Igualdad, divino tesoro: poder y hegemonía

OPINIÓN. La agenda de género y la búsqueda de igualdad son un objetivo por el que se puja desde abajo, la sociedad misma se moviliza. Son nuevas y viejas causas.

Mucho se ha hablado del concepto de igualdad. Es que cada época, sociedad y personas pueden dotar este concepto con diferentes sentidos. Por eso conviven distintas cosmovisiones donde, para algunos, algunas, la igualdad existe tal cual el estado de las cosas, y para otra gran parte de la población, es una deuda de la democracia que hay que saldar. En este sentido, hemos visto una metamorfosis, porque la agenda de género no es posesión de ningún espacio político. Es transversal, los atraviesa y los interpela, exige una toma de posición, tiene colores y una simbología propia. Es una política de las causas, quizá la única donde haya consensos en sectores partidarios (no todos, por supuesto) cuando se trata de defender derechos.

Hay en juego conceptos que se entrelazan y que cobran vital importancia en este proceso que llamamos“deconstrucción”. Nos referimos al concepto de poder, el cual implica hegemonía, asimetría y negociación. Si nos guiamos por el Diccionario de la Real Academia Española, define el concepto de "poder" como “Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que uno tiene para mandar o ejecutar una cosa”. Claro que esta definición carece de una faz agonal que implica la interacción, los acuerdos, y los avances de una agenda que, con sus tiempos y procesos, empezó a imponerse en la sociedad. Más contemporáneo, David Easton definía a un sistema político como "una distribución  autoritativa de valores para una sociedad", que tiene flujos de entrada y de salida a través de una retroalimentación; si nos detenemos a pensar las demandas de derechos por la igualdad de género, de oportunidades, son ese flujo de entrada, como lo fue la discusión por la ley IVE, donde la retroalimentación es legitimar una demanda que llegó para quedarse, ese fue el resultado.

Decíamos también que parte de este análisis de la agenda que nos ocupa es la hegemonía. Primero, podríamos decir, poder y hegemonía, ambos nos hablan de una asimetría, ya que la hegemonía se refiere al dominio que ejerce una entidad sobre otra de igual tipo. ¿Cuál es el problema, entonces? Una deuda pendiente: trazar los límites de la igualdad. Parece una utopía, pero como decía Galeano, nos sirve para caminar. Estos conceptos son un prisma que han logrado visibilizar cómo se producen las tensiones cuando se tratan de modificar prácticas desiguales, mandatos culturales y sociales inscriptos, y la respuesta sigue siendo no ceder espacio o, lo que es peor, la violencia.

Las tensiones son propias de este poder relacional, donde prima la mirada masculina, y es ilustrado, vemos fotos de mesas de discusión donde no hay mujeres ¿por qué? El ámbito político sigue siendo terreno de los hombres; de hecho, cuando las mujeres tienen liderazgo político, muchas veces se tildan de "masculinas". Por suerte, algo está cambiando. Hablamos de poner en discusión los estereotipos, es algo que las generaciones más jóvenes están incorporando. Hay que poner en jaque estos modelos que hablan de la mujer ocupada de los "cuidados" (niños, personas mayores), la debilidad, la mujer cosificada, lo que muestran los medios de comunicación. Mucho se habla de los liderazgos femeninos, aquellos donde debería primar la frialdad y el estereotipo de conducción masculino, pero hay un cambio de época. Se trata de derribar mitos.

Algunos ejemplos, la Primera Ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, líder laborista, con apenas 39 años, siendo mamá luego de ser electa, con un estilo de liderazgo positivo y empático, la mujer más joven en liderar un estado, con excelente comunicación con la ciudadanía. También el Presidente del Parlamento de Nueva Zelanda. Trevor Mallard, sorprendió el año pasado, cuidando al bebé de un diputado durante una sesión, hasta dándole una mamadera. Ana Brnabić ha superado barreras como la primera mujer y primera persona abiertamente homosexual en convertirse en primera ministra de Serbia. Sanna Marin ha sido primera ministra de la República de Finlandia desde el 10 de diciembre de 2019, cuando tenía tan solo 34 años, ha conformado su Gabinete con una coalición de líderes mujeres, quien ha afirmado que "la igualdad, la paridad y los derechos humanos son muy importantes para ella".


Ahora bien, ¿hacia dónde vamos con estos relatos? Con que de a poco los mitos se van derribando, como los estereotipos y en su mayoría tienen que ver con las nuevas generaciones. ¿Es suficiente? Por supuesto que no, pero caminamos. La agenda de género y la búsqueda de igualdad son un objetivo por el que se puja desde abajo, la sociedad misma se moviliza. Son nuevas y viejas causas, quizás haya cambiado la metodología porque las redes son una herramienta fuerte y masiva; sin embargo, la calle también lo es, si no miren a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Pero también hay una grieta cuando la causa se utiliza para hacer campaña política con ello. Sin embargo, también hay que destacar la voluntad política, que a través de la decisión política pudo otorgar un rango inédito y generar nuevas políticas públicas, con esto nos referimos a la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad que creó a nivel nacional el Presidente, pero el gobierno de la provincia de Buenos Aires también lo puso en marcha al igual que otras Provincias.

Para Giddens, las relaciones de poder tienen dos direcciones, la autonomía y la dependencia, es imperativo empezar a generar estas rupturas con la sumisión y las dependencias, desde las políticas públicas y desde los colectivos y medios de comunicación. La moral y los mandatos tienen también varias configuraciones según la óptica, estigmatizaciones visibles. El terreno del lenguaje no es inocuo, está impregnado de sentidos. “Mamá luchona”, “Feminazis”, “Aborteras”, siempre presente la alusión peyorativa. Gran parte de la sociedad, incluso mujeres, no quieren que la mujer sea un igual, que tome sus propias decisiones, en fin, que se empodere, por eso también la violencia recrudece más, como respuesta de un modelo patriarcal que se siente amenazado. Entonces, incluso la lucha por la igualdad termina siendo desigual, porque sin apoyo no se legitima, este desafío debe transitar nuestra agenda, igualdad de tareas, de salario, en el hogar, en la política, y tanto más. Los privilegios resisten, lo han hecho desde la Edad Media. 

En este camino de ripio, la “voz”es liberación, es presencia, es deseo y mucho más, titánico desafío, pero vamos por el buen camino.

 

Sobre la autora: Mag. Barbara Bravi es politóloga, consultora política y forma parte del grupo Voces en Clave de Género (VCG), que es un grupo de profesionales con la firme convicción de inocular voces en clave con perspectiva de género para una sociedad más igualitaria.

@barbaritelp


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