por el PBI, no tiene 70 años sino 45 incluyendo el año que corre.

La decadencia económica  empezó en 1975, justamente, porque entre 1945 y 1975 vivimos 30 años de progreso. No hay decadencia sin progreso previo.

La otra mirada es la que debemos poner sobre pobreza. O sea la incapacidad de la sociedad para incluir a todos sus habitantes.

En 1974 la pobreza castigaba a 4 % de la población y hoy la sufre 33% de la sociedad. En 1974  800 mil personas pobres, hoy 13 millones en la pobreza. Un escándalo. Una fábrica de pobres.  La población se duplicó, la pobreza se multiplicó por 16.

Ahora te pregunto yo a vos, francés, periodista, sin pasión política ¿cuál es el periodo de decadencia?¿Cuándo empezó?

Te contesto porque ya te día las cifras. La fecha de comienzo es precisa, diría exacta, aunque un tiempo antes empieza la penetración ideológica para que esas cosas ocurran tal como ocurrieron.

La fecha precisa es el 4 de junio de 1975. Fue el “rodrigazo”: una devaluación del 160% en el comercial y de 100% en el financiero; los precios más que se duplicaron. Una ruptura de todos los contratos, expropiaciones de hecho, brutales transferencias de riqueza, empobrecimiento. Nada volvió a ser igual.

Fue una ruptura de la “cultura polítca” y de la concepción del Estado y la política. Chau Estado de Bienstar, A partir de ese momento se instaló “la tasa de interés de mercado” como el gran regulador de la vida económica.

Ese programa fue diseñado por Ricardo M.Zinn y Pedro Pou y ejecutado por Celestino Rodrigo, todos miembros de la secta “Los Caballeros del Fuego” que presidia José López Rega. Insólito Jefe. Realmente espantoso pero real.

Zinn,  para ese programa, obtuvo el consentimiento del “Consejo Empresario Argentino CEA” que presidía J. Martinez de Hoz y quien luego sería el ministro de la Dictadura Genocida que sucedió al caos del “rodrigazo”.

La conexión, ideológica al menos, no habría que descartarla ya que Zinn fue el autor de los carteles “somos derechos y humanos” “achicar el Estado es agrandar la Nación” los que se pegaron durante la Dictadura. Zinn y Pou formaron el CEMA, hoy Universidad, que promovió la ideología neoliberal en los medios académicos y empresarios. Ambos formaron parte del menemismo.

Antes de Rodrigo el ministro fue Alfredo Gomez Morales, enemigo declarado de la promoción de las exportaciones industriales y de las políticas activas. Rompió todos los acuerdos previos.

Gobernó la economía – puesto por López Rega - por nueve meses, desde Octubre de 1974, eliminando – como dijimos - todos los acuerdos y todos los métodos de  concertación y desarrollo de la gestión “Gelbard”.

El abandono de la polìtica de concertación generó una aceleración de la inflación, la perdida de reservas, el crecimiento del deficit fiscal y la desaceleración de la economía.

Todos esos males se repiten en todas las gestiones económicas posteriores, es decir, desde 1975 a la fecha. Desde entonces dos hiperinflaciones y hoy 55 por ciento anual; el Estado paso de representar 20% de la economía a 40% como hoy; y el déficit bien computado, con servicios de la deuda, no ha dejado de crecer; las reservas hay que ponderarlas con el tamaño de la deuda externa; y hace diez años que en terminos per capita no crecemos.

En esos 9 meses de Gomez Morales, que en economía no es poco, se gestó lo que vendría despues.

La ruptura con el modelo de 1945/1975, comenzó con el abandono de la concertación, se concretó con el rodrigazo, se perfeccionó con la Dictadura y el menemismo; y nada se hizo desde entonces para revertir estructuralmente la tendencia. La decadencia tiene la edad del rodrigazo: 45 años y ninguno más. Antes de ese tiempo la economía progresaba.

Claro que cuando le ponemos fecha a la decadencia, le estamos atribuyendo a un modelo de política económica su responsabilidad.

Hasta el pase del Senador Miguel Angel Pichetto a Cambiemos, el oficialismo (económicamente neoliberal y crítico del modelo económico 1945/75, a pesar de la evidencia empírica de su superioridad de resultados respecto del que le sucedió) no dudaba en afirmar que los 70 años de decadencia eran responsabilidad del peronismo y también de radicales y militares, que compartieron la gestión de esos 30 años. Para Macri y Cambiemos las desgracias del presente eran responsabilidad de aquél pasado y la “vieja política”. Algo cambió.

La fórmula Macri – Pichetto, y la marcha peronista cantada a voz en cuello por una docena de peronistas en Cambiemos, confirma que todo es “líquido” en materia de interpretaciones.Puede ser.

Pero los hechos son sólidos y las estadísticas los certifican. El derrumbe empezó en 1975 y desde entonces el discurso “aperturista”, de las ventajas naturales, etc., no ha hecho más que estancarnos y multiplicar exponencialmente la pobreza.

Si el modelo continúa (modelo que empieza con el peronismo de Isabel y con el liberalismo de la Dictadura, se mantiene con el progresismo de Alfonsín, se profundiza con el menemismo y continúa con el kirchnerismo y se profundiza con el PRO) no te quepa la menor duda que  la decadencia continua. Tantos años acumulados de decadencia autoinfligida nos habrán transformado en el primer ejemplo de industricidio, empobrecimiento generalizado y la conformación de una nueva oligarquía de parásitos concesionados. Una oligarquía que vive de la “barrera natural” de las concesiones, que se hizo rica con el dinero acumulado en el Estado por generaciones y que tiene una capacidad de lobby extraordinaria. Podemos decir que gobierna, porque gobierna de manera directa la energía y las finanzas, condiciona a los medios. ¿Quedó claro cuando empezó la decadencia y por que?  

PREGUNTA Trata de ser más breve. Entiendo que es un tema complejo y muy sembrado de “fake news” y comprendo tu indignación por la flasificación de los datos duros.

No me cabe duda que si esas cifras son ciertas – que no dudo porque me estas mostrando información de primer nievl -  el punto de quiebre no es ni 90 ni 70 sino sólo hace 45 años.

Pienso qué hasta entonces deben haber estado muy bien para que después de las guerras, las hiper, el estancamiento, las idas y vuelta y la falta de inversión, aún estén mas o menos en pie.

Al menos la Ciudad de Buenos Aires tiene una apariencia de modernidad importante y he recorrido algo del interior y ví pujanza. Claro que hasta ahí. Porque también se ve la pobreza en los lugares de lujo y el conurbano, el de todas las grandes ciudades, es un panorama aterrador.

Pero esos bolsones de bienestar revelan que algo bueno había. Y que todvía algo bueno hay, para que haya logrado resistir. La sombra gris de la decadencia no lo ha obscurecido todo.

Pero, sin duda, también hay algo que les traba el camino para que el estancamiento persista.

Lo que dicen hoy, en los medios principales, es que, lo dice el BM, Ustedes son la tercera economía mas cerrada del mundo y que en esa restricción autoimpuesta estaría la imposibilidad de salir de la decadencia.

Esto lo dicen todos los que hablan de 70 años de decadencia. Asocian una cosa a la otra.  

Puede ser – como lo dicen las cifras – que la decadencia no es una anciana de 70 o 90 que es una adulta de 45, es decir, que se puede recuperar.

Pero si la economía es tan cerrada, por ejemplo, como Sudan ¿cómo podemos imaginar una integración al mundo?

Me refiero a un intercambio equilibrado, No podrúa haber intercambio equilibrado si no hay intercambio, ¿Es así?

¿Son una economía muy cerrada y por eso continúa la decadencia a pesar de haber abandonado la ISI?

Para el establishment, la ISI era la madre del fracaso. Ya sé que las cifras de los que sostienen los 70 años de decadencia son falsas. Pero ¿la economía es tan cerrada? Porque si es así realmente es muy dificil salir de la decadencia.

RESPUESTA Las cifras de la primera respuesta son tan ciertas que tres autores - que han sido parte constructira del modelo económico instalado desde 1975 y que forman parte del núcleo duro de ese pensamiento dominante - en sus textos mencionan que antes de 1975 no estabamos en decadencia Y confirman que la Argentina es otra ( y decadente) desde 1975. Te leo a los autores que son ultra oficialistas y ultra liberales.

Martín Lagos y Juan Llach, señalan que  entre 1870 y 2008, “La etapa de mayor crecimiento fue la de 1963/1975 (3,32 por ciento anual del PBI ph), superior a la de los países avanzados. (“Claves del retraso y del progreso de la Argentina” Temas, 2011, pag. 31).

Federico Sturzenegger, en “Yo no me quiero ir”, Planeta, pag,50/51dice: “A principios del SXX… el PBIpc de un argentino osciló entre el 70% y el 80% del de un australiano, una relación que se mantuvo relativamente estable hasta mediados de los añso 70” … si durante (1975/90) la Argentina hubiera mantenido la tendencia de crecimiento que llevaba desde 1930 hasta 1974  nuestro ingreso por persona sería, no el 43% del australiano que hoy tenemos, sino el 73%, un valor identico al que tuvimos a principios del SXX”

Los tres autores - algunos participaron protagonicamente de la Convertibilidad, comparten el elogio al endeudamiento externo, la crítica a la industrualización y sono fueron sostén de las polìticas del actual oficialismo -  confirman el progreso previo a 1975 y la decadencia posterior a esa fecha..

Confirmada, entonces, por tres prominentes neoliberales, la decadencia post 1975 te aseguro que la economía argentina no tiene como problema central ser una economía cerrada porque estrictamente no lo es. Trataré de explicarme.

Supongamos que la nuestra fuera una economía extremadamente cerrada como dice el BM. En ese caso “la apertura” bien podría ser una salida toda vez que “la apertura” sería lo que no tenemos, lo que no hemos ensayado. Pero no es así.

La medida que se usa, simplificando las cosas, para hablar de apertura y cierre, es el coeficiente que surge de dividir la suma de exportaciones mas importaciones dividida por el PBI.

Ese coeficiente tiene muchos problemas técnicos. Las exportaciones y las importaciones se realizan en dólares, estamos en el área dólar. Pero el PBI, que se calcula en pesos - para poder determinar el coeficiente en la misma moneda – se divide por el tipo de cambio. Depende del nivel del tipo de cambio para que el PBI tenga un valor u otro. Esta es una “debilidad” del cálculo.

Por ejemplo si el tipo de cambio está sobrevaluado(Martinez de Hoz, Cavallo, Cristina K) va a resultar un PBI más alto que si la división se hiciera con un tipo de cambio subvaluado (Duhalde) En la sobrevaluación (atraso, desequilibrio) la “medida de apertura” sería más baja y con un PBI menor, la apertura sería mayor. Detrás de esto está la discusión del tipo de cambio de equilibrio:¿pleno empleo?¿tasa de inversión que permite crecer a una tasa razonable?¿balanza de pagos? Etc.

Pero además hay que considerar un hecho estructural. Por ejemplo nuestra economía tiene un sesgo hacia las actividades no transables: ocupamos gente en lo que no se puede intercambiar con el exterior.

Una de las razones de ese sesgo es el gigantesco y desproporcionado empleo público. Gigantesco en relación a otras ocupaciones productivas y desproporcionado, porque sus prestaciones son malas.

Esto último trae como consecuencia que habrá mas proveedores privados de servicios que siempre fueron públicos y que, si el empleo público fuera equilibrado y eficiente, esos empleos privados no estarían en actividad. Hay implícita una duplicación.

Hay también una enorme cantidad de personas que realizan servicios domesticos.

Todas esas personas tienen un salario que, para la Contabilidad Nacional, constituye “valor agregado” y por lo tanto genera un nivel de PBI que contiene, entonces, un “valor agregado” “improductivo” pero que suma al PBI porque así es el método de la Contabilidad Nacional.

Tenemos, por el efecto de lo “no transable exótico” un PBI “inflado”.

Entonces un porcentaje no menor de “valor agregado” nada “verdadero” agrega y genera un cálculo de PBI superior al del valor agregado adecuadamente ponderado por “el valor” que realmente agrega.

La economía, entonces, resulta contablemente mas grande, pero tiene menos bienes y servicios realmente valorables; y ese hecho hace la apariencia de “una economía más cerrada”. Simplemente porque un PBI mayor que el real, hace que el coeficiente de apertura disminuya contablemente.

Un error que proviene de la ausencia de inversiones creadoras de trabajo productivo y de la fenomenal marea de desempleo encubierto que nos ahoga en la improductividad.

Justamente esa es la consecuencia central del modelo instaldo en 1975 y que sigue a la fecha y que se repite como un “mantra”, “decadencia de 70 años  y economía cerrada”. Ambas afirmaciones absolutamente falsas. Lo explico.

Hay otra manera de medir: la verdadera. Lo dice el prestigioso economista Miguel Cuervo: “cuánto me come del mercado la mercancía extranjera” . Esa es la medida de la apertura.

Medida asi, la economía argentina, es muy abierta. Se ha hecho mas abierta con la decadencia de los útimos 45 años.

Un ejemplo es la industria automotriz. En 1974 el 90 % del vehiculo se hacia en el país y ahora sólo se produce 20% del mismo.

El proceso iniciado en 1975 hizo que convirtiéramos “industrias” en “importaciòn y armado”. Un ejemplo de cómo la importación se va comiendo el mercado de la industria local. La cuenta, aplicada a casi toda la economía, nos dice que en la totalidad del sector productor de bienes de la industria el 60 % es importado. Ese es el tamaño de la apertura que es relevante.

¿Cómo sería desde el punto de vista del mercado el resultado de una economía aún mas abierta como procura el PRO?

“Cambiemos” – los economistas auto calificados como radicales coinciden con el PRO – y “Juntos por el Cambio” – ahora – profesan la “fe” de la apertura. Indentifican “integración al mundo” con apertura económica, digamos, salvaje.

La idea es bajar, de cualquier manera, los aranceles de importación.

Con o sin acuerdo MERCOSUR UE los funcionarios PRO y, por lo que vemos, la nueva alianza coincide, quieren bajar los aranceles en 4 años y llevarlos al nivel de la UE . Como “el ancla cambiaria” es, junto con la demencial tasa de interés, el paquete antiinflacionario en marcha, ambas cosas sumadas (la apertura arancelaria y tasa de interés más atraso (ancla) cambiario) serán los cañones contra el alza de precios. En la balacera caerán las últimas industrias sobrevivientes y el desempleo franco crecerá.

El drama de esta concepción es que como nadie quiere, incluso el PRO, el incendio social por falta de alimentos, el déficit fiscal continuará y el horizonte de la deuda se ensanchará.

El discurso de “la economía cerrada” es falso y además es el más peligroso. Porque se dirige a cuestiones estructurales. Todo lo que producimos se hace mas barato en algun lugar del mundo. Intergrarnos al mundo, en esta concepción aprturista, es desintegrarnos socialmente. Ya hemos visto como se han ido sumando apertura tras apertura estos 13 millones de pobres.  

Si nada hacemos y las demas condiciones son como las actuales, seguramente, la industria, los bienes industriales, serían el 90% importado, reservando, en el mejor de los casos, el 10% para las tareas de armado: eso es hoy la automotriz y la electrónica.

Y pasaría a ser así todo, excepto tal vez la industria alimentaria. Pero no necesariamente. Podríamos exportar chanchos para que venga el jamón (ya está viniendo) o tomates, para que venga la salsa (ya esta viniendo).

Me parece que el problema no es que la economía está cerrada sino que no tenemos industria , tenemos un sesgo en no transables y por lo tanto tenemos una permanente restricción externa para crecer.

Cuando aumenta la demanda local por bienes industriales, aumentan las importaciones y rápidamente sufrimos la escacez de dólares. Con esa escacez aumenta el desempleo y la pobreza; y esto impulsa el gasto público para paliar la desgracia social. Aumenta el deficit y aumenta la presión tributaria. La inflación en alza. Y en entonces deviene la fuga de capitales.

El origen de los males está en este modo de apertura o si se quiere de mal entendida “economía cerrada”: demasiada gente trabajando en no transables y debilidad exportadora.

Una sociedad de “consumidores” -y de mucha importación – y de pocos “productores” – con mucha importación-.

Lo que no se produce hoy no podrá producirse mañana y mucho menos lo que habrá de seguir tecnológicamente. La decadencia engendra decadencia. Una suerte de la teoría de los cristales rotos.

La afirmación que has escuchado, “economía cerrada”, es absolutamente falsa porque la cuenta esta mal hecha.

Como pesimamente está mal hecha la cuenta de 70 años de decadencia y también lo está la cuenta de una economía cerrada.

Esta escandalosa falsificación de la realidad nos está fundiendo.

¿Satisfecho? Espero tu tercera pregunta.

Estimado lector, el cuestionario continua; las preguntas del amigo periodista francés han ido al meollo de la cuestión “argentina”.

Una gran paradoja. A pesar que prácticamente todos los candidatos son herederos políticos del peronismo (¿ por eso existen?) del período 1945/75; y los que los acompañan, en su mayoría, son herederos de líderes radicales que también abrevaron en esa época (Frondizi, Illía, Balbín); lamentablemente, las ideas del periodo de progreso les son absolutamente ajenas: intelectualemente no pesan en la comprensión del presente. Han renunciado a esas ideas. Lo han hecho todos, los Fernandez y los demas. El pez se pudre por la cabeza. Los males están ahí.

Lo cierto es que el actual presidente, hijo de un inmigrante italiano que en esos años de crecimiento (1945/75) hizo sus primeros pasos y pesos, es heredero de una fortuna que se hizo recién a partir de 1976 con la “Patria Contratista”, como la de todos sus amigos. ¿Entonces?

Simple, el liderazgo político está en manos de los “concesionarios” y no de los productores. En esos términos, la vieja oligarquía vacuna y la burgesía industrial hicieron un país de productores y una Nación de progreso. El mostrador de los concesionarios ha hecho esto.

Eso es lo que hay que cambiar. ¿Cómo?



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