La librería: "Chamamé", de Leonardo Oyola

Entrar a una librería y preguntarse: "¿Qué leo?" ya no es un problema. Acá te pasamos información de lo más destacado de la industria editorial argentina.

Si hay un escritor que disfruta de los márgenes es Leonardo Oyola. Su novela Kryptonita (2011), mi puerta de entrada a su narrativa, cuenta la travesía de un grupo de “superhéroes” del conurbano bonaerense que, fiel al policial argentino, son delincuentes con un estricto código de honor que se enfrentan a una más que corrupta policía. ¿El resultado? Una novela vertiginosa y lumpen, una especie de western, pero bien argentino.

Esta vez le toca el turno a Chamamé (2007), que fue relanzada acá en  2017 por la editorial Random House, pero que ya gozaba de un merecido reconocimiento en el viejo continente. Un amigo, también fanático de los policiales negros, me recomendó leerla, casi sin darme opción, y yo acepté gustosa el reto. Quería saber qué me parecía la “nueva” entrega. Como dije, tenía en mi haber la lectura de Kryptonita, así que la vara estaba alta y, obviamente, no defraudó.

Chamamé es una novela oscura, adrenalínica y visceral. Todo eso junto y bastante más. La trama, en pocas palabras, cuenta el enfrentamiento entre dos piratas del asfalto del interior profundo de Argentina. El Pastor Noé, un asesino sanguinario devenido en religioso que cree que en las letras de las canciones de rock se encuentra la palabra de dios, y el Perro Ovejero, “el hermano de Meteoro”, un joven experto en autos, que se gana la vida conduciendo en diferentes atracos y actividades delictivas. Se conocen en la cárcel, en el pabellón de los evangelistas, y construyen una especie de sociedad en la que las ideas de traición y lealtad se entremezclan formando un código que solo ellos podrían manejar.

El responsable de contar la historia es el Perro y su visión de las cosas es, podríamos decir, un poco romántica y hasta idealista para un delincuente profesional y con sangre fría. “La leyenda siempre es más atractiva que lo que pasó realmente, ¿no?”, se pregunta mientras reescribe la historia, su historia.

El rock n’ roll también es parte de la trama. La música, para ser más exactos, porque “corte que no puede ser rocanrol todo el tiempo”, está siempre presente. Es la palabra de dios, es la historia de amor, es la traición, es la infancia, es la lealtad. El perro se construye y destruye a través de las letras de clásicos del rock y del pop. Como si todas esas voces fueran ellas personajes de la historia.

La novela es persecución y búsqueda en muchos sentidos: amor, dinero, amistad, fe, lealtad, miedo, sexo. Y es infinita, también, porque los personajes buscan una redención que nunca llegará. Es que los sueños del Perro “nunca empiezan, explotan”.

Diarios Argentinos