"En mi facultad pagábamos $60 mil de luz en 2015 y ahora pagamos $600 mil"

Lo señaló Marcos Actis, vicerrector de la Universidad Nacional de La Plata y exdecano de la Facultad de Ingeniería, en diálogo con El País Federal. "El Gobierno ve a la educación como un gasto y no como una inversión", afirmó.

Por estas horas, el conflicto universitario atraviesa todo el país, con varias de las facultades de las 57 universidades públicas nacionales tomadas. Los docentes exigen un aumento salarial a la altura de la inflación prevista para este año, frente a la oferta del 15%, pero también entra en en el reclamo los problemas que denuncian las autoridades de varios de esos centros de estudio por el presupuesto. 

En diálogo con El PAÍS DIGITAL, Marcos Actis, vicerrector de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y ex decano de la Facultad de Ingeniería, aseguró que, por los recortes de partidas y el aumento de tarifas, los presupuestos están colapsados. “En mi facultad pagábamos $60.000 de luz en 2015 y ahora pagamos $600 mil por mes”, grafica, y apunta contra el Gobierno nacional: “Ven a la educación como un gasto y no como una inversión”.

—¿Cuál es su lectura sobre el conflicto universitario?

—Los reclamos surgen por dos grandes cuestiones. Una es el salario docente, que impacta en todas las universidades de la misma manera, y que lleva varios años por debajo de la línea de inflación. El otro tema es el presupuestario. En la Universidad de La Plata este asunto se venía manejando bien. Pero este año hubo recortes deliberados que complicaron nuestra administración.

En lo que va del 2018, el presupuesto está mucho más ajustado que otros años y la perspectiva es de absoluta incertidumbre. Y en otras universidades el riesgo de funcionamiento es mucho más grave. 

—¿Cómo es la situación puntual en la Universidad de La Plata?

—Nosotros estamos sufriendo un decrecimiento permanente del presupuesto. Sobre todo en el tema tarifario. En la Facultad de Ingeniería pagábamos 60.000 pesos de luz en 2015 y hoy pagamos 600 mil pesos por mes. Con lo cual, por más que haya un incremento de recursos similar a la inflación, este desfasaje resiente todo el presupuesto de las universidades. El gasto en servicios pasó de explicar el 10% del presupuesto de las unidades académicas a representar entre un 40% y un 50%.


—¿Cómo ve la actitud del Gobierno ante el conflicto?

—Su postura es preocupante. El Gobierno nacional impulsa una política global de ajuste; se ve a la educación como un gasto y no como una inversión. Los funcionarios de Cambiemos ven al gasto público en términos de gasto educativo, lo cual da una pauta de cómo se ha alterado la política oficial en los últimos años. La ciencia y la tecnología son una inversión, no un gasto.

—¿Cree que el Gobierno puede avanzar hacia un modelo de arancelamiento de las universidades?

—Puede ser que ése sea el pensamiento de muchos integrantes del Gobierno; un número considerable de dirigentes de la administración de Mauricio Macri proviene de universidades privadas. Sin embargo, no creo que estén dispuestos a dar esa batalla. En el 2001 la gestión de la Alianza había puesto en cuestión la gratuidad en la educación superior y pagó un costo social muy grande. La mayoría de los argentinos universitarios hemos estudiado en la universidad pública de calidad. Así que no veo margen para que puedan ir, por lo menos de manera inmediata, hacia el arancelamiento universitario.

—¿Hasta cuándo cree que se puede extender el actual conflicto?

—Ojalá tenga una pronta resolución. No dar clase significa un perjuicio para los alumnos. Yo lo viví en el ´87 cuando perdí un cuatrimestre. Soy partidario de las movilizaciones, de salir a la calle para protestar en conjunto, los estudiantes y los profesores. Es una forma de reclamo colectivo que genera solidaridad entre los alumnos.

—Por último, ¿es comparable esta crisis educativa con algún otro momento histórico?

—En la década del ´80 había restricciones, pero no porque el gobierno de Raúl Alfonsín no estuviera convencido de la universidad pública. Había otros problemas, como la deuda externa y la hiperinflación, que complicaban el funcionamiento de las universidades.

Creo que estamos atrasando una situación similar a la que vivimos durante las presidencias de Carlos Menem y Fernando De la Rúa, que tenían una tendencia contra las universidades públicas. En 2001 no teníamos recursos para pagar los servicios. Cada vez que gobernaron los neoliberales tuvimos problemas. Es algo que volvemos a experimentar ahora.

Diarios Argentinos