Colombia: colapsan los hospitales ante tercera ola

Las autoridades del Hospital Universitario de Medellín informaron que sus unidades de cuidados intensivos y camas de hospital están llenas y que ya no podrán brindar atención de emergencia.

Un tercer aumento en las infecciones por COVID-19 está colapsando hospitales en Colombia como si la pandemia de coronavirus fuera un juego de dominó.

Las autoridades del Hospital Universitario de Medellín, según informa Colombia Reports, informó el martes que sus unidades de cuidados intensivos y camas de hospital están llenas y que ya no podrán brindar atención de emergencia.

El defensor del pueblo de Medellín, William Yeffer Vivas, dijo por la noche que casi el 98% de las unidades de cuidados intensivos (UCI) de la ciudad están llenas y que más de 100 personas esperaban que otras murieran o se recuperaran. Vivas se mostró muy critico del gobierno del presidente Iván Duque y su Plan Nacional de Vacunación.


Medellín rumbo al desastre

La rama regional de la Asociación Nacional de Médicos Internistas y Residentes (ANIR) pidió al gobierno nacional y al gobernador Luis Fernández Suárez que impongan un cierre de dos semanas, alegando que “la pandemia está fuera de control”.

El colapso del hospital en Medellín y ciudades de la región caribeña se produce semanas antes de un esperado aumento de hospitalizaciones como consecuencia de la Semana Santa, uno de los eventos religiosos más importantes del año.

La ANIR criticó a Duque y a su ministro de Salud, Fernando Ruiz, por desinformar al público sobre el avance de su problemática campaña de vacunación.

La epidemióloga Yessica Giraldo dijo al diario El Tiempo que ha habido un aumento alarmante en las hospitalizaciones y muertes de personas entre 20 y 59 años que son considerados un grupo de bajo riesgo por el gobierno y el grueso de la fuerza laboral.

Las observaciones realizadas por Giraldo coinciden con las realizadas por analistas en Brasil que afirman que los datos indican que una cepa de coronavirus de ese país no solo es más contagiosa, sino más peligrosa para los más jóvenes.

Esto agrava aún más las tensiones entre los empleadores de Colombia, que no quieren cerrar sus fábricas y tiendas, y los empleados del país, que podrían considerar sus vidas más valiosas que un salario mínimo de 250 dólares al mes.

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