Vacunarse en Miami y la restricción externa

¿Cuáles son las ventajas y desventajas para el país de que haya gente que viaja a Estados Unidos para vacunarse contra el covid-19?

La apertura de la vacunación más o menos libre en Estados Unidos, pensada principalmente para habitantes indocumentados pero aprovechada por turistas de todo el mundo, ha abierto una discusión en Argentina respecto a los juicios morales respecto de esta práctica y a la conveniencia de que se la promueva o incluso de que se la subsidie. Esto se potenció con el anuncio de que el expresidente Mauricio Macri se había vacunado en una farmacia de Miami, luego de afirmar, en el mes de febrero, que no se vacunaría hasta tanto todo el personal esencial estuviera vacunado. En esta nota nos abstendremos de entrar en la discusión moral y nos centraremos en la discusión económica. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas para el país de que haya gente que viaja a Estados Unidos para vacunarse contra el covid-19?

En principio, por el lado sanitario, indudablemente es bueno para el país que más gente esté vacunada. En lo económico también, dado que la propia circulación del virus es nociva para la actividad, y si esto se complementa con las restricciones que deben ser impuestas para proteger la salud, es claro que a mayor población vacunada, menores serán los efectos sobre la economía de la pandemia.

Sin embargo, ¿cuántas personas pueden vacunarse en Miami? Actualmente hay en promedio tres vuelos por día a Estados Unidos en aviones de aproximadamente 300 pasajeros. Son 900 personas por día, lo que equivale a 27.000 por mes. Antes de la pandemia había como máximo diez vuelos por día a Estados Unidos, entre Miami, Nueva York, Houston, Dallas, Atlanta y Los Ángeles, tanto por Aerolíneas Argentinas como por líneas estadounidenses: American Airlines, United Airlines, Delta Airlines. Estamos hablando de 3.000 pasajeros por día o 90.000 pasajeros por mes. Supongamos que sumamos a la gente que vuela a Estados Unidos con escala en otros países (los más usuales, Chile, Brasil, Perú o Panamá) y llegamos a 200.000 pasajeros en un mes. Es una enorme exageración, pero hagamos ese supuesto. Argentina está vacunando a 100.000 personas por día, así que en este caso, suponiendo que todos los pasajeros de estos vuelos son argentinos que viajan a Estados Unidos a vacunarse, se estaría vacunando en Estados Unidos en un mes el equivalente a la vacunación de dos días en Argentina. Es decir, la población vacunada aumentaría en menos de un 7% mensual. Con los vuelos actuales, la vacunación equivale a un aumento del 0,5% sobre la vacunación total. ¿Cuál es el impacto sobre la actividad económica de aumentar un 7% la vacunación mensual? No parece ser demasiado relevante.

¿Cuáles son los costos? Bien, supongamos que no hay ningún subsidio estatal y que cada persona se paga el viaje a Estados Unidos con “su” dinero. Dado que salvo la de Johnson & Johnson, se trata de vacunas que requieren una segunda dosis a las dos o tres semanas -y en algunos casos tres-, el viaje a Estados Unidos requiere una estadía más o menos larga. En este momento los pasajes a Miami están relativamente caros, pero en tiempos normales promedian los 1000 dólares ida y vuelta. Si bien siempre se pueden pagar en pesos, en el caso de Aerolíneas Argentinas esos pesos se destinan en parte a pagar costos en dólares, como tasas y slots aeroportuarios, combustibles, etc. En el caso de las líneas aéreas extranjeras, si bien tienen parte de los costos en pesos, para sus oficinas y personal local, el grueso de esos pesos sale en forma de dólares al exterior. Es decir, una parte importante de esos 1.000 dólares efectivamente sale del país en forma de dólares, disminuyendo las reservas. En el caso del alojamiento y la comida, son gastos que se hacen en dólares. De nuevo, si se realizan con tarjeta de crédito argentina, quien los hace los pagará en pesos al tipo de cambio solidario, pero del Banco Central saldrán los dólares para hacer ese pago. También hay que pagar seguro médico en caso de que quien viaje no lo tenga ya asignado por su tarjeta de crédito y la visa para ingresar a Estados Unidos como turista en caso de que quien viaje no tenga ya una visa vigente. También son gastos en dólares o en pesos que luego se convertirán en dólares. Sin compras adicionales, el presupuesto total para ir a vacunarse a Miami ronda entre los 3.000 y 3.500 dólares por persona.

Es decir, a menos que ese gasto se realice con dólares en efectivo o adquiridos en el mercado paralelo, por cada persona que viaje a Estados Unidos a vacunarse el Banco Central perderá entre 3.000 y 3.500 dólares de reservas. Dependiendo del resto de las variables del sector externo, las bajas en las reservas pueden conducir a que aumenten las expectativas de devaluación y con ello a que se posterguen liquidaciones de exportaciones y a que se adelanten importaciones. Si se concreta una devaluación, habrá impacto en los precios de todos los bienes y caída de los salarios reales, profundizando la crisis y agravándose la pobreza.

En el ejemplo anterior, en el que volvemos a los vuelos pre-pandemia y viajan 200.000 personas por mes a vacunarse en Estados Unidos, estamos hablando de un costo total de 600 millones de dólares. Equivale exactamente al superávit comercial mensual que tuvo el país en 2020. Es decir, de repetirse en 2021 los parámetros de 2020, todo el superávit comercial se estaría esfumando.

Cierto es que en tanto no haya subsidios ni políticas promocionales podemos suponer que quienes hoy viajan a Miami a vacunarse y pasan tres semanas allí son personas que, si no se permitiera la vacunación a extranjeros en Estados Unidos, probablemente luego de la pandemia decidan hacer un viaje al exterior. En ese sentido, el efecto de la caída de las reservas en el largo plazo sería neutro, a menos que se trate de gente con capacidad para viajar dos veces (ahora para vacunarse y de nuevo cuando termine la pandemia). Es en ese sentido que se puede sostener que no es problemático para el país que quien quiera viajar a Miami a vacunarse lo haga.

Algunos referentes  y adherentes de Juntos por el Cambio plantearon la necesidad de que el Estado subsidie o promueva los viajes a Estados Unidos a vacunarse, ya sea reduciendo impuestos o bonificando pasajes en Aerolíneas Argentinas. En tal caso, a menos de que el subsidio sea total y cubra los 3.000 a 3.500 dólares que mencionamos anteriormente, este solo podrá ser beneficiado por las familias ricas, capaces de pagar el monto no subsidiado. Es decir, sería un subsidio absolutamente regresivo. Si, en cambio, el Estado subsidiara esos 3.000 dólares completos a toda la población, los montos en dólares equivaldrían a más de las actuales reservas del Banco Central, además de requerirse una infraestructura aérea inexistente o de necesitarse una cantidad de tiempo ridícula.

La sola sugerencia de que el Estado promueva la vacunación de argentinos en Estados Unidos da cuenta de una total incomprensión del problema de la restricción externa. El problema no es necesariamente fiscal, no se trata de los costos en pesos que el Estado puede subsidiar o no -en todo caso, deberá evaluar sus consecuencias, pero la restricción es indirecta-. El problema son los dólares (escasos) que eso implica para el país, sobre todo en un contexto en el que por razones sanitarias el turismo receptivo está vedado.

Esto es independiente de cualquier criterio ético respecto a si está bien o mal vacunarse en Estados Unidos (en todo caso, esa es una discusión para Estados Unidos) o a si está bien que el Estado regule la salida de divisas. No se trata de lo justo sino de lo conveniente. Y claramente promover la salida masiva de divisas escasas para que aumente muy poco la población vacunada o para que se liberen unas pocas vacunas que esas personas dejarán de demandar en Argentina no tiene ningún sentido económico. ¿Tiene sentido sanitario? Dejamos esa pregunta para ser respondida por quienes saben del asunto. Ser economistas no nos autoriza a hablar de cualquier tema.

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