Grecia vs Turquía: el Mediterráneo
OPINIÓN. Hace tan solo dos meses que las alarmas se prendieron nuevamente entre estos dos antiguos rivales. Siglos de conquista, batallas y guerras hacen que las relaciones entre ellos hoy en día sean ásperas o suaves dependiendo quien gobierne donde, tanto en el lado asiático como en el europeo.
Hace tan solo dos meses que las alarmas se prendieron nuevamente entre estos dos antiguos rivales. Siglos de conquista, batallas y guerras hacen que las relaciones entre ellos hoy en día sean ásperas o suaves, dependiendo de quién gobierne dónde, tanto en el lado asiático como en el europeo.
Grecia y Turquía en el último siglo han sido grandes contrincantes, enemigos históricos e incluso aliados. Ambos países se caracterizan por tener relaciones tensas con sus vecinos y expandir sus influencias en las aguas del Mediterráneo.
Grecia estuvo durante más de 20 años en un litigio internacional con una antigua provincia yugoslava, Macedonia, por causa de su nombre. El nombre de Macedonia lo reclama Grecia como parte de su historia helénica al considerarse la heredera natural de aquella antigua cultura. Impidiendo a la provincia que tenga reconocimiento internacional o pueda integrar diferentes foros internacionales por culpa de este inconveniente. El cual terminó con el país cambiándose a Macedonia del Norte luego de décadas.
Turquía, en la última década se ha visto más activa con sus vecinos, es una potencia militar, tiene una de las fuerzas militares más grandes de la OTAN y al ser el puente entre Asia y Europa se ha visto involucrada en muchos acontecimientos a lo largo de los años.
Este país fue el epicentro de la crisis migratoria en el 2016 por causa de la guerra civil siria, el cual sigue hasta hoy en día. Fue el tapón de Europa durante muchos años y a causa de esta situación movilizó a su ejército al norte de Siria creando un “corredor o cinturón humanitario” a través de una invasión armada para intentar devolver a los refugiados sirios a su país. Por otro lado, el congreso turco apoyó la asistencia militar en Libia. País que también sigue en un conflicto civil armado desde el 2011, contraponiéndose a otros intereses de países aliados, como Francia. Esto genera que estén en lados opuestos del conflicto. Por último, hoy se encuentra apoyando a Azerbaiyán en su guerra contra Armenia y chocando al mismo tiempo con Rusia que apoya al pueblo armenio.
El conflicto entre Grecia y Turquía incluso ha tocado otros países por décadas, como es el caso de Chipre. Este país se encuentra divido en dos desde 1974. Hace 46 años el norte de la isla fue invadida por el ejército turco conquistando un tercio de la nación isleña y convirtiendo esa zona en la República Turca del Norte de Chipre. País únicamente reconocido por Turquía y desconocido por el resto del mundo. El lado sur, pro griego, es reconocida por la comunidad internacional y gracias a sus lazos con Grecia pudo entrar a la Unión Europea. Aunque su frontera con el norte de la isla ha sido mantenida por el programa de cascos azules o agentes de paz de la ONU hasta hoy en día.
Turquía tiene casi todas sus fronteras en conflicto y su economía está cayendo drásticamente. Grecia por el otro lado tiene el apoyo de la Unión Europea.
¿Cuál es realmente el conflicto?
La respuesta es simple. La disputa se da sobre los recursos naturales que se encuentran debajo del mar mediterráneo. Egipto e Israel han encontrado gas en su lecho marino, y se presume que entre las islas de Creta y Chipre seguramente haya yacimientos tantos de gas como de petróleo, por eso los países se encuentran tan expectantes. Turquía y Grecia pueden ganar mucho con estos recursos.
Hace más de 10 años, Erdogan, actual presidente de Turquía dio un giro decisivo en la política exterior. Turquía ya no se humillaría ante las puertas de la Unión Europea, suplicando que la dejaran entrar. Siempre esperó ser miembro de la Unión, pero la cuestión de Chipre y su política interna inhabilitó o retrasó su entrada, más que nada luego del intento de golpe de estado en el 2016. En cambio, Turquía se preparó para proyectar una gran fuerza regional, expandir su influencia sobre sus aliados en el Este y convertirse en una fuerza global a tener en cuenta. Hoy en día la cuestión de Libia, Siria y Azerbaiyán lo demuestran.
Pero la economía turca se tambalea, exacerbada por los efectos del Coronavirus y una inflación creciente en los últimos años. Frenando el proyecto de Erdogan y limitando su capacidad para salir del creciente aislamiento económico. No sólo la economía determina si Turquía puede continuar proyectando su poder, sino que, si la economía se estanca, Turquía no tendrá el presupuesto para dedicarlo a todas estas batallas y frentes.
Por último, malas relaciones internacionales para Turquía podrían traducirse en perder las perspectivas de extracción de gas que tanto necesita en el Mediterráneo oriental.
La economía griega por el otro lado se mantiene gracias a la Unión Europea, pero ha quedado muy desbastada luego de la crisis financiera del 2008. Con deudas tan grandes que se terminarán de pagar dentro de 80 años o más, pero tiene gigantes económicos como Alemania y Francia que la levantan y salvan en caso de necesitar ayuda. Turquía en cambio, está sola.
Si se llega al caso de que haya petróleo o gas, ambos países están más que interesados en demostrar su poder para conseguir estos recursos que atraerían inversiones, comercio y estabilidad en los años venideros. Ambas economías lo necesitan.
¿Qué pasó hasta ahora?
La investigación y las fronteras marítimas son el dilema.
Como se dijo anteriormente, Egipto e Israel han encontrado yacimientos en el fondo del mar. Turquía no dudó en mandar barcos a investigar la zona, los cuales fueron escoltados por buques de guerra. Grecia claramente llamó la atención de su vecino y buscó el apoyo de la Unión Europea. Dicha zona, incluso se encuentra en un limbo de fronteras marítimas.
Grecia en su última guerra con Turquía pudo expandirse tanto en territorio turco que casi todas las islas que lo rodean terminaron en manos griegas y el espacio marítimo turco se vio severamente reducido luego del tratado de Lausana en 1923.
En pocas palabras, Turquía reclama derechos de exploración de gas y petróleo en un área que entra en conflicto con las propias reclamaciones de Grecia. En lugar de resolver el desacuerdo a través del diálogo, Turquía envió su marina y barcos de investigación a aguas en disputa en agosto, y ambos países llevaron a cabo ejercicios militares rivales en el área en los días siguientes.
Hoy en día, la pequeña isla de Kastelórizo está en el centro de la disputa sobre la exploración energética en el Mediterráneo. Turquía dice que Grecia está reclamando injustamente su derecho sobre el área basándose en islas diminutas como está cerca de su costa, sacando a Ankara del fondo del océano para explorar. Las líneas en el agua es lo que define toda la situación.
Repercusiones internacionales
El 18 de octubre de este año, en la República Turca del Norte de Chipre se celebraron elecciones presidenciales, dando como ganador a Erstin Tatar con el 52% de los votos. Perteneciente a la Centro-Derecha y pro-turco, busca la división de la isla y reconocimiento internacional. Pero con todo lo que está sucediendo en la zona, esto podría empeorar la situación. A causa del aumento de tensiones entre Grecia y Turquía la frontera en la isla que divide el sur del norte se ha visto involucrada con incidentes y choques entre manifestantes que reivindican y apoyan tanto al lado turco como griego.
La Unión Europea fue clara. Si para diciembre la situación no se tranquiliza, la misma la Presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen aplicaría sanciones comerciales a Turquía. Chipre y Grecia presionan para que se apliquen inmediatamente, no en diciembre.
Estados Unidos, y su presidente, Donald Trump ha “castigado” a Turquía por su acercamiento militar con Rusia, sacando al país de diferentes programas de ayuda y asistencia militar. E incluso cuestionaron el accionar turco por su involucramiento en el conflicto armenio y azerbaiyano. Aunque ahora Turquía se enfrenta a Rusia porque apoyan a bandos opuestos en dicho conflicto.
Francia encuentra está situación ideal. Turquía es su contrincante en el escenario libio. Macron inmediatamente envió aviones de combate y una fragata naval a Grecia como muestra de su lealtad al pueblo griego.
La respuesta de la dirigencia política griega también fue contundente. La Presidenta de Grecia Katerina Sakallaropoulou (la Jefa de Estado, no de Gobierno) visitó la isla de Kastelórizo, el epicentro de toda está incómoda situación como una clara advertencia a Ankara de que Atenas seguirá defendiendo sus intereses. Ella misma dijo: “Las acciones ilegales de Turquía han provocado tensiones nunca antes vistas en el Egeo y el Mediterráneo Oriental. Las tensiones apuntan no solo a Grecia, sino también a la UE y a la OTAN, amenazando la paz y la estabilidad en la región”
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, anunció que estaba reforzando las fuerzas armadas, consiguiendo 18 aviones de combate franceses de última generación, iniciando la búsqueda de cuatro nuevas fragatas para la marina y agregando 15.000 soldados más al ejército de su país.
Las fuerzas militares se están movilizando alarmantemente en la zona.
Por último, el Secretario General de la OTAN dijo: "Doy la bienvenida al establecimiento de un mecanismo de salida del conflicto militar, logrado a través del compromiso constructivo de Grecia y Turquía, ambos valiosos aliados de la OTAN". Como respuesta hay una línea directa de emergencia entre Atenas y Ankara. Como la que hubo entré Moscú y Washington en la Guerra Fría.
Pero ambos países son aliados, militarmente hablando. Pertenecen a la OTAN, esto significa que un ataque a un miembro de la alianza se traduce a un ataque a todos los miembros de la alianza. Por lo tanto, todos saldrían a defender a su aliado. Llegado al caso de que un conflicto armado estalle entre ambos, ¿a quién defendería la OTAN? La primera persona que cometa un error y suelte una bala puede desencadenar un conflicto sin precedentes.
Sobre el autor
Federico Vidal Ochandio es Licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente se está diplomando en Análisis Estratégico Internacional. Es investigador del Observatorio de Política Internacional del Centro de Estudios de Política Internacional de la Universidad de Buenos Aires (CEPI UBA).
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