La fiscalización, el nuevo chivo expiatorio del macrismo

Los principales referentes llamaron a “cuidar los votos” como “la solución” para achicar la diferencia de las PASO. ¿Cuáles son los llamativos consejos del oficialismo para sus fiscales?

El triunfo del radicalismo en Mendoza en las elecciones a gobernador el 29 de septiembre fue interpretado desde el oficialismo nacional como una señal de que no estaba todo perdido de cara a las presidenciales de octubre. En este sentido, retomaron la campaña con el slogan del “Sí, se puede” y un nuevo chivo expiatorio: la fiscalización de los comicios.  

El candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto, advirtió la semana pasada que deben “corregir” la fiscalización para octubre para “no tener dificultades de nuevo” y aseguró: “Hay cuatro o cinco puntos (de la diferencia con el Frente de Todos) que se explican por falta de control de Juntos por el Cambio".



El presidente Mauricio Macri también insistió con lo mismo. “Tenemos que ir a fiscalizar, hay que cuidar el voto”, sostuvo durante su discurso en la “Marcha del sí, se puede” en Entre Ríos. Mientras que la diputada nacional Elisa Carrió también apuntó contra los propios en un acto en Buenos Aires. “(…) Ahora que los descubrí tienen que mostrar que no fiscalizaron. Muchos se la cobraron a Macri”, dijo. “Uno puede ser inocente, lo que no puede ser es estúpido. ¿O ustedes qué creen que tenemos enfrente?”, expresó.



La idea que subyace en el Gobierno nacional es que la tarea de la fiscalización de los comicios en octubre puede ser determinante para acercarse a la posibilidad de un ballotage, para lo cual difundieron un manual dirigido a los fiscales partidarios, al que tuvo acceso Infobae, con llamativos consejos para “evitar” un supuesto “fraude electoral”.

En estas recomendaciones plantean un escenario plagado de adversidades que tendrán que afrontar los fiscales antes, durante y después de la votación porque según explicaron “el fraude puede darse en cualquiera de estas tres instancias de la elección”.

El manual comienza con una serie de consejos generales como, por ejemplo, estudiar la ley electoral. “Es tu principal arma y la herramienta para ganar cualquier discusión. Punteros y fiscales ‘mañosos’ apelan sobre todo al desconocimiento de las autoridades de mesa”, advierten y enfatizan: “Al que sabe no lo pueden pasar por encima”.

“Hacete amigo de gendarmes y militares”, es otra de las llamativas recomendaciones y agregan: “Saludalos cuando llegues, conversá con ellos cuando tengas tiempo, invitalos con un mate”. “Están de tu lado”, aseguran. También les aconsejan “hacerse amigos” de los presidentes de mesa y sentarse cerca de ellos.

Luego describen cuáles podrían ser las estrategias de los otros espacios para hacer fraude y alertan sobre el caso de “urnas preñadas” (es decir, que tenga boletas dentro previo a la elección), la adulteración u ocultamiento de boletas, el “voto en cadena” y piden prestar atención a los “votantes truchos” que pueden acudir con documentos falsificados o extraviados.

Según este manual del equipo coordinador de los fiscales del macrismo, el recuento de votos podría ser escenario de múltiples maniobras para hacer fraude. En este contexto, hacen foco en el pizarrón donde comúnmente se registra el conteo de votos. “Si se usa el pizarrón del aula para llevar la cuenta, pueden pasar dos cosas: que el que anota en el pizarrón altere los números a su conveniencia; o que quien cuenta aproveche que la atención está en el pizarrón para hacer trampa”. El consejo al respecto es “no aceptes ser el que anota”. “Poné como excusa la mala letra, un dolor de hombro o simplemente negate”, les sugieren.

A partir de lo que plantean desde Juntos por el Cambio con respecto a la fiscalización ¿cuáles son los mitos más difundidos? ¿Son solo mitos? Tengan o no un poco de fantasía es cierto que la presencia de fiscales partidarios contribuye a neutralizar este fantasma.



Voto en cadena: solo un mito. Se trata de un sistema muy afamado por el cual presuntamente los partidos políticos podrían compran votos y además asegurarse que la persona en el cuarto oscuro no lo cambie. El primer eslabón consiste en cambiar el sobre válido por uno apócrifo en el cual debe falsificar las firmas. Vota con el sobre falso y se guarda el válido para entregar a quien dirige la maniobra. Por ese sobre vacío recibe dinero. Luego, en ese sobre se introduce la boleta del partido que deseen y el siguiente eslabón debe depositarlo en la urna y entregar un nuevo sobre vacío, por el cual también recibiría un pago. Y así sucesivamente.  

Urna preñada: implicaría que desde antes de empezar la votación se encuentren en la urna boletas ya sufragadas. Esto es difícil que suceda considerando la presencia no solo de las autoridades de mesa sino de fiscales de partido.

Robo de boletas: es un temor recurrente en cada elección, por eso las autoridades de mesa insisten en no ingresar al cuarto oscuro con carteras o mochilas. Sin embargo, la eficacia de la maniobra es dudosa ya que los electores que advierten el faltante rápidamente pueden denunciarlo. Además, es una práctica común de los fiscales entrar a revisar el cuarto oscuro cada 5 o 10 personas.

Adulteración de los números del certificado de escrutinio: por un lado, sería una maniobra de difícil concreción porque todos los fiscales deben firmar el acta una vez verificados los números. Por el otro, se podría subsanar con el escrutinio definitivo que es en realidad el número final válido.



El nuevo discurso del oficialismo hace foco en la fiscalización como la manera de “recuperar votos perdidos en las PASO” por las supuestas maniobras de la oposición. En definitiva, pareciera ser más un mensaje dirigido al núcleo duro en el marco de la “Marcha del sí se puede” para generar una expectativa de triunfalismo que los números de las últimas encuestas desmienten.

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