Una de poetas y policías

Por: Julián Axat

a Esteban Rodríguez Alzueta

 

(foto de archivo, prontuario policial de Roque Dalton, 1960)

 

+ Poesía - Policía

La palabra griega Polis (πόλις- ciudad) tiene demasiados derivados etimológicos. Política (politeia, politika). Policía (politia). Aunque se discute si Poesía (poiesis o Mnemósine) deriva de aquella. ¿A cuál de todas someter el gobierno de la polis?

Para Platón, a los poetas mejor echarlos de la República; es decir, de la Polis. Por eso dirá Aristóteles en su “Política”: “Ante todo, un Estado no puede existir sin ciertas magistraturas, que garanticen el buen orden y la tranquilidad” (1321 b, 6). Desde entonces, el gobierno de la polis es un asunto de la Política y de las Policías. No de los Poetas.

Ya en 1921, el enorme Vladimiro Maiakovsky, en su “Conversación con el inspector fiscal sobre poesía”, se quejaba de este gobierno de los polis sobre los asuntos de los poetas:

Ciudadano inspector, /perdone la molestia./ Gracias, /no se preocupe,/ me quedaré de pie. /Quiero tratar un asunto bastante delicado: /qué sitio ha de ocupar el poeta/ en las filas obreras. /Igual que los que tienen/ tiendas y terrenos/ también yo debo pagar/ impuestos./ Usted me pide/ quinientos al semestre/ más veinticinco/ por no declarar a tiempo (…) Hoy la rima del poeta /es caricia también,/consigna, /látigo,/bayoneta (…)

Por eso, como decía en una consigna de un grupo de amigos de HIJOS: “Más poesía, menos policía”. Y viene a mí Roque Dalton, detenido, posando para su prontuario en 1960, que más tarde escribirá en una suerte de ajuste de cuentas con la policía, con el acento puesto en la traición popular:

“Siempre vieron al pueblo/ como un montón de espaldas que corrían para allá/ como un campo para dejar caer con odio los garrotes. /Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería y entre el pueblo y el ojo/ la mira de la pistola o el fusil…”.


Los hijos de los pobres o los poetas defienden a la policía

A diferencia de Dalton, Pier Paolo Pasolini, el 2 de enero de 1968, tras la batalla de Valle Giulia –prolegómeno italiano del Mayo Francés– publicó en L´Espresso un poema titulado “¡El PCI a los jóvenes!” que causó gran revuelo, por su defensa a la policía frente a los jóvenes hijos de la burguesía:

Tienen caras de hijos de papá.// (…).// Son miedosos, ambiguos, desesperados // (¡muy bien!) pero también saben como ser // prepotentes, vengativos y seguros: prerrogativas pequeño-burguesas, amigos.// Cuando ayer en Valle Giulia se cagaron a trompadas con los policías, // ¡yo simpatizaba con los policías!/ Porque los policías son hijos de pobres. (…) 

Hay unos versos de Gabriela Mistral, que elogia a los Carabineros de Chile, en un breve poema dice:

Gracias a los que velan desvelándose. Ustedes son, sin saberlo, los guardianes de nuestro sueño y la conciencia de la ciudad”. 


En Chile hasta los poetas son policías

Y entonces se me aparece el gran Nicanor Parra y sus “Chistes parra desorientar a la policía poesía” (1983):

Los pollitos dicen pío píopío / porque tienen hambre / porque tienen frío /piececito azuloso de frío / cómo os ven y no os cubren /Marx mío! (…)

Volviendo a los Carabineros de Mistral, hay un dicho que dice: “en Chile levantas una piedra y hallarás a un poeta”. Por eso, debajo de esas piedras hay: ¡Carabineros poetas!

Francisco Darío De la Fuente Duarte es uno de ellos. Nació en 1922 en Valparaíso, y falleció en 2017, a los 93 años. Llegó a ser Coronel de Carabineros. Autor de medio centenar de libros, entre los que se destacan “Malleco” (1946)  y “Neruda y yo” (2005). Un auténtico poeta policía, multipremiado y candidato-varias veces- al Premio Nacional de Literatura.

De él son las famosas “Quintillas”: ¿Facetas que nos igualan? /Hay tres bastante acentuadas: /Por ser hombre, cuerdo o loco, /de Atila, Baco y Tenorio/ todos tenemos un poco.

O, si no: Puerta: 

La cierro o abro estableciendo/ con ella mis íntimas fronteras,/Puede ser material o simplemente/ una forma de ser, un sentimiento./Ella fija el ritual de cada día/ enmarcando un profundo simbolismo. /Encerrarse o salir: eso es la vida; /porque hay puertas a rutas diferentes,/ a la tristeza, al pesar a la alegría./Por un portal se llega a la existencia/ y otro fija la eterna despedida./Yo tengo solamente algunas llaves/ de las puertas que encierran mi guarida,/defiendo a veces mis umbrales/ con una innata rebeldía /y labro mis caminos piedra a piedra/ con mi modesta escribanía./Se cierran unas puertas, otras se abren/ y entre abrir y cerrar van sucediendo/ los blancos y los negros de mis días.

Pero estos chilenos no se traen con chiquitas, en el mejor recuerdo de “Estrella distante” de Roberto Bolaño, encontramos al poeta abogado Bruno Vidal (Santiago de Chile, 1957), que escribe “Arte marcial” (1993) ,“La solución es militar” (2007) o “Rompan filas” (2016), famosos poemarios experimentales e incorrectos sobre las formas del lenguaje en una sociedad atravesada por el lenguaje fascista y marcial del pinochetismo; al punto que uno no sabe si lo que está leyendo es un elogio de la tortura o una parodia del lenguaje de militares y policías. Aquí un fragmento: 

¡CAMBIO Y FUERA! /Aquí la luz de los reflectores.... /No le hará daño...................... Se usará sólo en la producción/ de efectos escénicos/ -Relájese compadre-

 

Épica de la hermandad azul

En nuestro país, luego del gran Fray Mocho (seudónimo de José Álvarez) que dominara el arte de la crónica siendo Comisario de Pesquisas, la relación entre poetas y policías no ha sido muy feliz que digamos. Recordemos que el gran Leopoldo Lugones tuvo un hijo Comisario (Leopoldito Lugones) que en vez de elegir la herencia poética, hizo su propio camino inventando la picana eléctrica.

Nacido en 1926 en San Nicolás y radicado luego en La Plata, el profesor Atilio Milanta es poeta reconocido de larga trayectoria en el ejercicio de la abogacía y la docencia policial. Milanta además de escribir muchísimos libros de poesía, supo armonizar el decálogo del policía bonaerense con los valores poéticos que profesa, como una suerte de síntesis entre el espíritu del orden y la épica que se hace carne en el uniforme azul: 1. Ama. 2. Cree, 3.Estudia, 4. Idealiza, 5.Lucha, 6.Manda, 7.Obedece, 8.Piensa, 9. Trabaja, 10. Vence.

La figura de Juan Vucetich (padre de la escuela de policía y de la identificación dactiloscópica), brilla como busto áureo representando algo así como la romántica de cierto positivismo policial. A los curiosos, les sugiero que se bajen completo el decálogo receptado por el Decreto nº 3693/91, con sus fundamentos directamente al libro de Milanta.

Allí encontrarán también a Ricardo Massa, poeta argentino que escribió la “Marcha de la policía de la provincia de Buenos Aires”, que aún se canta en la Escuela Vucetich y dice así:

En las filas de esta policía/ crecen juntos Honor y deber/ como los camaradas fraternos/ que han sabido llegar a vencer/ Actitud permanente de guardia/ que no sabe de claudicación/ centinela de todas las horas/ arriesgada y viril vocación (…)

En esa romántica policial del siglo XIX, solo hay cuerpos, honores, padres, machos, jinetas, espíritu, orden, cruz y sangre. Claro que el tiempo no es el de hoy, allí no hay lugar para delicados, mujeres, ambiguos, ni –acaso– libre-pensadores.


Policías poetas de servicio

“Poemas de policías” es un blog que escriben los policías de calle de nuestro país y que va compilando poemas que van siendo redactados en la vorágine cotidiana del servicio. Incluso a modo de descarga, por medio del WhatsApp; y que vale la pena chusmearlos de vez en cuando (yo lo hago, ¡no vaya a ser que un día me encuentre con la sorpresa de un gran poeta!).

Muchas de estas escrituras que transcribe el blog, son anónimas (los polis no se atreven a develar su nombre por temor a represalias). La mayoría de ellas gira en torno a tres o cuatro tópicos ya tratados por el profesor Milanta en su ya mencionado decálogo: la afirmación del servicio, el pecho a las balas, el valor y la entrega, y el homenaje a los caídos en servicio.

Transcribo uno, titulado Levántate Policía:

Ánimo oficial de policía cuando te sientas /Cansado recuerda aquel primer día que usaste/ Tu uniforme cuan orgulloso estabas, renueva esa emoción/ Esa energía, recuerda tus buenos servicios y aprende de los malos,/Jala el aire y sale de nuevo a patrullar con esa gallardía y valentía/ Que te caracteriza que solo unos cuantos tenemos el privilegio/ De portar un uniforme(Anónimo, escrito por whatsapp)

Después están los homenajes a los caídos en servicio, que son parte de la épica azul, y se podrían titular “San Miguel Arcángel en la puerta de la taquería…”. Así, por ejemplo “Palabras encontradas entre los efectos de un policía caído en combate”: 

La meta se fija para el hombre/ El sacrificio es grande y mucho/ Las horas largas y mudas, la ansiedad del regreso/ Y la paz del hogar esperan/ La vida no está comprada y mucho menos la mía/ Día tras día y noche tras noche/ El final es incierto e inesperable para todos/ Pero todo esto tiene su sacrificio, ser policía/ al servicio de la comunidad las 24hs, por ustedes/ y para ustedes POLICÍA FEDERAL ARGENTINA (palabras halladas entre los efectos personales del Cabo 1° Luis Alberto Rojas, L.P. 4388, caído en combate en el cumplimiento del deber el 19 de febrero de 1999)


Jóvenes policías y poetas

Como hemos visto, no hay razón sin épica. Ni aun para ciertos jóvenes policías con aire de transformación, aplastados aun por la obediencia cuasi militar del autogobierno, y la degradación de –al decir de Walsh– puede derivar en las mano en la lata o en la secta del gatillo alegre.

Por eso termino con estos versos:

Los policías, cuando son jóvenes, son reformistas/ Cuando ya están llegando a la cúpula se convierten en conservadores. /Y después cuando se retiran o los exoneran vuelven a ser reformistas/ Pero cuando tienen el poder para hacer algo son conservadores/ Los poetas son más bien parecidos/ cuando son jóvenes son malditos y sueñan con el  absoluto/ cuando se están consagrando o caen perdidos se vuelven poetas de derecha/ algunos retornan a su pasado perdido y estimulan a los jóvenes poetastros/ pero cuando ganan un concurso literario ya no contestan ni los mails/ no te leen los manuscritos/ y no les pidas que te prologuen…  (Un poeta & un poli, en Rimbaud en la CGT, 2010).


Sobre el autor: Julián Axat es escritor y abogado.

Diarios Argentinos