La crisis ha estallado

OPINIÓN. El peronismo enfrenta el desafío de volver a la fragmentación o de rencauzar la unidad. Eso sí: nada será igual.

La crisis ha estallado, pero no sabemos a esta hora hasta dónde alcanzará la onda expansiva: los costos y los daños. Luego de las elecciones del domingo 12 de septiembre, esta situación no favorece en nada al Frente. Por el contrario, esto perjudica más al peronismo frente a la sociedad. Provisoriamente, podemos decir que la unidad de las partes de la alianza se ha roto, y el kichnerismo se ha retirado del gobierno. La CGT y los movimientos sociales defienden la institucionalidad que descansa principalmente en la máxima autoridad (el presidente).  

La renuncia de los funcionarios tuvo un subtexto que podemos adivinar: “Nos vamos porque no hacés lo que queremos que hagas”. La sucesión de renuncias demostró una acción coordinada y planificada, con la dirección de la vicepresidenta (CFK). Es indudable que la parte más numerosa del Frente hace sentir su poder electoral, aunque también fue derrotado; y no está dispuesto a repetir la experiencia y malograr su vocación al poder. La Vicepresidenta sintió la gota que desborda el vaso el mismo domingo a la noche cuando vio que el escrutinio oficial disolvía las bocas de urnas desnudando una caída estrepitosa del voto al Frente. La derrota electoral se focalizaba solamente en el Presidente que, según ellos, no lleva adelante las políticas de expansión que propugna el gobernador de la Provincia de Buenos Aires. 

Cristina puede ostentar las dos cartas que escribió en su oportunidad como un aviso, aunque eso expresa que alguien que debía estar más integrada con el Presidente, sin embargo, le hablaba desde afuera. Ese distanciamiento lo mantuvo siempre, acentuándose las diferencias que hay sobre el modelo económico, el nivel de emisión, el modo de negociación con el FMI, el equilibrio fiscal y la intervención del Estado, la hidrovía y otros temas ponen a las políticas económicas como factores de conflicto entre AF y CFK. Lo que para muchos que piensan que es lo adecuado (lo mejor es enemigo de lo posible) la gradual recuperación del país saneando su moneda, mejorar la relación con los centros financieros internacionales; para otros hay que poner más Estado, inyectar dinero e impulsar la demanda agregada y esto reactivará  la producción. Esto trepa a lo ideológico, ubicando a los kichneristas más a la izquierda y a AF en la moderación (por eso fue elegido) centrista. Y como sabemos el centro es interpelado por derecha y por izquierda.

Pensando en positivo podemos decir que ahora, en la coalición gobernante, hay más verdad que antes. Los conflictos estaban, tapados , pero estaban. Destaparlos hace temblar a la sociedad política y al ciudadano de a pie, que quiere entender lo que pasa, luego de haberse expresado rotundamente en las elecciones. Ahora, el peronismo enfrenta el desafío de volver a la fragmentación o de rencauzar la unidad. Eso sí: nada será igual.

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