Educar en lo digital también es parte de la nueva normalidad

El comienzo del ciclo lectivo 2021 está atravesado por múltiples desafíos a pesar de que es elocuente señalar que existe un consenso histórico y actual en la Argentina acerca de la importancia de la escolaridad (primer y segundo nivel) y en el nivel terciario / universitario.

El comienzo del ciclo lectivo 2021 está atravesado por múltiples desafíos a pesar de que es elocuente señalar que existe un consenso histórico y actual en la Argentina acerca de la importancia de la escolaridad (primer y segundo nivel) y en el nivel terciario / universitario.

Para esto nuestro país ha fundado una enorme tradición de valor público, formación docente y transferencia presupuestaria fundada en una idea de buscar niveles de igualdad en el acceso a la educación.

Más allá de alguna campaña iniciada en torno a la reanudación de clases, está claro también que nadie se opone a la necesidad de retomar algún esquema presencial y/o híbrido, pero sí está claro que hay que conjugar intereses, comportamientos y situaciones. No es abrimos y punto. Hay que ver la cuestión sanitaria, el transporte, el bienestar de los y las trabajadores de la educación y entre otras cuestiones logísticas y operativas.

En este marco una discusión que nos parece propicia es alentar una revisión y puesta en valor de los contenidos curriculares en virtud de poder conectar más fácilmente con un mundo que vino para quedarse, donde hay una profundo modificación de la producción de bienes y servicios, donde las competencias requeridas cada vez están más orientadas al conocimiento, en particular aquel que deriva de buenas prácticas en lo que hace a la herramientas de la información y la comunicación.

Las herramientas tecnológicas no suponen solamente la necesidad de tener un “training” específico para actuar en ese campo sino que nos obligan a que para desarrollar cualquier disciplina nos sea obligatoria una base de manejo.

La sociedad táctil, donde miramos nuestros teléfonos inteligentes unas 400 veces al día, los condicionamientos algorítmicos, además de estar cruzados por miles de estímulos publicitarios, donde el déficit de atención y constancia es fundante de la etapa requiere sin duda reflexionar sobre lo digital antes que termine naturalizándose de manera acrítica sobre todo en las nuevas generaciones.

A su vez, es de destacar que, así como existió y existe un espacio de formación orientado a los derechos ciudadanos en su versión más clásica debería existir una adecuado a las derechas de nueva generación que son entre otros los derechos digitales que conforman la posibilidad de tratados sobre un “humanismo tecnológico” donde la técnica y las empresas estén enmarcadas por las sociedades y lo público para aportar al desarrollo económico y social.

El uso de datos personales, la protección de los mismo y las condiciones de generación de riqueza a partir de la explotación de unas pocas empresas de esas huellas digitales, la reflexión en torno a los conocimientos del funcionamiento de los productos y servicios digitales y sus condiciones de uso, la existencia de la “discriminación algorítmica” en tanto poner en relevancia o en situaciones de discursos de verdad ciertos enfoques y no otros, la necesidad de momentos de “desintoxicación digital”, la discusión en torno a soberanía y control de los desarrollos tecnológicos, el debate ético en torno a los alcances y usos de la inteligencia artificial son algunas de las claves o pilares posibles para construir un edificio de divulgación acerca de los derechos en la era de la información.

Si educación es inclusión, progreso y derechos tomar la dimensión táctil que nos atraviesa y que nos funda es importante. Dejar afuera uno de los mecanismos de condicionamientos de la personalidad es riesgoso.

El llamado a la acción es poner en marcha dispositivos curriculares que alienten a una autonomía individual y social frente a la avasallante marcha tecnológica que ya es una realidad, y ante las realidades existentes se pueden tomar dos actitudes: una adaptación pasiva o una contracultura crítica y de modificación justa de estructuras existentes. Ahora bien, lo que nunca se puede hacer es negar la realidad.

Sobre el autor: Lic. en Comunicación, autor del libro “5 claves para ganar elecciones en la sociedad táctil”

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