Empetrolados

Por: Carlos Leyba

Las cosas se complican. No sólo en lo económico.

Cuando Elisa Carrió inició el proceso de Juicio Político al Ministro de Justicia Germán Garavano se abrió una puerta inesperada. Dijo Lilita que le daba plazo, al Presidente, hasta diciembre de para cortar con una línea impuesta en la Justicia por la influencia de amigos presidenciales.

Lilita había apuntado a Ricardo Lorenzetti y para satisfacción de Lilita, bajó un escalón en la imagen del poder.

Asumió la presidencia de la Corte un miembro propuesto por Mauricio Macri, un jurista de méritos académicos y de intensa relación con el mundo empresario y simpatías radicales.

Carrio debe estar satisfecha con el reemplazo, pero la interpretación lineal de los hechos suele ser equivocada.

Por lo pronto Lorenzetti integró una nueva mayoría que, por su origen político, tiene simpatías con el peronismo y por lo que queda de ese sistema de valores sociales.

La “destitución” formal, entonces, no es necesariamente idéntica a la destitución real. Todo es más complejo. Una sorpresa, tal vez un boomerang.

¿Quiénes son los amigos presidenciales que merodean la Justicia?

Unos son los surgidos de la pasión futbolera – y, por qué no, calabresa – que ha movido desde joven a Mauricio.

Otros proceden de las relaciones tejidas,en el ascenso social de la familia inmigrante, en el Colegio Cardenal Newman que, por lo visto, no ha tenido demasiada influencia en la cultura presidencial. Y ni contar que es la presidencia más enfrentada ideológicamente con la Iglesia Católica (al menos desde el conflicto de la segunda presidencia de Juan Perón) alentada por su asesor principal Jaime Durán y su discípulo Marcos Peña quienes conducen una campaña de enfrentamiento en todos los planos. Cabe recordar que Monseñor Aguer – que no se identifica con Francisco –dijo “El Gobierno no tiene principios morales" (La Nación, 25/2/18) Los amigos futboleros del alma son Daniel Angelici y Gustavo Arribas.

Angelici, hombre fuerte de la “industria” (¿o el vicio?) del juego, es el presidente de Boca Juniors.

Arribas es o fue, comprador y vendedor de jugadores de fútbol y la intimidad con el Jefe de Estado es tal que vive en el departamento en el que residió Mauricio hasta que mudó a Olivos.

Arribas es el Jefe del servicio de inteligencia el que tiene, según comentarios del oficialismo, una previa larga tradición de “aprietes”, carpetas y amenazas reservadas a los jueces que, según ha trascendido se hicieron muy fuertes durante el período anterior. Seguramente algunas resacas de esos procederes pueden estar vivas.

El ambiente del fútbol, el juego y los servicios, al menos, no aparenta ser muy académico y no sabemos en qué sentido aportaría productividad a la Justicia. Un enigma que, con mas que justa razón, indigna a Lilita.

Los amigos del Newman y sus relaciones sociales, conforman el otro elenco de influencia en la Justicia. Nada indica que los valores que les inculcaron los brothers irlandeses a sus alumnos no influyan en sus asesoramientos y decisiones judiciales. Lo que sería saludable.

Pero bien puede ser que un cierto “pragmatismo” de variopinto orden, también los aleje de Lilita.

Pero como si esta tensión, entre el “faro espiritual de Cambiemos” y los hombres prácticos de la Justicia, encarnados por Garavano, no fuera suficiente alimento de conflicto, ocurrieron las declaraciones en la Justicia de Hugo Alconada Mon.

El horno de la noticia humea y por ahora “no han dado todo el resultado necesario” los operativos de silenciamiento. Veamos.

En su programa de TV Alejandro Fantino leyó la declaración judicial y dos periodistas militante PRO, que integran la mesa, intentaron desprestigiar esas declaraciones, sin demasiado éxito. La Nación está de por medio.

Pero, en verdad, el operativo silencio ganó hasta ahora. Una declaración como la de Alconada referida a otras personas habría sido “titular” de los medios. No lo fue y no lo será. ¿Periodismo de guerra?

Ante el juez Ernesto Kreplak, Alconada declaró que Mauricio Macri durante la campaña les pidió a empresarios la entrega del 1 por ciento de su patrimonio para financiarse, aporte – dijo – que debía ser “en negro” y pronto, porque “el ticket de entrada va a valer mucho más cuando se acerquen las elecciones”. Fuerte.

En aval de estas – si ciertas – desafortunadas declaraciones pre presidenciales, constan - en el expediente judicial - que entre los supuestos contribuyentes a la campaña de Cambiemos hay 1147 beneficiarios de planes y monotributistas sociales que suman el 25 por ciento de todos los aportantes.

Uno de los periodistas militantes PRO (que son la inversa de K) dijo “el juez es kirchnerista”. Lo que puede ser cierto. Pero no cambia las declaraciones de Alconada.

Según Alconada, Mauricio dijo “Quiero el 1 por ciento de tu patrimonio … (porque) si yo gano … tu patrimonio va a valer muchísimo más”.

Si lo que dice Alconada es cierto (su honestidad lo avala) y se puede probar (hace falta un arrepentido por lo menos). El “valor anticorrupción” del PRO baja.

Más aún por pedirlo en “negro” que por pedirlo.

Por todo eso el prestigio desciende en picada: el patrimonio de los empresarios (salvo el de los petroleros muy amigos de Mauricio) se desplomó.

La excepción de los petroleros es un dato.

Pero cabe aclarar que la perversidad de la política energética (la base de import parity y el brutal subsidio a Vaca Muerta) tiene su origen más fuerte en el ministro Axel Kicillof y Macri avaló la continuidad de la fiesta pero no fue el que invitó.

Lo dicho, respecto de la cuestión de la Justicia, va formando, a pesar del blindaje de los principales medios y periodistas, un rosario de debilidades morales sobre la bandera anticorrupción.

Se suman a estas “debilidades”, antecedentes, de algunos personajes que le hacen flaco favor al gobierno, si además le agregamos cuestiones dichas (aunque no necesariamente probadas) que tienen que ver con “el dólar futuro”, “el blanqueo”, las operaciones financieras que permitieron la salida de masas enormes de capitales a un precio del dólar que no habría de resistir ni un día, más el poco apego a invertir en el país de un número importante de funcionarios, etc.

Todo eso, y sobre todo en la voz de Elisa Carrio y de Hugo Alconada Mon, amenaza al gobierno de no poder ventilar los méritos personales en materia de distancia con la corrupción.

La principal bandera de Cambiemos - en la tarea de descolocar al kirchnerismo y también al peronismo y al sindicalismo como generadores, socios, cómplices de actos de corrupción o de manipulación de la Justicia y fortalecimiento de la impunidad elegida – se ha desteñido como consecuencia de litros de lavandina tirados por Carrio y Alconada, proveedores honestos y confiables.

Nadie puede dudar del festival de cohecho serial del gobierno kirchnerista.

Sólo la fe ciega o el odio, que blinda oídos y ojos, puede poner en duda que la fortuna de Daniel Muñoz, contabilizada, registrada, obliga a mirar para arriba y al costado.

Setenta millones de dólares en poder de un secretario que llevaba los diarios, el portafolio, el café, que atendía el teléfono, y que – naturalmente – no “firmaba” decretos, resoluciones, presupuestos, nada.

Un redondo pinche protagonista habla de sumas diez veces mayores que las que seguramente pasaron por sus manos. Tan mayores que no se notaba “el diezmo”. Obien el hombre era simplemente un testaferro infiel y el saqueo más pequeño.

Fortunas súbitas. Modestos funcionarios de una pequeña provincia, en la que la mayor parte del empleo la genera el sector público, se convierten en play boys, coleccionistas, millonarios.

¿Quién puede dudar, más allá de los Cuadernos, de las declaraciones de los empresarios coimeros, que en el período K hubo fortunas que nadie puede sensatamente explicar, incluida la de Néstor y Cristina?

Para el juicio legal hacen falta pruebas. Para el juicio moral hace falta lógica.

Y no le falta lógica a la condena moral al kirchnerismo por haberse ubicado en la primera fila de la línea de corrupción o cohecho, y el silencio, aunque “las pruebas” sólo fueran los bolsos de López, los millones de Muñoz, el escándalo de Báez, las confesiones empresarias.  ¿Quién honestamente puede dudar?

Pero estos últimos hechos, las denuncias de Lilita y Alconada, que hablan de riesgo de impunidad o pedidos de dinero negro, que tocan a Macri y al PRO, hacen blanco en la principal razón de pedir continuidad por parte de Cambiemos.

La principal, porque la alternativa o el eventual retorno de los que el propio Juan Grabois llamó “chorros”, augura males mayores.

No hay una sola razón económica, social o política para justificar el retorno de CFK y sus cómplices, pero tampoco para confirmar a “este Cambiemos” en el gobierno futuro con alguna esperanza.

Este Cambiemos es Mauricio y sus amigos, el núcleo duro, Marcos Peña, Durán Barba, etc.

No incluyo a María Eugenia que es otra cosa y que puede ser otra cosa mejor junto a muchos miembros de Cambiemos del radicalismo, de la Coalición Cívica o de origen conservador.

Todas esas personas, como les pasó a los peronistas con los Kirchner, están cautivas de quienes capturaron el poder y lo ejercen sin diálogo.

¿Por qué no hay una sola razón política para confirmar a “este Cambiemos”?

Los partidos políticos son una institución constitucional que tiene la misión de formar el proyecto de largo plazo que se desea y que movilice a la ciudadanía y también la misión de instrumentar el corto plazo, que son los escalones del ascenso.

Una misión del buen gobierno es fortalecer la política. La del partido propio y de las demás vertientes incluida las opositoras. En el ejercicio del gobierno “el grupo Macri-Durán” no ha cultivado el diálogo ni siquiera con los propios y menos con los demás.

No hay democracia sin alternancia y la alternancia se construye.

Pues bien Macri no sólo desprecia, porque despreció en su gestión, la política y los partidos, no sólo renegó del debate y del pensamiento de largo plazo, no sólo rechazó el diálogo como aproximación al consenso sino que renunció a pensar (¿podrá hacerlo?) sus acciones en términos de Nación, de bien común.

Pero lo más grave es que, con el solo afán de ganar una elección, eligió como método la construcción de un adversario pasible de las peores adjetivaciones. La exaltación de la grieta.

Macri reconstruyó a Cristina y a lo peor del kirchnerismo. Hizo lo inimaginable para subirla a un podio del que había descendido por decantación de la bruma del relato y el aterrizaje a la realidad.

Muchos de los peronistas, aun aquellos que habían trabajado con ella, conscientes de la creciente irracionalidad de las posturas de CFK, de lo indefendible de su conducta previa, marcaron a propio riesgo las distancias. Pero el PRO, bajo la conducción indecorosa de Peña y Duran, se encargó de destruir y silenciar esas distancias.

El periodismo militante PRO, a muchos de los dirigentes del peronismo no K,los llamó “el peronismo racional”. Simplemente una adjetivación infamepara destruir toda posibilidad de diálogo que implica, primero, respeto.

No fue sin querer. Macri quería sólo a Cristina como competidora. Seguro estaba que en la segunda vuelta ella no podría ganar. Tanto la fortaleció que esa alternativa ya no es descartable.

El desprecio a la alternativa,histórica y políticamente necesaria,se transformó en un altar de las venganzas.

Nada bueno en la política ha generado Mauricio y por eso, desde ese punto de vista, no hay ninguna razón para procurar la continuidad de “este Cambiemos”. María Eugenia y muchos otros miembros de la coalición son otra cosa.

En lo social los datos son aterradores. No es que lo haya inaugurado Macri. Heredó esto. Es verdad.

Cuando llegaron los PRO, la capacidad de crear trabajo productivo había sido eliminada por el despilfarro de recursos en el que navegó el kirchnerismo desde el primer día.Néstor se atragantó de oportunidades y CFK las devoró.

La pobreza, la degradación civilizatoria en la que sobreviven millones de nacionales y sobre todo los niños, es una realidad que clama al cielo.

Los PRO solo atinaron a la continuidad, a seguir asegurándose,con paños fríos,que no haya reacciones incontroladas.

Pero nada nuevo en la protección y educación de los niños. Los que nacieron con Néstor tiene 15 años. No se notan los beneficios K a la tropa de adolescentes de la pobreza.

Pero Macri,sobre ese territorio devastado,ha cavado una fosa: el tiempo degrada.Imperdonable. Tres años no es suficiente para un cambio estructural. Obvio. Pero es suficiente para empezarlo.

Lo obvio es que, el que maneja debe saber dónde quiere ir y cómollegar. No es el caso. Lo peor es que ni siquiera se han dado cuenta. En todo son puro presente.

Se beneficiaron electoralmente con la grieta que formuló, como razón de gobierno, el kirchnerismo;y decidieron mantenerla viva.

Pobreza, grieta, ese odio que se rumea en la política, después de tres años es responsabilidad del que gobierna si es que no es capaz de señalar la dirección, la aspiración, la verdadera voluntad de cambio.

Macri ha perdido una capacidad histórica.

El kirchnerismo dilapidó los miles de millones de dólares que nos ofrecieron los términos del intercambio más generosos de nuestra historia y pulverizó el clima que nació con el Diálogo Argentino que, con el paso de los primeros años, lo convirtió en el Monologo K.

Pero Macri dilapidó la demanda de unidad nacional, de tolerancia y respeto, de terminar con la pobreza y terminar con el narco, que la sociedad estaba convencida que él encaminaría; y por eso le brindó su aceptación.

La valoración de su gobierno se multiplicó por dos después de las elecciones de 2015. Ese capital inicialMacri también lo dilapidó.A poco de andar reveló que su equipo no estaba preparado para gobernar.

Reveló que al igual que los que lo precedieron los motivaba “el poder” como sustantivo, tenerlo, asegurarlo, y no “el poder” como verbo, el poder hacer las cosas que son necesarias.

Hizo blanco en CFK para competir sólo con quién tiene la mayor probabilidad de perder en segunda vuelta, destruyendo la posibilidad de una alternativa.

Hizo blanco en el Papa para aglutinar los votos de “la progresía”, que rechaza su posiciones económicas o internacionales, y a la que seduce el protagonismo de las minorías.

Finalmente, demasiada conocida razón, ¿cómo repetir esta experiencia económica desastrosa de 3 años? Mauricio ha continuado el industricidio menemista. Carlos Pellegrini acuño una frase que es un programa “Sin industria no hay Nación” y a base de destruir la industria, el único programa sistemático de los últimos 40 años, nos estamos quedando sin Nación.

El país crecerá cero durante el periodo PRO y como la población crece, seremos mas pobres y estaremos sujetos a mas conflictos distributivos que tiempo atrás.

¿La confianza en la moneda local se mide por la tasa de interés? Bien. En ese caso jamás experimentamos un período de tasas más altas y por lo tanto de menor confianza en la moneda.

La devaluación, el ida y vuelta, convive con una tasa de inflación superior a la de los últimos años. Record.

Déficit comercial acumulado, fuga de capitales, desempleo, ausencia de inversiones, parálisis económica.

El dólar atado al peso de la tasa de interés tal vez genere la calma cambiaria que produce el festival especulativo, tal vez la inflación baje mientras la caída de la economía real continúa. Pero lo que se destruye se hace irrecuperable.

Macri en la economía, como en lo social y en lo político, hasta aquí,es un fracaso y no da señales de asumirlo, darse cuenta y rectificar el rumbo. Puede ganar las futuras elecciones. Sí.

Es indiscutible su habilidad para ocultar los errores propios y montarse sobre los ajenos y del pasado.

Pero el fracaso debe medirse por la destrucción de oportunidades y sobre todo porque las correcciones necesarias, después de este período de gobierno, son mayores a las que debíamos llevar a cabo cuando llegaron.

Si hay algo que califica estos tres años (y el año por venir) es que Macri nos deja una economía en crisis, una sociedad crispada, una pobreza que nos perfora el sentido común y una alternativa política, reducida a dos que son él o Cristina. Un insulto a la razón.

Lo último que se pierde es la esperanza: si los dos con mas votos de hoy, Mauricio y CFK, mirando las encuestas perciben que, en segunda vuelta, los dos pueden perder, porque a ambos la mayoría de la sociedad los rechaza, tal vez, los dos renuncien y Cambiemos y la oposición, construyan candidatos en los que podamos imaginar algo nuevo.

Líderes con principios, honesta, con programa y con la idea de construir una Nación que implica la gigantesca tarea de inclusión social, de mejoras sustantivas en la organización del Estado, de impulso al desarrollo tecnológico, de custodia de los recursos naturales, de ampliación de la frontera productiva.

Sin ese programa seguiremos cabeza abajo.

En esas condiciones las nuevas riquezas que afloran, como lo son las de Vaca Muerta,no cambiarán el fondo de las cosas, como no lo cambiaron los millones del boom de la soja.

Las oportunidades, si no son trabajadas por la política, el programa y el consenso, no evitarán que merced a la dilapidación sigamos igual. La novedad será que,a partir de 2020,estaremos empetrolados.

Al igual que los superficies inundados o los pingüinos, que lo sufrieron, tendremos que ver como nos rescatan de ese baño.

La riqueza que no se traduce en productividad, finalmente, enferma. Las oportunidades perdidas enferman.

¿Cuándo tendremos una propuesta que lo comprenda?




Diarios Argentinos