Renegociación de la deuda: la (nueva) pesada herencia de Martín Guzmán

Por: Cecilia Allami


Sin lugar a dudas, la resolución del problema de la deuda pública será una de las prioridades del gobierno del flamante presidente Alberto Fernández y su equipo económico. 

Más allá de que en la conferencia brindada el miércoles, Martín Guzmán no detalló cuál será la estrategia a seguir, el incremento exponencial de la deuda durante el gobierno de Mauricio Macri –en la actualidad la deuda pública bruta es de 310.000 millones de dólares– impone grandes desafíos, dada la complejidad del endeudamiento con acreedores diversos, en distintas jurisdicciones, con diferentes plazos, etc. 

La mayor parte de la deuda pública –el 61%– corresponde a títulos públicos en poder de inversores institucionales y particulares, mientras que el 22% corresponde a deuda con organismos internacionales. Estos datos evidencian que nuestro país no solo está muy endeudado con el Fondo Monetario Intenacional, sino con muchísimos otros actores nacionales e internacionales. 

La agenda de vencimientos, tanto de capital como de intereses, presenta un horizonte complejo con fuertes vencimientos a corto plazo. Cerradas todas las posibilidades de refinanciar la deuda –con los precios de los bonos de deuda soberanos de nuestro país en valores irrisorios–, Guzmán señaló en la conferencia del miércoles la pesada herenciade un default virtual. El camino de la renegociación y reestructuración de la deuda pública parece, a esta altura, inevitable.

Los procesos de renegociación pueden ser más o menos agresivos. ¿Qué significa esto? Algunas renegogiaciones implican, únicamente, posponer el pago de capital; otras, posponer el pago de vencimientos, recortar intereses, quita de capital, etc. 

Una de las renegociaciones más paradigmáticas de nuestro país fue la impulsada por Eduardo Duhalde y continuada con Néstor Kirchner –que culminó con el canje de deuda de 2005–, en la cual se estima se logró una quita de capital del 40%. 

¿Qué están pensando Martín Guzmán y Alberto Fernández? Según trascendió, la propuesta es generar negociaciones simultáneas –principalmente con los bonistas privados y con el Fondo Monetario Internacional– para “convencerlos” de que Argentina necesita tiempo para crecer y reactivar su economía. El plazo necesario, en principio, para poder reetablecer este crecimiento, sería de 2 años sin pago de capital ni intereses. 

Sin lugar a dudas, el proceso de renegociación será arduo y complejo, debido a los fuertes intereses de actores como fondos de inversión internacinales que buscaron altas rentabilidades en bonos soberanos argentinos durante los últimos años.

Por otro lado, una de las aristas más complejas de esta brutal carga de deuda es el peso de deuda en moneda extranjera: el 80% de la deuda está denominada en dólares. Es por este motivo –y por nuestro histórico problema de restricción externa– que uno de los puntos centrales de la agenda del flamante gobierno es identificar las potenciales fuentes de generación de recursos en moneda extranjera. ¿Será Vaca Muerta? ¿La soja? ¿Exportaciones de la industria?

El futuro de la economía dependerá de la posibilidad de motorizar un proceso de crecimiento con generación de estos recursos. Además, el plan con el Fondo Monetario debe ser reformulado poniendo el énfasis en la necesidad de la recuperación de la economía como paso previo para comenzar a pagar los vencimientos, dejando de lado las políticas monetarias y financieras de corte ortodoxo que fueron impuestas a nuestro país. 


*Cecilia Allami - Investigadora docente IDEI- UNGS- 

 

 

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