María Eugenia Catalfamo: “Históricamente a las mujeres se nos ha obligado a maternar”

En diálogo con EPD, la senadora del Frente de Todos hace un recorrido por el debate sobre el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embrazo (IVE). Su paso de indecisa a destacar la necesidad de que el aborto sea legal.

“En dos años absolutamente nada cambió, siguieron muriendo mujeres por abortos mal practicados en nuestro país y, por eso, es necesario que el Estado cumpla su función”. Quien habla es la senadora nacional por el FdT María Eugenia Catalfamo. Con 33 años, es la legisladora más joven de la Cámara y es la segunda vez que se encuentra ante el debate del proyecto de ley IVE. En 2018, no estuvo en el recinto para votar la ley debido a que cursaba un embarazo avanzado y con complicaciones. Aunque, cuenta, en aquel momento no estaba tan segura de que el aborto “fuera una opción”. En esta entrevista con El País Digital, los lineamientos del debate y por qué ahora entiende que es necesaria esta ley.

Catalfamo estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional de Córdoba y trabajó en prensa del gobierno de San Luis. En 2015, fue jefa de comunicación de la Universidad de La Punta, y en mayo de 2017 se convirtió en secretaria de Juventud del gobierno provincial. En el Senado, comparte la representación de la provincia de San Luis con Claudio Poggi (Cambiemos) y Adolfo Rodríguez Saa (FdT), ambos en contra del proyecto de ley que propone despenalizar y legalizar el aborto.

Cuando se la consulta cómo atraviesa este debate piensa en las juventudes, que “abren el camino para la ampliación de derechos”. Esa masa de pibas, pibis, pibxs, que levantan el pañuelo verde, y también, encuentra en su hija, aun pequeña: “Quiero que ella crezca en un mundo donde nadie la presione para nada. Donde nadie le diga qué es lo que tiene que hacer, ni cómo, ni cuándo, ni qué elegir, ni qué no elegir. Creo que creo que hoy tenemos que alimentar a esta futura generación a que puedan crecer en mayor libertad y con mayor poder de decisión. Que nadie les diga cómo, ni cuándo, ni dónde, sino que efectivamente lo piensen por sí solos y que tengan capacidad de pensar de manera crítica también”.

Al otro lado del teléfono, Catalfamo, hace un repaso apurado por lo que pasó en el Congreso desde que inició el debate en Diputados mientras se espera la sesión en Senado. Hace referencia al proyecto IVE y al de los Mil Días, también presentado por el Gobierno nacional. “El Estado propone no solamente cuidar la vida sino también la salud de las mujeres de nuestro país, permitirles que puedan decidir libremente, ya sea por la interrupción voluntaria del embarazo o bien por continuar con ese embarazo y maternar; y que en ambos casos haya un acompañamiento del Estado desde el punto de vista sanitario y desde el punto de vista económico y sanitario en el segundo proyecto”, precisa.

En 2018, aunque no estuvo en la sesión, ya era senadora y la dinámica de las exposiciones se dio de la misma manera, con personas a favor y en contra. ¿Hay nuevos argumentos o cambió algo respecto del debate de hace dos años?

No, la verdad que pienso que, desde el punto de vista argumentativo nada cambió en dos años. De hecho, no hubo ninguna otra propuesta en dos años que permita salvar al menos una vida. En la Cámara de Diputados se dio la media sanción tanto en 2018 como ahora. Y ahora creo que nos resta a nosotros los legisladores tomar conciencia de que el debate finalmente ya se saldó en la sociedad, pero también entre nosotros, entre los legisladores, y es momento de pensar acciones concretas que lleven a un buen resultado. Entendemos que nadie decide ir a abortar porque le gusta. Nadie va a tener relaciones sexuales, se va a embarazar y después utilizar esta práctica como método anticonceptivo. No pienso que sea de esa manera y creo que (pensarlo así) es subestimar muchísimo a las mujeres de nuestro país. Pienso que en dos años absolutamente nada cambió, siguieron muriendo mujeres por abortos mal practicados y es necesario que el Estado cumpla su función de hacerse cargo de la sociedad en su conjunto, garantizar el derecho de acceso a la salud y garantizar que las personas puedan vivir bajo condiciones dignas de vida. En 2018, si bien pude escuchar todos los debates, no participé de la sesión porque estaba embarazada. Estaba a muy poquitos días de tener a mi hija y con un montón de presiones que recibimos en aquel momento.  Y a mí, embarazada, no me hicieron bien y no podía estar ahí. Creo que hoy tengo la oportunidad, y este Estado también nos da la oportunidad, de poder volver a discutir este tema, justamente ya con un debate saldado.

En las exposiciones en contra se puede identificar información errónea acerca del proyecto, como que se obliga a abortar y prohíbe dar en adopción, así como también durante el debate algunxs senadorxs dieron a conocer que recibieron hasta 900 correos para pedirles que cambiaran su voto. ¿Hay alguna investigación al respecto? ¿Hay alguna estrategia para enfrentar esto?

No, y lamentablemente creo que seguirá. Es muy difícil trabajar de esta manera, con mensajes con insultos recontra agraviantes que llegan a las redes sociales, a los correos, a nuestros teléfonos personales. Nos llenan con mensajes para que modifiquemos nuestras ideas o convicciones o con lo que nos hemos comprometido. No nos hace bien esto como sociedad. Creo que los fundamentalismos extremos no nos llevan a buen puerto jamás. Es necesario ver la realidad en la que vivimos. Aquí, en San Luis, los abortos existen. No es que es un tema de Ciudad de Buenos Aires o de la provincia de Buenos Aires. En San Luis quizá tenemos una posición un poquito más privilegiada porque hubo una decisión política antes del fallo FAL, antes del año 2012, del gobernador de Alberto Rodríguez Saa, cuando decidió que todas las interrupciones del embarazo se atendieran en los centros de salud pública. Por eso, hace años que mi provincia no tiene muertes maternas por abortos mal practicados: porque se llevan adelante con profesionales del sistema de salud y hay un montón de gente laburando atrás. Hay muchísima convicción y muchísimo trabajo de especialistas. Pero en otras provincias, sucede lo mismo: los abortos existen, y nosotros, ni vos, ni yo, ni nadie vamos a poder cambiar el punto de vista de esas mujeres que deciden abortar. Porque incluso -esto es lo más certero de todo- eligen abortar, eligen someterse a esa situación con el riesgo de vida que puede haber antes, que maternar de manera forzada. Son decisiones que nosotros no vamos a poder modificar. Y es ahí donde creo que tiene que estar el Estado presente, cuidando esas vidas.

¿Qué se hace entonces ante estos discursos que muchas veces son violentos?

La verdad es que creo que no es simple. El respeto es fundamental. Poder opinar de manera distinta y convivir en esta diferencia y trabajarla de tal forma que salga mejor la iniciativa. Eso es fundamental para cualquier aspecto de la vida, no solo para este proyecto en particular. Ahora, quienes entendemos que esta ley viene a traer un beneficio y viene proteger a nuestra sociedad, tenemos que seguir exponiendo nuestros argumentos de manera en lo que estamos haciendo: es una necesidad de la realidad que atravesamos, que atraviesa a nuestras provincias, a nuestro país y al mundo. Y sucede porque históricamente a las mujeres se nos ha obligado a maternar. Este proyecto está lejos de eso. No obliga a nadie a abortar. A lo que se nos ha obligado es siempre a ser madres, nos han puesto en el lugar de que la mujer tiene que crecer, llegar a su edad fértil y reproducirse. Y, la verdad, eso no está bien. Los tiempos han cambiado, hoy tenemos muchísima más fuerza y voz. Hay organizaciones feministas, que por suerte existen, y nos han enseñado que no podemos permanecer en esos lugares en los que no podemos tomar decisiones y a eso debemos apuntar como sociedad: a que existan mayores libertades.

Más allá de la situación en tu provincia, en otra entrevista contas que te criaste en una familia conservadora y en una escuela católica. ¿Cómo fue transitar este debate por la legalización y la despenalización del aborto desde ese lugar y desde el partido del que sos parte?

Yo no soy una militante feminista. Creo que con el feminismo aprendo todos los días, pero no me dedico a militarlo ni soy una persona que históricamente haya estado en las filas de la militancia feminista, para nada. Sí fui toda mi vida a una escuela católica, mi familia es conservadora, una familia tradicional de San Luis, y que me respeta muchísimo y me da libertad de acción. De ellos también aprendo todos los días que las libertades tienen que darse de esa manera para que sean verdaderas y no impuestas. San Luis es una sociedad bastante tradicional y conservadora, pero como en todo: hay mujeres que entienden o que ven que los abortos existen y que es necesario atender todas estas circunstancias. En 2018, no sé si era porque estaba embarazada o qué, no tenía una posición consolidada respecto de este tema. Pensaba que la interrupción voluntaria del embarazo no era una opción, no era una salida. Después, escuché a los distintos expositores y aprendí un poco más desde otro lado, no desde lo personal, porque en lo personal creo que jamás iría a hacerme un aborto, pero entiendo que represento a un montón de personas y mi opinión no puede condicionar lo que suceda. Entonces, lo que sentí es que no era yo la que tenía que decidir ahí, sino que tenía que decidir por un montón de mujeres de mi provincia, del país, y es por eso que hoy esta posición la trabajo, la estudio. Soy una persona a la que le gusta estudiar muchísimo y entender por qué se dan ciertas cosas.

¿Te acordás algo en particular que te haya hecho hacer ese click?

Hablé mucho con amigas, con personas que me rodean aquí en San Luis. Sí hubo un discurso, pero fue una vez ya tomada la decisión que dije ‘OK estoy en lo cierto con esto’. Fue cuando le escuché a Pino Solanas hablar en el Senado de la Nación. Como no podía estar ahí me vi la sesión por televisión y cuando lo escuché hablar dije ‘estoy en lo cierto con lo que pienso, es por acá’.

Además del goce, la libertad y la autonomía que planteó Pino Solanas, el Gobierno nacional suma en su defensa a la ley tres ejes: prevención, salud y justicia social. ¿Qué significa esta ley hacia adelante?

Desde que empezó el tratamiento de esta iniciativa pienso en el hecho de que el Ejecutivo nacional ya empezó a pensar en la reglamentación. Eso es fundamental porque no pasa con todas las iniciativas de ley o con lo que es el marco normativo del país. Entonces, que ya desde antes de que esté sancionada, se esté pensando en cómo se va a aplicar para que no existan inconvenientes a mí me parece una situación de responsabilidad inmensa. Seguramente no será simple. Seguramente suceda lo que en otros países, que la cantidad de abortos crece cuando se legaliza. Y, sí, es verdad, pero porque nunca tuvimos un número. Siempre todas fueron estimaciones, pero a medida que pase el tiempo, que verdaderamente haya un control del Estado, que las mujeres puedan actuar con mayor poder de decisión y en libertad, todo eso se va subsanando a punto de disminuir en gran porcentaje las muertes maternas, que es el objetivo final de todo, además de cuidar la salud y la vida reproductiva de estas mujeres. Y, a lo mejor si no es hoy, pueden maternar más adelante si lo deciden. Creo es que un Estado presente o, al menos un proyecto de ley que provenga de un Estado que tiene ganas de hacerse cargo, ya eso nos dice muchísimo hacia adelante.

¿Pensaste alguna vez a quién le dedicarías esta ley?

No, pero se la dedicaría a todas las pibas. Se la dedicaría a toda esa horda de pibas que levantan el pañuelo verde en las distintas plazas de nuestro país, porque me parece que esta es una conquista de ellas, principalmente.


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