Elecciones en Brasil: "Si gana Bolsonaro, se va hacia un abismo"

El periodista Federico Vázquez analizó con El País Digital el panorama que se vive previo a los comicios del próximo domingo. La "proscripción de Lula", el programa de Haddad y la advertencia sobre su competidor.

En diálogo con El País Digital, el periodista especialista en política internacional Federico Vázquez analizó el panorama que se vive en Brasil previo a las elecciones del próximo domingo. "Se espera un escenario de segunda vuelta y abierto", anticipó.

En ese marco, se refirió a la "proscripción de Lula", analizó las claves del programa de Haddad y lanzó una dura advertencia sobre Bolsonaro, el candidato de extrema derecha: "Si gana se va hacia un abismo y se entrará rápidamente en un terreno no democrático". 


—¿Cómo ves el escenario? Según las últimas encuestas, parece haberse consolidado Bolsonaro.

—Las últimas encuestas muestran varias cosas, por un lado la consolidación del voto de Bolsonaro, al mismo tiempo también la consolidación del voto de Haddad. Lo primero que hay que pensar como lectura es que se despegaron los dos principales candidatos. Hace un mes había un escenario que a partir de la proscripción del principal candidato, Lula, se generó un caos electoral. La gente no sabía quién era candidato a presidente, si se podía presentar, y estamos hablando de alguien que medía, depende la encuesta, entre 30 y 38 puntos. Frente a esto, había un pelotón de candidatos y ninguno terminaba de despegar. Lo que pasó en el último mes, en la medida de que se consolidó la candidatura de Haddad y hubo una transferencia importante de votos de Lula a Haddad, quedaron en "pole position" dos candidatos, Bolsonaro con alrededor de 30 puntos y Haddad en un ascendente que hay que ver si ahora se estanca en los veinte o veintipico de puntos. Este es obviamente un escenario de segunda vuelta y abierto respecto de quien ganaría las elecciones.     

"Hoy Bolsonaro cuenta con alrededor de 30 puntos y Haddad en un ascendente que hay que ver si ahora se estanca en los veinte o veintipico".


—¿Cómo viste la campaña electoral, en la que hubo muchas irregularidades, con Lula preso, su prohibición a dar una entrevista desde la cárcel? ¿Hubo atentado?

—Esta campaña nace con un hecho inédito en la democracia de Brasil, que es la proscripción de un candidato. Eso altera todo, no sólo al PT, el partido de Lula, altera a la oposición también, el sistema político está caotizado y está en una especie de remolino del que no se sabe qué va a emerger. El PT, mal que mal, a pesar de tener su líder preso, parece haberlo reemplazado en términos de candidato con relativo éxito con Haddad y es, entonces, el principal partido político de Brasil. El resto de los partidos, que eran importantes quedan en medio de una situación muy rara. Osea el Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que gobernó con el Partido de los Trabajadores en las últimas tres presidencias puede sacar menos de 10 puntos, sería un hecho muy relevante. El partido de Cardoso, el partido opositor a Lula histórico, también puede no pasar la segunda vuelta, que es algo que no viene ocurriendo. Y el tercer factor es la emergencia de una candidatura totalmente corrida a la extrema derecha, que también es una novedad en Brasil. Yo creo que es una especie de caja de pandora que se abre, imposible saber sus implicancias. Si de esto se sale con un triunfo de Haddad y del PT, sería la salida más normal y sistémica, si llega a ganar Bolsonaro, es un escenario que hay que pensar todo de vuelta.    

—¿Cuál es la base social de Bolsonaro? ¿Cuál es su perfil de votante?

—Según las encuestas, lo que se puede ver del comportamiento del votante de Bolsonaro es que es muy cambiante, en la medida en que se viene consolidando en muy poco tiempo, eso siempre en cualquier situación política algo que crece muy rápido, es que está agarrando distintas cosas, no es algo muy cristalizado. Obviamente que cala en sectores que son proclives a la mano dura y la idea de orden es lo que estructura el discurso de Bolsonaro. Él es un exmilitar, su vice también lo es, la impronta militar no es retórica, es concreta. Y lo militar en Brasil está ligado a la idea de orden, mucho más que la idea que de dictadura, esto es una diferencia con Argentina. Acá si tuviéramos una candidatura militar, que sería improbable, estaría más vinculada a la idea de la última dictadura. Allá porque la sociedad hizo una lectura distinta sobre la última dictadura militar en Brasil, hace entonces que se asocie a la idea de orden. Es un orden represivo, pero también es un orden que tiene que ver con el propio caos que generó la elite en los últimos años. La elite en Brasil generó un desgobierno, tiró abajo una presidenta electa, hizo pomada el sistema de partidos y los brasileños están desde hace tres años encontrándose con casos de corrupción de cualquier índole. Entonces el orden se refiere a esa idea de política desgobernada, no tiene que ver con lo que pasa con la ultraderecha en Europa. Hay una diferencia, en Europa hubo una construcción de largo plazo, de partidos que eran más ligados al neonazismo, otros a un conservadurismo antiinmigrantes, y de a poco fueron creciendo, al principio era muy marginales. Esto de Bolsonaro tiene que ver con otra cosa.

"Bolsonaro cala en sectores que son proclives a la mano dura y la idea de orden es lo que estructura su discurso".

—A partir del supuesto crecimiento de Bolsonaro, hubo un reporte en la bolsa Brasileña. ¿Ves un alineamiento cerrado del estabilishment a favor de Bolsonaro?     

—Siempre pasa que lo que lo que llamamos el mercado, la elite y el poder, no son monolíticos, hay intereses contrapuestos. En estos momentos en Brasil hay una grieta por arriba, vos tenes por un lado a la bolsa que efectivamente subió acorde con el mejor posicionamiento de Bolsonaro en las encuestas. Es la razón más instintiva que parece tener el capital o los empresarios, que es de satisfacción de que se dificulte o se aleje la llegada al poder del PT. Pero es una reacción epidérmica, porque cuando empezás a ver más en concreto te encontrás que no hay un alineamiento orgánico con Bolsonaro. Por ejemplo Folha de San Pablo, el principal diario de Basil, tiene posturas muy en contra de Bolsonaro, cubrió de manera muy favorable la marcha de mujeres en su contra. Incluso no trata con la misma vehemencia a Haddad que a Lula. Y si vos te pones a rascar más a bajo, en periodistas, personas de carne y hueso, no hay una hinchada a favor de Bolsonaro. 

Sin embargo, en Brasil están siendo presos de su propia construcción, construyeron tan fuerte el antilulismo, que ahora se dieron cuenta de que el resultado de eso es Bolsonaro, pero no saben qué hacer con eso. Es difícil pasar a decir que el PT no es tan monstruoso como veníamos diciendo. Hay una cosa compleja porque sí muchos aceptaron alegremente, como pasa con el periodismo en Argentina, romper todas las reglas judiciales, en términos de derechos procesales. Es decir, se metieron presos un montón de dirigentes y empresarios, y se les dijo a la gente que eran todos ladrones. Se corrió tanto el límite del Estado de derecho, que ahora es difícil decirle que Bolsonaro es peligroso. Lula recordemos que no sólo está preso, sino que no puede hablar, siendo que cualquier preso puede dar entrevistas. Por el otro lado, el propio Haddad, es un candidato que tiene diálogo con esos sectores, no es un ultra dentro del partido y es parte de la corriente mayoritaria más moderada.

"No hay un alineamiento orgánico de la elite con Bolsonaro, hay posturas  encontradas".

—¿Por dónde pasan los ejes programáticos de Haddad?

—Hay una serie de ejes que yo diría que son más retóricos que reales, y viceversa. Lo que tiene que ver con la retórica, el más fuerte es el llamado a una asamblea constituyente, que es un slogan más cercano a las experiencias bolivarianos en la región. Ese llamado a la asamblea constituyente es porque la alianza de Haddad con el PT está más corrida a la izquierda, la vicepresidencia la ocupa alguien que viene del Partido Comunista. Y al mismo tiempo tiene que ver con la intención del PT de cambiar el sistema parlamentario, que en Brasil es muy extravagante. Yo creo que esto es retórico porque no tiene la fuerza política necesaria para llevarlo a cabo. 

Después hay otras que son de una gestión posible, volver a ciertas políticas que le resultaron al Partido de los Trabajadores, que es mercado interno, eliminar el techo al gasto público que se votó por ley en Brasil, también ir en contra de la reforma laboral que llevó adelante Temer. En este marco, Haddad plantea volver al Gobierno de Lula, se cuida de no hablar de Dilma porque tuvo más dificultades en términos económicos. Entonces, el programa es de un Gobierno de alianza económicas con empresarios y el sistema financieros, pero promete como paso con el Lulismo, el masivo ascenso de los pobres a la clase media. 

—¿Ves un lazo sólido entre Haddad y Lula?

—Haddad todos los lunes va a la cárcel y habla con Lula, eso es un dato. No hay ningún ocultamiento de su parte de que es el representante de Lula, hasta en algunas ocasiones lo imita en los actos. Pero las personas son indescifrables y cuando se transforman en presidente se le transfieren poderes y atribuciones, y esa persona con eso hace lo que quiere. Por eso sucedió lo de Lenin Moreno y lo de Temer, alguien que era vicepresidente de Dilma y rompe el acuerdo político y acepta ocupar su lugar. De todas maneras, lo de Haddad es distinto, él es alguien con historia dentro del Partido de los Trabajadores, con historia en la gestión de Lula y con diálogo hasta hoy directo y personal. Además, la transferencia de votos que tiene de Lula es total, no hay caudal propio, por eso veo difícil que se produzca un vuelco si gana las elecciones.  

—En cuanto al proceso judicial. ¿Qué pensás que puede pasar con Lula, si gana uno u otro candidato?

—Si gana Haddad, dijo públicamente que no iba a indultar a Lula, esto está prohibido además por la Constitución en Brasil, que permite indultos generales pero no particulares y eso fue dicho ya por el Tribunal Supremo de ese país. Pero cuánto cambiaría el clima de la Justicia si hay un Gobierno de Haddad, realmente no lo sabemos, si se le reduce la pena, si hay movilización social, realmente no se puede anticipar. Si llega a ganar Bolsonaro, por supuesto Lula no va a ser liberado y va a haber una situación de conflictividad interna muy importante, porque es como que gane Trump, pero no con el sistema político de Estados Unidos, sino de Brasil. El sistema norteamericano digiere un Trump, porque hay una cosa sistémica que lo controla, pero Brasil es un país de tercer mundo, dónde la política se resuelve de manera más drástica, donde los partidos salvo el PT no existen, me parece que se va a un abismo, un abismo real, en términos democráticos, de garantías consitucionales, de juego cívico. En Brasil, las Fuerzas Armadas cuando intervienen matan gente, Bolsonaro promete incrementar eso, me parece que entramos en un terreno no democrático, rápidamente va a pasar eso.

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