Yo estuve en ese lugar (alguna reflexión sobre la reciente muerte de Maradona)
Esta semana se ha producido una de las muertes más impactantes y dolorosas no solo para nuestro país, sino para el mundo entero.
Seguramente, muchos tenemos alguna anécdota en algún lugar remoto, donde para que ubicaran a la Argentina, apelábamos inmediatamente a mencionar a Maradona. Y, entonces, el taxista o quien fuera nos decía: ”Ah Maradona, sí, sì.”.
En todo este proceso me ha llamado fuertemente la atención la referencia continua a “la familia” de Maradona. Ya sea, “la familia” que organizaba su velatorio, “la familia” a la que llamaba el Presidente, “la familia” a la que el Papa enviaba un rosario, etc., etc.
Cuando rastreaba un poco más, me encontraba con que en esta categoría se incluía solo a su ex esposa Claudia, y a dos de sus hijas, Dalma y Giannina.
Sin embargo, Maradona ha tenido una segunda esposa, Verónica Ojeda, con la cual desconozco si pasó o no por el Registro Civil, pero con la que convivió muchos años y tuvieron a su hijo Diego Fernando. Y también una pareja estable durante los últimos siete años, Rocío Oliva, de la cual se separó hace poco y con la cual él ha declarado siempre estar profundamente enamorado.
Resta mencionar a sus otros hijos, Jana y Diego Jr, al menos entre los reconocidos.
Entonces, por qué solo Caludia, Dalma y Giannina son “su familia”?.
No fue difícil evocar en ello mi propia historia personal, en la que siendo “segunda esposa” conviviente, no pasada por el Registro Civil, he sentido la discriminación en situaciones similares, donde la prioridad y el lugar especial lo ocupaba la primera esposa y madre de los primeros hijos, de la cual - sin embargo- mi marido de entonces hacía tiempo se había divorciado.
Ahora bien, esto sucedía en los 80. Mi convicción era que este tema se había deconstruido y que en este siglo había sido más que plenamente superado,
Error!. Basta un hecho que concita el interés público para constatar que la sociedad sigue tan pacata como en esa lejana década, y que se necesita más que el Código Civil y la propia realidad de la pareja para dejar de ser una “concubina” y pasar a ser “la familia”.
Al menos, quizás ayude saber que en este terreno - y seguramente en otros afines- tenemos aún un largo camino para recorrer, y sin diferencias de género, ya que esta “ familia de Maradona” es la que han reconocido estos días tanto hombres como mujeres.
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