Tensión en el Frente de Todos: ¿qué se resolvió?

El resultado de las PASO puso en evidencia fuertes diferencias dentro del Frente de Todos.


Tras un día lleno de tensiones, reuniones y especulaciones varias, el presidente se retiró de la Casa Rosada a las 21.35 de la noche. Formalmente, al menos, el Gabinete quedó sin modificaciones y allegados a Alberto Fernández aseguran que no habrá cambios inminentes, al menos en los cargos más relevantes. Desde el entorno de la vicepresidenta, a su vez, ponderan que la coalición del Frente de Todos sigue en pie y remarcan, como gesto conciliador, el llamado de Cristina al ministro Guzmán en la tarde del miércoles desmintiendo que haya pedido su renuncia. En el medio, Sergio Massa se puso el traje de garante de paz, intentando acercar a las partes en conflicto. 


Tensiones post-PASO

La derrota electoral del domingo 12 fue el detonante de una interna en el Frente de Todos que se venía gestando desde hacía meses. Tal vez el punto de partida en la escalada de tensiones fue en septiembre de 2020, cuando el ministro de Economía, Martín Guzmán, decidió interrumpir el IFE, una de las políticas sociales más exitosas del gobierno nacional. El objetivo fue reducir el gasto fiscal, y confiar en que el levantamiento gradual de las restricciones por la pandemia traería aparejada la recuperación económica y la mejora en los indicadores sociales. El kirchnerismo, con Axel Kicillof y Cristina Fernández a la cabeza, no compartieron la medida y lo hicieron saber en su momento. 

El torniquete a las cuentas públicas realizado por Guzmán tenía de fondo no solo la negociación con el FMI, otro capítulo, cabe agregar, en el que existen diferencias importantes entre el presidente y su vicepresidenta. Guzmán está convencido, y ayer lo hizo público nuevamente, que la mejor garantía para mejorar la situación de los sectores más vulnerables es "cuidar la macro". En criollo, ello significó, para 2021, reducir en forma significativa la emisión por temor a que la inyección de pesos presione sobre el dólar al punto de hacer insostenible para el Banco Central mantener el tipo de cambio bajo control. "Una devaluación, y más en año electoral, sería el fin del proyecto Frente de Todos", confían funcionarios del Ministerio de Hacienda. 

Del otro lado, el abanderado de la posición contraria, y así lo hizo público en más de una ocasión, es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Su postura es que en tiempos de pandemia, deben romperse todos los manuales de Economía. Para tiempos extraordinarios, medidas extraordinarias. Traducido: hay que inyectar pesos, meterle plata en el bolsillo a la gente. Subir el salario, aumentar jubilaciones, reinstalar el IFE, ofrecer más y mejores condiciones crediticias para las PYMEs, son algunas de las medidas propuestas. 

Pero las tensiones también se originan en otro frente. La vicepresidenta es muy crítica del funcionamiento del Gabinete en general, de la dinámica burocrática imperante en la Casa Rosada. Y ahí todos los cañones apuntan a Santiago Cafiero. "Nada personal, pero esto así no funciona", resume un ladero de Cristina. Y ahí hay un punto crítico, porque el presidente cree que la embestida a Cafiero es una embestida contra él mismo. "Piden la cabeza de Cafiero porque el presidente tiene mandato fijo y no lo pueden sacar, pero los cañones apuntan a Alberto", grafican del lado presidencial. 


¿Quién renuncia?

El martes a la noche se reunieron, a solas, el presidente y la vicepresidenta para analizar la estrategia a seguir tras la derrota sufrida el domingo. No trascendieron detalles del encuentro, pero indudablemente las cosas no se resolvieron. La postura de Cristina fue insistir en algo que dijo ya en octubre de 2020: "hay funcionarios que no funcionan", y tras el traspié electoral, "urge hacer un cambio profundo, un volantazo". 

Acompañando ese diagnóstico, el mismo martes, la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, pidió la renuncia de todo su gabinete. En la provincia de Buenos Aires ocurrió lo mismo con los funcionarios que asisten a Kicillof. 

Alberto coincide con el diagnóstico y en la necesidad de un giro en la gestión. Los puntos del desacuerdo, en este caso, son dos: quiénes deben dejar su cargo y cuándo deben hacerlo. Para el presidente, el recambio no debe ser inminente, y prefiere esperar a noviembre. 

Tras el encuentro sin final feliz, el miércoles a la mañana Alberto Fernández se mostró con Guzmán y Cafiero (también Kulfas, otro de los cuestionados). En el kirchnerismo molestó más que nada el discurso del ministro de Economía, que citando a la propia vicepresidenta, se encargó de hacer una defensa irrestricta de su gestión. 

Las renuncias del sector cristinista del Gabinete no tardaron en anunciarse. El primero en hacerlo fue el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Le siguieron conocieran las del ministro de Ciencia, Roberto Salvarezza - el ministro de Justicia, Martín Soria - el ministro de Ambiente, Juan Cabandié -  la directora ejecutiva de PAMI, Luana Volnovich - la directora de ANSES, y Fernanda Raverta. 


Reuniones, apoyos y la llamada de Cristina

A partir de ese momento, una intensa actividad de reuniones y cónclaves se desató en la dirigencia del Frente de Todos. Por un lado, los funcionarios más cercanos al presidente se congregaron en la Casa Rosada. Estuvieron Katopodis, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, Guzmán, el de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el de Trabajo, Claudio Moroni, el canciller Solá, Frederic y también la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra. Cerca de las 17, llegó también el propio presidente, junto con el secretario general de presidencia, Julio Vitobello y el vocero, Juan Pablo Biondi.

En paralelo, empezaron a llegar los apoyos al presidente de distintos sectores del peronismo. Primero fue el turno del Movimiento Evita que, a través de un comunicado difundido en redes sociales, convocó a una marcha para hoy. Allegados al presidente trabajaban a la noche para desactivarla. Luego, Fernández recibió el respaldo de gobernadores, intendentes, legisladores y referentes sindicales.

Massa, la tercera pata de la coalición gobernante, a su vez, reunió a los suyos en el Congreso para decidir qué postura adoptar. El tigrense cree también, al igual que el kirchnerismo, que urgen los cambios de nombres en el Gabinete. Sin embargo, considera que la jugada de poner públicamente a disposición las renuncias de los ministros fue demasiado arriesgada y una presión innecesaria al presidente. 

A media tarde, y luego de la visita de Aníbal Fernández a la Casa Rosada, CFK, para descomprimir un poco las tensiones, llamó por teléfono a Guzmán, para decirle que ella no estaba pidiendo su renuncia. 


Sin cambios, por ahora

El presidente se retiró a las 21.30. Massa, que estuvo reunido con Cafiero, salió pasadas las 22 horas, sin hacer declaraciones. Todo parece indicar que las tensiones cedieron y que la sangre no llegará al río. 

De todas maneras, resta saber qué pasara con el Gabinete. Hay quienes sostienen que el presidente hará algunos retoques pero no en puestos importantes. Todo apuntan, aseguran, en relanzar el gobierno con medidas sociales más ambiciosas. El voto en contra del domingo fue por razones económicas, aseguran. 

Un signo de que las tensiones habían cedido, es que de manera coordinada, los intendentes más cercanos a Cristina salieron con un mensaje unificado en sus cuentas de twitter a decir que las renuncias del Gabinete eran una forma de fortalecer al presidente. Alberto Fernández puso un like a esos tuits. La historia continúa.

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