Suena el ¡que no se disparen los precios!

Mientras el presidente mantiene conversaciones con sus pares internacionales de cara a las negociaciones con el FMI, en el terreno doméstico las declaraciones giran en torno al 29% inflacionario pronosticado en el presupuesto y la posibilidad de alcanzar acuerdos entre sindicatos y cámaras empresarias.

La primera semana de febrero deja algunas tendencias que el gobierno querría mantener. La primera, y más importante, es que el Banco Central logró encadenar cinco ruedas consecutivas de compras netas de divisas. Los últimos cinco días acumuló alrededor de USD 150 millones, reforzando la tendencia compradora que en enero había sido más volátil. El hecho de que la autoridad monetaria pueda acumular reservas es valioso teniendo en cuenta que el segundo mes del año suele plantear mayores presiones cambiarias. Se registraron divisas provenientes del sector agropecuario que se corresponden con una liquidación tardía de la cosecha de trigo.

Otro elemento que cabe destacar es que el dólar blue y el contado con liquidación cerraron la semana debajo del solidario (que suma el impuesto PAÍS y el adelanto por Ganancias). La cotización del informal alcanzó su más bajo valor desde el 21 de diciembre pasado y el viernes subió un peso para cerrar en $ 151; de acuerdo con las explicaciones de algunos analistas, una abultada oferta de billetes verdes producto de exportaciones no declaradas (puntualmente sojeras trianguladas por Paraguay) habría provocado la baja. Los dólares financieros, en tanto, vienen “pisados” desde fines de noviembre producto de las intervenciones oficiales.

En este contexto, el Central se prepara para apretar el torniquete y sumarse a la estrategia oficial de tranquilizar la nominalidad de la economía, e informarlo además. Pesce anunció que reducirá el ritmo de minidevaluaciones del dólar oficial, que pasará de 3,7% a un 3% mensual, y además corregirá a la baja las posiciones de dólar futuro. La administración cambiaria será cautelosa de no provocar una apreciación sostenida que pueda perjudicar al comercio exterior. Si la inflación se mantiene a raya del presupuesto, dicha política será asequible. Implica una calibración constante, porque, como indicó, “para este Banco Central, tres factores contribuyen a la inflación: tipo de cambio, paritarias y tarifas”.

“Las paritarias no tendrán piso ni techo, somos un gobierno peronista” comunicó la dupla que comanda la Jefatura de Gabinete, en una semana donde se sintieron los primeros mensajes de las cúpulas sindical y empresaria de cara a un llamado que realizara el propio presidente Fernández a una puesta en común la semana entrante. Con miras a la dinámica salarial, un informe que publicó el ITE de la Fundación Germán Abdala hace unos meses, indica que ganándole 8 pp por año a la inflación, recién en 2025 se recuperaría el salario de 2015. Por su parte, la consultora Abeceb señaló esta semana que para retornar al mismo número de ocupados que en 2019 se requerirán cinco años de crecimiento por encima del 3%. Creemos que el primero del los objetivos será más dificultoso, pero no perdemos expectativas. El gremio de bancarios informó que se dispuso un aumento del 29%, bien alineado con el Presupuesto, para los salarios hasta agosto de 2021.

Los empresarios, en tanto, hablaron de una “cultura inflacionaria” de la que no son la causa sino la consecuencia, sentenciaron: “corregir el marco económico y darle previsibilidad al tipo de cambio y la emisión monetaria (…) son factores que influencian el proceso inflacionario”. En La Nación+, el economista Ariel Coremberg advirtió sobre el estancamiento de la inversión en Argentina, fenómeno que adjudicó a la falta de credibilidad en la política del gobierno. Los valores en bolsa de las empresas nacionales están a precio de remate y no hay que confundir la adquisición de las mismas (en la jerga “un cambio de manos”) con proyectos que buscan aumentar la producción, advirtió.

Lo cierto es que tampoco se avecinan pronósticos catastróficos; para el agro la cosecha será buena lluvias mediante y además aumentan los precios de las commodities en las plazas internacionales. Si el gobierno logra cuidar el poder adquisitivo de los salarios, se espera una buena dinámica del mercado interno, pero ese es el punto clave: no sabemos cómo evolucionará el índice de precios. Algunos relevamientos que se anticipan al dato de INDEC de la semana entrante, indican una fuerte suba en el rubro de alimentos (entre un 5,5% y 6% respecto de diciembre) si bien advierten que –en supermercados– los descensos del precio de las carnes son notorios. En miras a esa dinámica y, según otra lectura plausible, también para ratificar la paz cambiaria, hasta abril y mayo que comienza la liquidación por exportaciones de soja, la vicejefa de gabinete sostuvo en declaraciones radiales que “no se descarta una suba de retenciones”. Con esta nota de color cierra una semana de mucho intercambio en torno al tema precios, con la brisa fresca de un dólar estable al menos en lo que va del mes.

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