Hacia una integración urbana y social

Por: Soledad Del Cueto

La problemática de la informalidad y la precariedad urbana afecta a una gran cantidad de población humana. A nivel mundial se estima que aproximadamente mil millones de personas viven en condiciones precarias, sin infraestructura de servicios básicos y sin seguridad en la tenencia del suelo.

Las ciudades han crecido informalmente, en forma significativa en Latinoamérica, convirtiéndose en la forma de acceder a la tierra y a la vivienda, por parte de las poblaciones más humildes y carenciadas. Se estima que cerca del 44% de la población urbana de la región vive en áreas informales debido a que no pueden obtener el acceso legal a la tierra; cifra que podría crecer rápidamente si no se toman medidas efectivas para revertir ese proceso.

Las ciudades se construyen igual, aun sin la planificación de las áreas sustantivas con responsabilidad política y de gestión del suelo de los gobiernos locales. Se urbanizan informalmente por quienes no tienen la posibilidad de acceder a una vivienda, ya sea por la compra o alquiler a través del mercado formal, ni son beneficiarios de políticas públicas habitacionales. Es decir, las personas que se encuentran impedidas de habitar la ciudad por la vía formal van a buscar el modo de vivir en alguna parte.

A solo 140 años de su nacimiento como capital de la Provincia de Buenos Aires, la ciudad de La Plata con una superficie de 940,38 Km2, y con una población cercana a los 713.947 según Proyecciones de Población por Municipio de la Provincia de Buenos Aires – (Dirección Provincial de Estadística), aún resiste el orgullo del que supo hacer alarde en la planificación de su casco, modelo urbanístico de aquellos principios higienistas de la época y que fuera faro en exposiciones internacionales. Pero todos aquellos ideales no resistieron las especulaciones humanas que se sucedieron en un tan corto periodo histórico, provocando un crecimiento desmesurado e irracional de la ciudad, perdiendo tristemente su carácter de ciudad planificada.

Las últimas gestiones municipales han renunciado al ordenamiento y planificación del territorio, podemos observar como las urbanizaciones avanzaron sobre terrenos anegados por cursos de arroyos, así como también sobre tierras productivas. Ese crecimiento desmesurado está completando paulatinamente la mancha en el tercer cordón del área metropolitana.

Siendo una de las ciudades de mayor extensión geográfica de la PBA, y teniendo la centralidad como la capital de la Provincia, es lógico que los pronósticos hablen de un crecimiento cercano al millón de habitantes en un futuro no muy lejano; esto requiere necesariamente políticas urbanísticas, que atiendan en forma urgente todas las dimensiones del territorio, las sociales y culturales, las productivas y económicas; alineadas en planificar un crecimiento armonioso y sin profundas desigualdades.

Podemos decir que aun contamos con posibilidades objetivas de incidir en un crecimiento ordenado con políticas de planificación, que orienten el crecimiento mediante la generación de oportunidades y armonizando los diversos intereses, acciones que solo la gestión estatal puede llevar adelante con éxito.  Sabemos que no es fácil, pero peor es no intentarlo y dejar librado al azar su futuro; se empieza con la decisión y en articular las acciones en con un mismo objetivo.

Según el Registro de Villas y Asentamientos (RENABAP) y el Registro Provincial de Villas y Asentamientos Precarios (RPVAP), existen 1768 barrios populares en la Provincia de Buenos Aires; de los cuales el 71 % se encuentra la Región Metropolitana de Bs.As. Por otro lado, el AMBA [1] concentra 983 barrios precarios. Según la última actualización de RPVAP se registraron en la ciudad de La Plata 129 barrios precarios, mientras que, en Ensenada, suman 17, y en Berisso, 18. Si bien aún no contamos con censos oficiales, sabemos que en estos últimos tres años se han producido varias ocupaciones más de barrios caracterizados como villas y asentamientos precarios en la localidad.

Según la organización Techo en el censo que realizaron en el 2016, la ciudad de La Plata es el segundo distrito en cantidad de habitantes y primero en cantidad de asentamientos con 157, que albergarían alrededor de 30.000 hogares, datos que podremos verificar en el próximo censo. 

Si bien las barriadas no tienen la densidad poblacional que caracteriza a otros distritos del conurbano bonaerense, duele observar la precariedad y desigualdad manifiesta y el crecimiento vertiginoso de los mismos. Solo basta comparar los datos del censo de villas y asentamientos al momento de creación del registro (RPVAP) en el 2015, con el censo actual. En la ciudad de La Plata se habían contabilizado 118 barrios con 18.000 hogares aproximadamente; es decir que en poco más de cuatro años, aumento más del 50 % de barrios informales carentes de todo servicio y condiciones óptimas para habitar

Hace largo tiempo que las administraciones municipales han dejado librado al azar la ocupación de su vasta extensión del territorio en la ciudad. Cuando hablamos de sustentabilidad ambiental, es fundamental que hablemos del recurso del suelo, de la tierra posible de ser urbanizada; un recurso finito, que como decía mi abuela, “Dios no hace más sobre el Mundo”. Frente a las grandes necesidades por acceder a un hábitat digno para vivir de un importante porcentaje de compatriotas, es urgente que desde la gobernanza local se tomen iniciativas que tiendan a revertir y morigerar los niveles de precariedad crecientes de la ciudad.


La Covid-19

La pandemia vino a poner la lupa en la situación de desigualdad urbana y en los riesgos vitales que enfrenta la población que vive en condiciones de extrema precariedad, sin servicios esenciales como el agua potable y cloacas. Según datos de estudios resientes, cerca del 60 % de los asentamientos informales del Partido de La Plata no cuenta con ningún servicio, es decir que carece de agua corriente, red de gas, energía eléctrica y red cloacal. Esto se suma a la grave condición ambiental que se genera por la falta de cloacas y agua potable. Solo el 15% de los asentamientos informales del Partido cuenta con el abastecimiento de al menos un servicio que suele ser la energía eléctrica, en la mayoría de los casos de instalación informal. La falta de infraestructura de servicios es un riesgo para quienes habitan, la conexión informal a la red de energía eléctrica provoca no solo el riesgo y la deficiencia en el suministro, sino que provoca incendios en las épocas invernales. 

Asimismo, el 19% de los asentamientos informales del Partido presenta solo dos de los servicios básicos, por lo general el de energía eléctrica y el de agua corriente. Teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos se suelen instalar canillas comunitarias a través de la cual se abastece de agua potable a al barrio. Sólo el 9% del total de asentamientos informales en el Partido se encuentra abastecido totalmente de energía eléctrica, agua y gas.

Es curioso como la administración municipal actual, tiene mucha preocupación por tratar en el CUOT políticas urbanísticas orientadas al eje norte de la ciudad, pero es necesario destacar, que los ejes sudeste y sudoeste son los que se encuentran más desabastecidos en relación a los servicios y los equipamientos, más específicamente las localidades de Villa Elvira, Los Hornos y Romero. Esto se debe al rápido crecimiento sin planificación previa de estas zonas. Si bien la falta de servicios es una problemática que afecta a toda la periferia del Partido, en estas áreas el problema se agrava por la rapidez en que se producen las ocupaciones informales y se consolidan los barrios. 

Merece un párrafo especial, las urbanizaciones informales que se asientan en cercanía a los arroyos, por lo general en terrenos de alto riesgo ambiental no aptos para el uso residencial y con dificultades en el acceso a las redes de servicios básicos; impactando fuertemente en el territorio. Una ciudad que por cierto negó en su origen la topografía natural donde se construyó.

Al momento de pensar de quien es la responsabilidad de planificar y ordenar los destinos de la ciudad, hacer de ella un lugar habitable y segura para su comunidad; claramente no es de aquellos que tienen carencias y tratan de sobrevivir.

Muchas veces se ha hablado de la falta de planificación de las gestiones municipales, y las responsabilidades administrativas que ello conlleva; pero en esta oportunidad, es necesario que nos planteemos de verdad hacia dónde vamos como sociedad, esa será la clave para pensar la ciudad que queremos habitar.


La actual pandemia del Covid 19, puso de manifiesto la inequidad social y estructural de nuestra sociedad, cerca del 20 % de la población de la ciudad de La Plata vive en villas y asentamientos. No cuentan con red de agua potable, no tienen suficiente tensión eléctrica para calefaccionarse ya que carecen de acceso a la red de gas, no tienen asegurada la movilidad y accesibilidad urbana no solo por el estado de las calles, sino porque no existe un plan de movilidad que articule y conecte las localidades entre sí y con los equipamientos. Porque el quédate en casa y aíslate no se condice con las condiciones de hacinamiento y las posibilidades de sus viviendas, porque la situación de ansiedad acrecienta las situaciones de violencia previas.

Esta crisis pandémica pone en jaque mucho más de lo que podemos ver. Es necesario construir un nuevo pacto social, que tenga en cuenta un modelo de ciudad más integrado, no solo por generación de trabajo, sino también por el acceso y modo a como accedemos a los servicios, a la salud, a la educación, a la producción, a la recreación, al disfrute. En definitiva, puso sobre relieve como queremos vivir hacia adelante.

Enfrentamos una oportunidad en medio de la crisis. La ciudad de La Plata, puede y debe construir un modelo deseado para todos y todas, solo requiere de grandes gestos de humildad de quienes tienen la responsabilidad de estar al frente de las decisiones estratégicas. Planificar y orientar ese futuro, para poder finalmente construir un Plan Estratégico Territorial para La Plata, y hacer que la ciudad capital este a la altura de su destino histórico y nos incluya a todos y a todas como comunidad en un destino común.

Resulta necesaria la planificación y ejecución de un Plan Estratégico Territorial que dé cuenta del Partido de La Plata integrado a la región, con una mirada productiva, articulando las diversas actividades económicas que en su territorio prosperan o puedan desarrollarse y potenciarse, desde el cinturón frutihorticola hasta el aprovechamiento y consolidación de sus parques industriales; desde la nutrida oferta cultural y académica hasta un aprovechamiento cabal del desarrollo turístico; desde la integración de su vastos recursos científicos tecnológicos que proveen las áreas de investigación y desarrollo de las universidades y los centros de investigaciones científicas en una articulación virtuosa con el pequeño y mediano empresariado local que posibilite la creación de incubadoras de emprendimientos que apliquen conocimiento de punta a la producción.


Todo ello debería contemplar la intervención proactiva del estado en la realización de obras que faciliten y optimicen las actividades productivas a saber:

  • Reorientar el desarrollo de las inversiones para aumentar la vitalidad de los centros de las localidades, y asegurar una transformación selectiva del casco fundacional.
  • Reorganizar el crecimiento en la periferia en base a un patrón más compacto dotando de los servicios básicos y con foco en la movilidad.
  • Asegurar las condiciones de infraestructura que permitan multiplicar la producción y promover el trabajo a través de la economía de mercado y social.
  • Promover un patrón de ocupación y uso del territorio con enfoque de riesgo hídrico y sostenibilidad ambiental.
  • Promover la generación de suelo urbanizado con servicios básicos a fin de planificar futuros asentamientos poblacionales.
  • Subsidiar el acceso al hábitat de las familias pobres empleando las plusvalías urbanas generadas por la actividad inmobiliaria
  • Integrar regionalmente la ciudad impulsando obras como la del Puerto de la Plata con el Puerto Zarate/Campana a través de la ruta provincial 6 y sus conectoras.

Esta simple enumeración de los elementos que un Plan Estratégico Territorial debe contener, tiende a señalar que es la  actividad económica, en tanto actividad creadora de la persona humana, la que estimula y posibilita el desarrollo de las potencialidades, a través de las políticas de pleno empleo, de las poblaciones vulnerables que hoy habitan en asentamientos precarios y permiten que una acción coordinada de políticas públicas junto con el esfuerzo de las familias y pobladores de dichos asentamientos puedan cambiar de un modo significativo sus condiciones materiales de existencia.

“La política no debe someterse a la economía y esta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma de la tecnocracia. Hoy pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en dialogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida humana”

Carta Encíclica de S.S. Francisco – Laudato Si´ - Sobre cuidado de la casa común. IV. Cap.189.


 

[1] Sin contar la Capital Federal

 


 


 

Diarios Argentinos