Hernán Letcher: "Cuando hubo controles las empresas aumentaron sus ganancias"

En diálogo con EPD, el economista pidió "discutir los margenes de rentabilidad" de todo el proceso productivo y de comercialización. Además, criticó la "lógica rentista" de los empresarios que impacta en los pequeños productores.

Por Valeria Maggio y Sebastián Reinaga


El congelamiento de precios de los productos de consumo masivo impulsado por el Gobierno nacional cobró un notorio protagonismo en la agenda pública y reeditó un viejo enfrentamiento entre los representantes del Frente de Todos y un sector de la cúpula empresarial que se opuso a la iniciativa. Para entender los puntos claves del conflicto, El País Digital consultó al director del Centro de Economía Política (CEPA), Hernán Letcher.

Durante la charla con este medio, el economista sostuvo que existe "un proceso de disociación" entre los costos de producción y el precio final de estos productos. Además, afirmó que el empresariado rechazó el plan gubernamental porque el sector oligopólico en general "se opone a todo tipo de regulación", pese a que cuando se llevan a cabo este tipo de medidas que alientan el consumo sus margenes de ganancias son favorables.

Por otra parte, Letcher explicó que las condiciones "desiguales" con las que se rige el mercado les permite a los formadores de precio "transferirle" sus costos a los pequeños productores, que son "tomadores de precio" y no "formadores". 

Finalmente, señaló que a diferencia de otros países como Uruguay y Brasil, en Argentina el sector empresarial fuga divisas a grandes escalas y se comporta con una "lógica rentista" que postula "ganar dinero cuando sea, donde sea y cómo sea".


¿Cómo evaluás el congelamiento de precios? ¿Te parece que puede ser efectiva?

Nosotros desde el CEPA venimos diciendo hace varios meses que más allá de lo que produce el fenómeno de la inflación, que claramente es multidimensional y que el precio de los comidities en este momento en particular ha tenido influencia, se vislumbró  desde octubre del año pasado, y diría con mayor precisión, desde febrero de este año,  un proceso de disociación entre la formación del precio, o los costos de producción, respecto del precio final. Si se mira por el lado de los costos, ni el dólar, ni las tarifas, ni los salarios, ni la tasa de interés te explican la variedad de la tasa interanual de precios que tenemos hoy. Con lo cual hay una dinámica que pasa otro lado, que tiene que ver con otras cuestiones. 

En relación a este punto, subrayó que en el mes de septiembre sucedió que se detuvo la curva de descenso que hasta ahora había tenido entre marzo y agosto la inflación y paso del 2,5% al 3,5%, en el caso de los alimentos del 1,5% al 2,9%. Pero cuando se analiza septiembre y se lo compara con agosto la dinámica de precios ha sido exactamente la misma, por lo que no se entiende porque aumentó un punto porcentual en ese mes o en los alimentos casi se duplicó.  

Nuestra hipótesis es que los formadores de precios, que durante los últimos meses habían tenido que ver con este proceso de disociación de costos y precios finales, frente a la decisión del Gobierno de implementar algunas políticas de transferencia de ingreso a los sectores populares anticiparon una remarcación, que en otras oportunidades la habían hecho a la par de la transferencia, pero en este caso no esperaron a la ejecución de la política. Entonces, podría decirse que se produjo una apropiación anticipada de la transferencia de ingresos.    


¿Por qué la reacción negativa de una parte del empresariado? ¿Cómo se tiende un puente con ese sector y se los incentiva para formar parte del mismo proyecto?

Hay resistencia porque generalmente Argentina el sector oligopólico alimenticio siempre se opone a cualquier tipo de regulación. En lo personal, me inclinaría por argumentar algo que ya saben: si uno cruza los períodos de control de precios y los resultados de sus propios balances se encuentra que cuando hubo control ganaron más plata. Esto sucede porque tiene una relación directa, no. Se da porque las políticas orientadas al control de precios van asociadas a modelos económicos que promueven el consumo, el trabajo, la producción y demás. Con la cual esa sí es una variante positiva para el devenir de sus negocios. 

Me llama la atención, entonces, que no lo identifiquen porque claramente le ha ido mejor cuando una política promueve la producción y el consumo. De hecho, hoy los balances de las principales empresas como Molino y Arcor dan muy buenos resultados y entre 2018 y 2019 era muy malos. A finales del modelo anterior les fue muy mal y con este Gobierno lograron recuperarse, incluso en pandemia. Por esto, resulta un poco irracional que se resistan a regulaciones que no tienen el objetivo que pierdan plata, porque nadie quiere esto suceda. Pero, si del otro lado tenes a la población argentina que ha perdido más del 20% del poder adquisitivo en los últimos cinco años es casi natural imaginar políticas que favorezcan una recuperación, y una de ella es la moderación de los precios. La política de congelamientos sería una vía que facilite esa cuestión.


¿Es viable establecer un margen de ganancia a la cadena de supermercados? ¿Es racional el proceso de formación de precios de consumo masivo en nuestro país?

Me parece que el congelamiento es una herramienta temporal, el Gobierno la ha planteado en esos terminos. Ahora para sostener en el tiempo esta postura lo hay que discutir son los margenes de rentabilidad de todo el proceso de producción y comercialización. Cuando mencioné el rol de los formadores de precios, en realidad hice referencia a que la posibilidad de ostentar un 60, 70 u 80% del mercado les permite administrar mejor su propia rentabilidad y eso significa tener que ver con el precio final, pero también que tengan la potestad de transferirle a los eslabones más débiles del proceso de producción los costos adicionales que puedan tener. 

En este marco, hay un proceso donde se ven afectados los consumidores, pero también las pymes y los pequeños comerciantes, que son tomadores de precios no son formadores de precios. Porque que obviamente si viene Mastellone, que posee el 75%  de la producción y venta de la leche fresca, y le compra a un mercado muy atomizado de pequeños productores, les impone el precio, las condiciones de pago, los mecanismos para el transporte de la propia mercadería, todas herramientas que le dan mayores facultades para sostener sus margenes de ganancia en detrimento del resto.


Se señala a la concentración productiva como principal causa del aumento del índice de precios, si embargo, en otros países se da la misma situación pero los índices inflacionarios son mucho menores. ¿Por qué?

Considero que la morfología del mercado argentino, sobretodo en el segmento de los alimentos, tiene niveles de concentración muy elevados y esta es una característica particular. Es decir, desde la mirada liberal el punto de equilibrio se logra con muchos oferentes y acá eso no existe. Por eso es difícil pensar también que las decisiones en materia de precios o de consumo son básicamente racionales como piensa la ortodoxia clásica.

Lo que observo es que en ese nivel de concentración de empresas, que además han ubicado en buena medidas sus sedes fuera de la Argentina, es que estas firmas aparecen en los listados de formación activos externos y en consecuencia tienen una dinámica de fuga del excedente bastante recurrente. En este aspecto, se da cierto comportamiento "rentista" en el sentido de que se postula "ganar todo lo que pueda, en el momento que pueda, en el momento que sea". A veces esto se produce a contramano de lo que es razonable, como mencioné anteriormente, me llama atención que sectores prodcutores de productos de consumos masivos no empaticen con políticas económicas que promueven eso. 

Evidententemente tienen comportamientos que tal vez se adhieren a otras dinámicas. Sin generalizar, puede decirse entonces que pretenden ganar todo lo que puedan y por eso aumentan los precios y además disocian precios de costos y fugan el dinero como mecanismo de mejora de su propia rentabilidad. En simultáneo, "esconden la pelota" porque todo el tiempo están tratando que no se sepa sus margenes de ganancia. Todo este contexto distorsiona y profundiza la correlación desiquilibrada de fuerzas que hay entre los consumidores y los distintos eslabones de la cadena.

Por otra parte, en otros países lo que hay son regulaciones y empresarios que las aceptan. Además no veo que el sector empresario de Brasil o Uruguay fuguen como sucede acá, en Brasil hay fuga pero es sensiblemente menor. En Argentina hay un problema histórico, que se llama restricción externa, que es la escasez recurrente de dólares necesarios para el mismo proceso productivo. En general, lo saltos de inflacionarios no están disociados de los saltos cambiarios, con lo cual se diría que el problema es de origen macroeconómico y que se produce por estas cuestiones que mencioné. 


¿El jueves se dio a conocer que la actividad económica superó los niveles de la pre-pandemia, por qué estos números favorables macro económicos no se trasladan a otros indicadores micro?

El problema es que el proceso de recuperación es heterogéneo y se ha visto un aumento de productividad, es decir el proceso de reactivación de la actividad económica es más acelerado que la dinámica del empleo y del salario. Dicho de otro modo, estás produciendo en niveles pre pandemia pero con menos gente y con menos salario. Con esto se produce una transferencia del trabajo al capital muy significativa. El INDEC publicó recientemente los datos de participación en el ingreso y el salario está en un 40% y antes de la pandemia estaba en 50%, y en el medio en un 45%. Hay un proceso que se sustenta en estas dos dinámicas que mencionaba de transferencia e ingreso. Entonces, si por micro se hace referencia a cómo vive la mayor parte de la sociedad argentina, bueno ese es el reflejo.


Siempre es un tema de debate el tema de los planes sociales. ¿Pensás que desde un sector se usa como chivo expiatorio para ocultar otras causas de los problemas de la economía?

En estos días leí una nota del Diario Clarín que titulaba algo así como que en el sector gastronómico no había suficiente capacitación por eso algunos locales no abrían. Pero esto era confuso porque cuando leías el artículo se decía otra cosa. En realidad lo que se contaba era que los niveles salariales que se estaban pagando era tan magros que la gente no quería trabajar, porque se pagaba a razón de 20.000 pesos mensuales las 8 horas de trabajo. 

Considero que en la medida que vos tenes un mercado de trabajo o un contexto macroeconómico que no permita el crecimiento es difícil que se genere empleo. A su vez, creo que la reactivación del mercado laboral tiene que tener medidas políticas concretas. En esa dirección, el Gobierno ha implementado alguas iniciativas interesantes, una es el pase de los planes sociales al empleo que posibilita que no se caiga el plan y que lo cobres como parte del salario en algunas actividades en particular. El programa "Registradas" va en la misma sintonía, ataca toda la cuestión de la informalidad con un diagnóstico que me parece preciso.

En cuanto a los custionamientos, hay sectores que dicen que el que tiene un plan, lo prefiere porque no quiere trabajar. Ahora probablemente quien asegura esto no sabe ni cuánto se otorga por un plan, porque nadie vive de ese monto. Además ninguna persona pretende sustentarse con un plan y no con un trabajo. Lo que pasa, por ejemplo en el sector agropecuario, es que el plan finalmente oficiaba como piso de salario, se quería pagar lo que el plan o menos. Y entonces en ese contexto nadie quería ir a trabajar por 15 mil pesos mensuales, nadie en su sano juicio lo haría. 

Conclusión, del mismo modo que el salario mínimo, los planes sociales ofician de un piso salarial y en hora buena que así sea porque en el marco de las desigualdades que hay en el mercado de trabajo entre el patrón y el empleado esto ayudaría a profundizar esa cuestión. 

Se escuchan voces en ese mismo sentido que reclaman la eliminación de la indemnización. Si esto llegara a producirse sería el fin de los derechos laborales, porque un empleado no podría ni pedir aumento si que lo puedan despedir sin poner un peso. Entonces, hay un coro de un sector de la dirigencia que cuestiona los planes, pide eliminar la indemnización y flexibilizar todo lo que tiene que ver con el mercado laboral, yo estoy en las antípodas de esa mirada.

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